Del candoroso intérprete de sus comienzos al cantor jubiloso y mediterráneo han pasado más de cinco décadas y muchas canciones que han quedado grabadas en la memoria sentimental de varias generaciones, que se han convertido en himnos o paisajes luminosos de nuestras vidas, de los sueños y deseos que se han ido cruzando en ese camino compartido entre cantante y público. El autor de «Mediterráneo» comprendió bien pronto que la verdadera universalidad de un artista está siempre enraizada en sus orígenes. A partir de su propia crónica como muchacho de barrio, el Poble Sec, empapándose de acentos y mestizajes como su propia familia, hijo de catalán y aragonesa, ha sabido construir su canto libre y plural. Serrat forma parte de ese grupo de creadores que han transformado la música popular de la segunda mitad del siglo XX. Una obra que se ha ido modelando en diferentes etapas, siempre desde la autonomía más radical. «Cuando uno escribe una canción, nunca debe escribirla pensando qué quiere escuchar la gente, ni creyendo que lo que está de moda es lo que puede interesarles. Uno debe escribir siempre una canción con la idea de expresarse y comunicarse.