Con una habilidad extraordinaria para exponer la complejidad, Scavino propone una relectura de la tradición metafísica que permite comprender los alcances de las mutaciones introducidas por el pensamiento actual, especialmente el postestructuralismo. Este libro plantea que la filosofía actual continúa siendo en su conjunto metafísica, esa filosofía de la que alguna vez habló Aristóteles, consagrada a buscar la arjê: ese origen, causa o fundamento pero también la dominación o el poder. En este aspecto, puede decirse que ni Foucault, ni Butler, ni Derrida, por caso, suprimen la pregunta metafísica. A lo sumo ha ido variando aquello que se sitúa en el comienzo: ya no Dios o el hombre sino el lógos. Pero la arjê aún se presenta como un asunto filosófico ineludible allí donde está en juego la alienación y desalienación del hombre. Si no hemos podido desembarazarnos del pensamiento metafísico es porque la pregunta metafísica por excelencia siempre ha sido una cuestión política.