«Me quedé mirando el papel. Me hacía muy feliz, y cuanto más pensaba en ello, más me gustaba la idea de tener un padre inventado. Aunque los padres de verdad también pueden ser geniales. Pero este padre mío era perfecto.» Como si no fuera suficiente con su nombre... Ambra Alessandra Leola Kimiko Miyamoto. ¿En serio? Encima empieza en un instituto nuevo, una experiencia bastante dura si eres diminuta, medio italiana y medio japonesa y tienes un teléfono móvil neandertal. Pero peor aun que ser nueva, pequeña y la mitad de algo es que la otra mitad se haya perdido. Su padre no está. Y si nunca regresa, Amber tendrá que soñar con otras formas de llenar ese espacio.