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Siempre, siempre, me recuerdo, desde que tengo memoria, anhelante de los caminos perdidos, continuamente vencido por incitación de hacer trizas cualquier programa de viaje a favor de esos ramales humildes, los caminejos y las veredas que se asoman asfalto y lo muerden, deseoso de que el tren parase en medio de vallezuelos mínimos invariablemente ganado por la tentación de trazar un escorzo de fuga hacia las imágenes acariciadas en los recodos inesperados.» Así se confiesa Gonzalo Santonja en el prólogo de esta edición revisada de uno de sus mejores libros, donde recoge sus andanzas, tierras adentro de Castilla y León, por veredas y caminos apartados de las grandes rutas del turismo: Ávila (Amavida y Madrigal de las Altas Torres), Burgos (Merindad de Sotoscueva), Salamanca (Béjar y su entorno), Segovia (Caballar), Valladolid (Curiel de Duero), rincones mágicos de las montañas de León y Palencia