La comida italiana combina exquisitos ingredientes y técnicas sencillas para dar resultados espectaculares en la mesa, como la sedosa pasta carbonara con pancetta en cubos, el suave osso bucco y el cremoso risotto con azafrán, una ensalada de la temporada con jitomates maduros de la viña, trozos de pan crujiente y hojas de albahaca fresca.
Italiano y español son dos lenguas tan similares por su común origen y por las mutuas relaciones históricas y culturales a lo largo de los siglos, que determina que las interferencias de todo tipo fonológicas, morfológicas, sintácticas y léxicas entre una y otra sean constantes. Interferencias que se producen no solo en la fase de aprendizaje sino en la de su posterior uso. Por esta razón en la presente Gramática la lengua italiana se expone desde la perspectiva del hablante español que desea estudiarla profundizando en su conocimiento. Perspectiva que es contrastiva entre ambas lenguas y que determina sus peculiaridades esenciales: 1.ª La lengua italiana es presentada desde el punto de vista de su aprendizaje y de su uso por un hispanohablante. Pero no se trata de un método de enseñanza de la lengua italiana, en el que cada argumento gramatical va seguido por ejercicios que pongan en práctica los diferentes aspectos estudiados. Es una gramática descriptiva y comparativa. 2.ª Es una Gramática de análisis de la lengua y de carácter consultivo, tanto para hispanohablantes como para italianos, que tengan interés en conocer aquellos aspectos gramaticales o lingüísticos que son comunes o divergentes entre su lengua materna y el español. En cada argumento gramatical, una vez explicadas las formas italianas, se hace una breve referencia a las correspondientes españolas para destacar las semejanzas y las diferencias entre ambas lenguas. Por esta razón va destinada a personas que ya poseen un conocimiento básico de la lengua italiana, a lingüistas y a filólogos en general.
El título de este libro es una de las más célebres "consignas de desorden" del Movimiento italiano de 1977, esa revuelta de los estudiantes, de los jóvenes parados, de las mujeres, de los "Indios metropolitanos" contra el "compromiso histórico" y el constreñimiento cada vez más represivo del país por la democracia-cristiana y el Partido Comunista Italiano. 1977 fue un año de crisis ejemplar: en Francia, ruptura de la Unión de izquierda; en Italia, crisis cada vez más profunda, refutación radical del PCI (en Roma y en Bolonia), extensión de las reivindicaciones libertarias, pero también del terrorismo. El autor, con un estilo novelesco, próximo al de los panfletos del siglo XVIII, nos cuenta cómo "entró" en el Movimiento, ayudó a los insurrectos en el exilio, organizó con ellos la manifestación de Bolonia (en septiembre) y, para terminar, se vio excluida del PCI por todas esas razones, en el curso de una reunión de célula descrita de una manera sarcástica. Todo el libro está recorrido por una ironía alegre, que, contra la tradicional seriedad política y su sombría réplica terrorista, describe por vez primera esa inmensa aspiración a la libertad que anima subterráneamente y por explosiones la sociedad italiana. Crisis de generaciones; crisis de la política; crisis general de la concepción de la vida, del lenguaje, de las ideas. "Después de Marx, Abril", gritaban los jóvenes encolerizados. Y también: ¡ el 68 estuvo bien, pero el 77 está mejor !.