Es la metafísica del optimismo que yace en el fondo de todo esto. Por eso Adam Smith puso como base de su teoría el teísmo de la armonía universal. Por ello cree la democracia burguesa en el desarrollo como la gran divinidad que insta a los hombres, por sí mismos, con violencia férrea a avanzar con el paso del tiempo. La relación entre el Estado y la Iglesia es algo irracional en su esencia. Es la relación de dos soberanías que no se soportan pero que no se pueden prescindir la una de la otra. Todavía una cuestión de la que se habla mucho y que recibe aquí su respuesta. Se trata de si el mundo moderno es un avance puro y absoluto, el avance en sí, que eleva a cada nueva época hacia un nivel más alto en el desarrollo, que evoluciona constantemente hacia delante o si esto, quizá, no sea más que el comienzo del declive y ocaso del pueblo europeo. Nosotros percibimos que todo esto son verdaderas realidades y avances, pero al mismo tiempo percibimos que todo esto también encierra grandes peligros. A nosotros no nos queda más que orientarnos por lo existente y que, según parece, no ha agotado sus fuerzas. Somos hijos del tiempo y no sus señores. Son ejemplos de las muchas, acertadas y llamativas frases del autor. Ernst Troeltsch (1865-1923), moviéndose, hasta 1907, entre la filosofía, sociología, teología y política, que podemos disfrutar en los textos aquí presentados y que, a pesar del tiempo transcurrido, siguen siendo actuales. Son sus investigaciones iniciales, sus primeros escarceos en el complejo arte de la creación y transmisión de ideas que culminan en esta su primera etapa- en una de sus más importantes obras: Die Soziallehren, ya editada por la Editorial Dykinson S.L., número 118 de esta misma colección.