Desde hace más de dos decenios el tema de la seguridad ciudadana constituye uno de los principales problemas sociales de casi todos los países de América Latina, cuyos ciudadanos están hondamente preocupados por fuertes incrementos de las tasas de criminalidad, se sienten cada vez más inseguros en sus personas y bienes y expresan su insatisfacción respecto a la respuesta estatal ante el fenómeno delictivo.