Willa Cather participa en la gran eclosión literaria y artística que se ha denominado de forma amplia modernismo y que representa el momento más brillante de las letras norteamericanas. Cather es una figura de transición entre dos mundos diferentes que encuentran su línea divisoria en la Primera Guerra Mundial, conflicto que marcó de forma indeleble a una generación de escritores y supuso el derrumbamiento definitivo de un viejo orden y el surgimiento de uno nuevo, caótico y extraño. El protagonista de «La casa del profesor» es un historiador especializado en la presencia española en el Nuevo Mundo y es en España donde experimenta la revelación que le inspirará la obra de su vida. Godfrey St. Peter está caracterizado como un híbrido cultural: su vida es un punto de convergencia donde lo hispánico se funde con lo anglosajón y lo nativo americano. Y como tal se erige en símbolo de diálogo interracial e intercultural. Fascinado por España y sus aventureros americanos, recrea la América precolombina a través de las ruinas de Mesa Verde.
En este volumen se reúnen todos los libros de cuentos que Willa Cather publicó o proyectó en vida: son, en total, dieciocho piezas que, de 1905 hasta 1947, el año de su muerte, cubren la evolución en el género del cuento y la nouvelle de una escritora dispar, con una sensibilidad excepcional para plasmar los efectos del paso del tiempo y del cambio de espacio en la vida de unos personajes comúnmente desarraigados, o bien rebeldes a un arraigo que confina sus deseos y sueños.
Hacia 1832 -dice Willa Cather en el preámbulo- el mundo se partió en dos: la Primera Guerra Mundial había marcado un antes y un después en la historia de la cultura occidental. Para los rezagados en esos años, quiso dirigir la autora los recuerdos, impresiones y ensayos de este libro.
Situada en una pequeña localidad de Nebraska a finales del siglo XIX, Pioneros relata una historia de inmigración y supervivencia cuya figura central es Alexandra, una valiente joven, que a la muerte de su padre, se hace cargo de la familia y consigue sacar adelante sus tierras desafiando las convenciones sociales sobre el papel de la mujer.
Una de las novelas más importantes de Willa Cather, desde hace unos años descatalogada, ahora en edición de bolsillo. Una novela preciosa que nos descubre la América profunda de los colonos. Interesante por la forma en que está escrita, por quién la escribió (una mujer avanzada a su tiempo que no ocultó su condición sexual) y por lo que explica, una parte de la historia de los colonos norteamericanos.
El caso de Paul fue publicado por primera vez en 1905 dentro del primer libro de cuentos de Willa Cather, El jardín de los Troll, que lanzó su carrera. El relato, considerado uno de los mejores de la literatura norteamericana de todos los tiempos, explora las contradicciones de muchos jóvenes con vocación artística que viven en un mundo materialista. Cather se basó en un hecho real que ella vivió cuando enseñaba en Pittsburgh, Pennsylvania: retrata a un joven que vivía para la belleza y pensaba que el dinero podría salvarle del tedio cotidiano. Paul es visto por su profesora como un bicho raro. Para él, tanto la escuela como su casa son aburridas y deprimentes. La verdadera vida se encuentra en el teatro en el que trabaja. Huirá a Nueva York queriendo disfrutar al máximo, alejándose de la monotonía del día a día
Lucy Gayheart es una chica con inclinaciones artísticas. Su padre la envía a Chicago para formarse y allí conoce al joven Clement Sebastián, quien cortejará a Lucy. Ésta rechazará a Harry, un amigo de infancia que está enamorado de ella. Cuando Sebastián muere ahogado en un lago, Lucy vuelve a su pueblo, donde encontrará el rechazo de Harry. Un día se desorienta en medio de una borrasca y ve que Harry pasa por allí, pero él le niega la ayuda y Lucy muere ahogada.
Una de las novelas más importantes de Willa Cather, desde hace unos años descatalogada, ahora en edición de bolsillo. Una novela preciosa que nos descubre la América profunda de los colonos. Interesante por la forma en que está escrita, por quién la escribió (una mujer avanzada a su tiempo que no ocultó su condición sexual) y por lo que explica, una parte de la historia de los colonos norteamericanos.
Con una prosa espléndida, Willa Cather nos traslada al paisaje desolado de un Oeste huraño para explicarnos la historia de una mujer que, tentada por las circunstancias, pasa de ser una dama respetable a una mujer señalada por todas las habladurías que inundarán el día a día de todos los habitantes.
Black Creek Valley, Virginia, 1856. Sapphira Colbert es una de las pocas propietarias que mantienen esclavos en sus tierras. Una práctica que su marido, Henry, considera cada vez más difícil de defender. Sapphira, matriarca implacable, confinada a una silla de ruedas, maneja con mano de hierro la propiedad con ayuda de su fiel criada negra, Till, y de la hija de esta, la joven y bella Nancy. Henry es dueño de un molino, pero no solo trabaja en él, sino que duerme allí cada vez que puede ya que su matrimonio constituye una mera formalidad. La vida de Sapphira es monótona. Tiene mucho tiempo para pensar, y cuando descubre que su marido desea que solo sea Nancy quien ordene su habitación en el molino, empezará a sospechar de ellos y su ira hará que se desate un enorme poder de resentimiento contra la niña esclava. Publicada en 1940, «Sapphira y la joven esclava» es la última novela que Willa Cather escribió antes de morir. Representa, pues, su testamento literario y un regreso a los escenarios de su infancia, en un retrato retrospectivo del viejo Sur que se desvanece, con el telón de fondo de la esclavitud y su progresiva abolición.
Situada en una pequeña localidad de Nebraska a finales del siglo xix, Pioneros relata una historia de inmigración y supervivencia cuya figura central es Alexandra, una valiente joven que, a la muerte de su padre, se hace cargo de la familia y que, con su tesón, su inteligencia y su trabajo, consigue sacar adelante sus tierras desafiando las convenciones sociales sobre el papel de la mujer. Los colonos de Willa Cather, entre los que ella misma vivió, son emigrantes procedentes de todos los rincones de Europa, familias que luchan contra la adversidad en una tierra salvaje y un clima extremado, en su mayoría artesanos que aprenden a cultivar la tierra a través de la amarga experiencia del fracaso.
EL CANTO DE LA ALONDRA es una gran historia americana, una historia de éxito que cuenta el triunfo de la voluntad, el trabajo, la constancia y el sacrificio. La historia de Thea Kronborg, una muchacha de origen sueco, con un talento fuera de serie y una individualidad indomable, que llegará a ser una gran cantante wagneriana, está inspirada en la vida de Olive Fremstad (1868 o 1871-1951). Pero la vida de Thea también es, en buena medida, la de la propia Willa Cather. Como su creadora, Thea Kronborg tiene que salir adelante en un pueblo ferroviario de las grandes praderas del Oeste americano, equivoca su vocación, se sacrifica para conseguir lo que quiere y en un momento crucial elige su carrera y deja de lado cualquier vida sentimental. El aliento épico no disimula las miserias, las mezquindades ni los momentos de soledad. Pero las dificultades no impiden la generosidad ni la bondad. Cuando Thea Kronborg sea una de las estrellas del Met, el célebre Metropolitan Opera House de Nueva York, seguirá midiendo el valor de las cosas por los seiscientos dólares que le legó de niña su amigo el ferroviario Ray Kennedy, con la condición de que fuera a estudiar a Chicago.
La historia se inicia en 1697 en Quebec, y narra un año de las vidas de Cécile Auclair y su padre Euclide Auclair, colonos franceses instalados en Canadá, deteniéndose en la vida social del Quebec primigenio, pendiente siempre de la llegada de los barcos y la salida de mercancías para Europa. Con una prosa sencilla Willa Cather logra evocar con sensibilidad y precisas descripciones el ambiente entre los pioneros que traían sus vidas y sus ilusiones al nuevo mundo. Cather recupera en esta novela el espíritu originario de los pioneros norteamericanos, uno de los temas recurrentes en su obra, su mezcla de ingenuidad y ambición, su sentido de la comunidad y al mismo tiempo sus disputas. El espíritu de los grandes pensadores norteamericanos como David Thoreau, R.. W. Emerson o W. Whitman, impregna las páginas de "Sombras sobre la roca". Cather integra hábilmente en la novela hechos pasados como recuerdos, leyendas, o historia política o religiosa. Construyendo la narración a base de pequeños detalles, como la taza de Cécile, o el castor de Jaques, que dan vida a la incipiente Quebec de apenas dos mil vecinos.