A medio camino entre la narración breve y la fábula, El arca de Noé reúne una colección de relatos con la que Radíchkov quiso capturar «toda la miseria y la grandeza de la vida» para preservarlas en el océano del tiempo. Una tarea obsesiva que lo llevó a dibujar maravillosos paisajes, rodeados de inmensas montañas, y a crear personajes que traspasan la frontera de lo real para adentrarse en el terreno de la ensoñación y del mito. Así es como se armó esta arca, por cuyas bodegas sopla el viento de los Balcanes y pasean pastores sarakatsani, bestias sobrenaturales, cazadores avezados y el propio diablo, bajo la atenta mirada de alguna cigüeña o de un zorro escondido en la espesura, esa tierra de nadie que surge entre lo visible y lo invisible. El arca de Noé es una de las más complejas y ricas obras de Yordán Radíchkov, un testimonio de la maestría de uno de los escritores búlgaros más importantes del s.XX y una ventana privilegiada al universo único de su obra, empapado en folklore y sabiduría popular y que inauguraría el llamado «realismo mágico balcánico».
La publicación en 1969 de Abecedario de pólvora, supuso una auténtica convulsión en el panorama literario y la crítica búlgaros. Por primera vez se abordaban cuestiones como la revolución socialista o la resistencia antifascista huyendo de la simplificación y del ensalzamiento ideológico impuestos por el realismo socialista. Las historias que lo componen, a la vez sencillas y profundamente bellas, están impregnadas de una sabiduría popular que entronca con la tradición y el folklore búlgaros. Una puerta a un pequeño mundo rural y rico en elementos fantásticos (lo que le valió el calificativo de realismo mágico balcánico), poblado por héroes anónimos que, bien conduciendo su carro lleno de jarros y vasijas, amasando el pan cada mañana o tallando la piedra de las canteras, reivindican su papel en la epopeya de lo cotidiano.