El Gobierno Civil fue percibido por muchos ciudadanos durante siglo y medio como el lugar en el que residía el máximo poder de la provincia. Así fue, efectivamente, desde su creación en 1833 hasta la Constitución de 1978. Desde entonces, los gobernadores civiles y subdelegados del Gobierno se convirtieron en la cabeza visible de la Administración General del Estado en cada provincia, ni más ni menos, aunque han mantenido importantes competencias, entre otras la dirección de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Pues bien, en la Subdelegación del Gobierno se tramitan a diario numerosos expedientes y se reciben cartas con los asuntos más diversos. Sin embargo, hay otra correspondencia marginal, la de ciertos ciudadanos que hacen llegar sus iniciativas, preocupaciones o conflictos a la autoridad provincial en la confianza de que sus problemas se solucionarán de forma milagrosa. Estos escritos terminan en un cajón, a veces tras una contestación amable. ¿Qué le cuentan algunos burgaleses al gobernador? Una pequeña muestra permite hacerse idea del lado nebuloso que también alcanza a la Administración.