En una época de extraordinaria fascinación por los sentido, el París de finales del siglo XIX fue testigo del florecimiento de un fenómeno conocido como sinestesia, literalmente sensación conjunta. Pintores, músicos, poetas, dramaturgos e incluso creadores de perfumes, asumieron para sus disciplinas cualidades específicas de esferas artísticas ajenas con la intención de lograr, por ejemplo, una pintura musical o una música conformada con palabras . E presente ensayo propone una aproximación a este fértil entramado de correspondencia sensoriales.