Este libro sigue el ritmo de La alondra y las tortugas del mismo autor: nos ofrece la ocasión para una pausa y alimentar el alma, que tanto necesita de reposo y propuestas que la renueven, con breves narraciones y una sugerencia. Mensajes sencillos cargados de bondad y optimismo para saborearlos sin prisas. Si cerramos luego los ojos y abrimos el corazón nos daremos cuenta enseguida que siempre hay estrellas incluso en la noche más oscura de la vida.