De pronto un día, Alfonso Casas volvió a los cuadernos, como quien regresa a casa después de un largo viaje. Sus ilustraciones, tras el exilio, se quedaron en los huesos. Alfonso ha sobrevivido. Ha vuelto ligero de equipaje, vibrado, puro músculo. Y se dispone a ganar el concurso que retransmite nuestra odisea sentimental en streaming y la comparte en las redes sociales