El mito del andrógino ha tenido una gran influencia en todas las artes. Péladan, con su gran erudición y originalidad de pensamiento, le sigue el rastro desde Egipto hasta los clásicos grecolatinos y la figura católica del ángel, para acabar dedicándole un himno, que es también un himno a la Belleza. Para Péladan "ser bello es pertenecer a un tercer sexo".