Las Telecomunicaciones han avanzado en desarrollo tecnológico y en significación socio- económica. La incesante modernización tecnológica y el vertiginoso impulso del sector se traducen en la posibilidad de ampliar las prestaciones con nuevos servicios para cubrir las constantes demandas. Ello implica que su regulación también debe actualizarse. Las nuevas tecnologías responden a necesidades como la comunicación y la información permanente y al instante, en tiempo real. El desafío imperante para las telecomunicaciones no es sólo adecuarse a los cambios, sino también velar para que los sectores más vulnerables de la población no queden excluidos del desarrollo tecnológico. Hoy más que nunca las telecomunicaciones y todo lo relacionado a ellas —calidad, gestión, regulación, tarifas, interconexión, convergencia, competencia, liberalización, control—nos plantean el desafío de ordenar la convivencia entre todos los actores: empresas, usuarios y Estado, con reglas claras que nos permitan alcanzar un auténtico mercado competitivo y justo.