Este es un libro hermoso que habla de la belleza o, mejor, de la Belleza. Lo primero que nombra es el jardín, y lo último, un niño con su madre, un niño que es príncipe de la paz, un niño distinto, nuevo. Es, pues, el libro del jardín y del niño: de la naturaleza espléndidamente creada por Dios y del hombre, ese niño que pregunta y al que le llueven y le fecundan las preguntas a tiempo y a destiempo, las lluvias tempranas y tardías que nombra la Biblia; ese niño que se amustia y no crece en hondura cuando hay sequía y ausencia de preguntas. Ese niño con su madre que cierra el libro se asoma en todas sus páginas como Hombre nuevo, Ecce Homo, como luz nueva de infinita belleza. Un libro que afecta a la vida, a la manera de vivir, y que está escrito por un ser humano de aquí mismo, amigo de los seres humanos y fascinado por la belleza humana, la belleza de la vida y el misterio del ser humano, esa belleza que clama al cielo de Dios, de donde esta belleza ha bajado.