Nada inquieta más a los padres, ni les suscita más dudas y temores, que la eduación de sus hijos. Este ensayo de Montaigne les servirá de guía y consejo, al tiempo que confiere el suficiente aplomo para desenvolverse en tan difícil tarea. No es fácil: en ella se ha de conjugar una cierta liberalidad, la suficiente para que los hijos ganen para sí autonomía, con dosis justas de firmeza. Sin ella, los hijos se desencaminan con demasiada facilidad. Con más de la necesaria, se vuelven pusilánimes y miedosos.