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Resultados de la búsqueda para: Wilde Oscar
Narración en la que el escritor Oscar Wilde ridiculiza con exquisita finura las leyendas de aparecidos y de castillos tan abundantes en las islas Británicas supuestamente habitadas por fantasmas.
Estes contos seguen a sorprendernos hoxe pola súa calidade sentimental e pola súa difícil sinxeleza. Son contos concibidos como fábulas morais nos que a graza da escritura e a delicada emoción poética que transmiten non ocultan a exaltación de valores como a tenrura, a solidariedade, a amizade e o amor universal.
En esta novela, Dorian Gray, un apuesto muchacho, se dedica a agotar completa y ávidamente el cáliz de las pasiones y a transformar su vida en un apasionamiento absoluto, impúdico y perpetuamente joven, a la vez que un retrato suyo es el que en realidad se avejenta y aloja en su imagen las huellas de la perversión e indecencia en las que el muchacho se va hundiendo cada vez más. Al final, Dorian destroza la imagen espantosa del cuadro, pero lo único que logra es destruir su propia existencia y dejar un horrendo cadáver.
En esta obra, Oscar Wilde, uno de los mejores literatos del habla inglesa, plasma su maestría literaria por medio de la descripción de ámbitos surgidos de las vetas más abisales de la tradición literaria occidental. En esta recopilación de sus mejores cuentos, este vehemente escritor inglés presenta narraciones como El Principe Feliz, El Gigante Egoísta y El Rey Joven, que expresan una percepción del mundo más allá de las desigualdades y las restricciones del ser humano que repentinamente encierran al hombre en medio de sus inquietudes primordiales.
«Todo gran poema es a la vez un producto histórico, una construcción técnica y un don divino, que confluyen en el poeta, quien es así de todo responsable y de todo receptivo. Volviendo los ojos al abismo del que ven surgir las propias palabras, algunos poetas han preguntado por el fundamento de la existencia, por la benevolencia que los constituye creadores, por Dios y su posible manifestación histórica. Otros, yendo más lejos, fijan su mirada en Cristo, y desde él, indagan las relaciones que unen la existencia humana con el Misterio» (Olegario González de Cardedal). Cuatro poetas en cuya obra se hace especialmente presente el misterio del hombre, de Dios y de Cristo, cada cual desde una clave distinta: ética (Machado), estética (Oscar Wilde), narrativa (Jean Paul) y dramática (Unamuno). Desde ahí se articula una reflexión sobre arte y revelación, sobre el Logos hecho historia, sobre Cristo, el inocente absoluto, entregado a la muerte. Para el autor de este libro el desencuentro entre poesía y teología fue mortal para ambas; volver a conjugarlas es la bella tarea a la que dedica estas páginas, otorgando a cada persona su voz, tiempo y duración propia.
«Nuestra trágica amistad, en extremo lamentable, ha terminado para mí de un modo funesto, en la ruina y con la infamia pública. A pesar de todo, el recuerdo de nuestra antigua amistad rara vez me abandona, y siento honda tristeza al pensar que mi corazón, antes henchido de amor, está ya para siempre lleno de aborrecimiento, amargura y desprecio.» Éste es un libro de los llamados de escándalo. No puede sustraerse a ello. El proceso a Oscar Wilde tuvo resonancia mundial. Fue uno de los procesos más escandalosos que registra la historia de las costumbres en la vida moderna. El infamante castigo que lo remató nos retrotrae a aquellos tormentos que se creían abolidos desde hacía muchos siglos. El condenado era esta vez uno de los espíritus más altos de su tiempo y el castigo absurdo, desproporcionado aun para el más miserable, aniquiló para siempre una sensibilidad extraordinaria. Todo contribuyó a hacer crecer la figura de Wilde.
Durante su gira de 1882 por Estados Unidos, Oscar Wilde sobrevive a un asalto en el casino de Leadville, Colorado; se gana la amistad del célebre empresario teatral Edmond La Grange y, al desembarcar de nuevo en el Viejo Continente, ve cómo un caniche aparece muerto en una de sus maletas. Pero este pequeño drama canino no va a ser más que el preludio de una tragedia mucho más terrible. Como habían acordado, Wilde viaja a París para ayudar a La Grange con un montaje de Hamlet. Y allí se convertirá en testigo de la epidemia de suicidios que comienza a cebarse en los miembros de la compañía. A menos, claro está, que haya una mano negra detrás de todo el asunto... Oscar Wilde, Sir Arthur Conan Doyle y la gran intriga victoriana regresan en este tercer episodio de la saga creada por Gyles Brandreth, quien una vez más demuestra que su ingenio y dotes de sabueso no tienen nada que envidiar a las de sus protagonistas.