Walter Benjamin, filósofo, autor de Pasajes, de Crónica de Berlín, pasó su vida intentando comprender el mundo a través de los libros. Amigo de Brecht y de Scholem, primo de Hannah Arent, nacido en un medio burgués, Benjamin rompe muy pronto con su familia y, en los círculos intelectuales de Berlín, ve como su visión del mundo se opone a la delicuescencia de Weimar y después al ascenso del nazismo, que le forzará al exilio. Bruno Tackels relata la lenta deriva de este inmenso intelectual que no puede vivir sin su biblioteca y su transformación ineluctable en un personaje desarraigado, perseguido per el fascismo y abocado, finalmente, al suicidio. A partir de un trabajo monumental, basándose en documentación inédita, el autor se adentra en la biografía con una perspectiva muy personal: el libro se abre con una carta que le envía a Benjamin más allá de la muerte.
Visión del autor, sobre el Concepto de historia de Walter Benjamin, uno de los textos filosóficos y políticos más importantes del siglo XX y también uno de los más incomprendidos. El estudioso Michael Löwy sitúa dicho documento en la totalidad de la obra del autor alemán.
El texto presta singular atención a tres materias relevantes: los sinsabores que acosaron a Benjamin en un exilio que se inició en 1933, la muerte trágica aún hoy cargada de controversias en Portbou en 1940, y la naturaleza de ese texto, las "Tesis sobre el concepto de la historia, mitad llama, mitad oscuridad, al que dedicó los últimos relámpagos de su lucidez.
Creo poder afirmar que la amistad develada en estas cartas implicaba un conocimiento relativamente profundo de sus respectivos trabajos, cuyos temas, por lo demás, se cruzaron en más de una ocasión. Benjamin y Auerbach fueron grandes misivistas, bella palabra que para la RAE todavía no existe. Sus cartas son el testimonio no solo de una amistad en tiempos de horror, sino de sus respectivas supervivencias. Ellas testimonian tanto una amistad prácticamente desconocida para gran parte de la intelectualidad contemporánea, como la muerte de una época en que la redacción de cartas tenía un lugar central.
Poco o nada sabía Benjamin de Ibiza cuando decidió realizar su primer viaje en abril de 1932, pero la improvisación determinaba muchos de sus pasos, y ésta tenía que ver a menudo con su cambiante situación económica. Todo parece indicar, sin embargo, si nos atenemos a sus escritos, que el Mediterráneo se le reveló en Ibiza de un modo peculiar, tal como otros viajeros de la época reflejaron también en sus respectivas obras literarias, pictóricas o fotográficas. La sensación de estar pisando una tierra arcaica en todas sus manifestaciones, desde la arquitectura hasta la economía, siempre con el paisaje más virgen que jamás he encontrado, milagrosamente conservada por encontrarse al margen de los movimientos del mundo, incluso de la civilización, era común entre los pocos y selectos visitantes de aquel tiempo, y Benjamin se lo cuenta a Scholem ya en su primera carta, escrita sólo tres días después de su llegada. Entre el desasosiego y la desesperación, asoma no pocas veces la luz del paraíso mediterráneo, como un efímero remanso, imposible de retener. Bajo esta luz nacen con esperanza sus escritos, sobre los que Benjamin da buena cuenta también en estas cartas. (Vicente Valero)
París, 1926. Walter Benjamin se enamora de la ciudad, pero ella no le corresponde... Incomprendido y desconocido, en ocasiones se siente profundamente solo. Lo que no le impide empezar a trabajar en la que será la obra de su vida, El libro de los Pasajes. Ese mismo año, André Breton conoce a Nadja, que se convierte en su heroína y lo guía a través de una ciudad de azar y maravilla. Por su parte, cada noche, Ludwig Hohl camina por París, descubriéndola barrio por barrio. Su mirada de extranjero se cruza con la de Léon-Paul Fargue, auténtico parisino, nostálgico y brillante. Y entre ellos aparece también el gran paseante Franz Hessel. París se entrega, se enamora, pero igualmente se aleja, pues el mundo que viene no está preparado para crear un mundo, nos dice Frédéric Pajak. Entre la ironía y la melancolía, este segundo volumen del Manifiesto incierto evoca las sombras de la ciudad, el tiempo previo a la Segunda Guerra Mundial y también la actualidad, el asesinato y la destrucción de París, ese París que ya no existe y ese París que, sin embargo, reclama sangre y cuenta muertos en cada calle en honor a la poesía y a la historia. Una obra épica iluminada por ciento cincuenta deslumbrantes dibujos.
El objeto de este libro es la génesis y el desarrollo de las categorías fundamentales de la filosofía crítica de Walter Benjamin, con especial atención a las conexiones entre historia de las ideas estéticas, teoría del conocimiento y crítica de la sociedad, así como a sus relaciones con el Institut für Sozialforschung antes y durante el exilio. Contraviniendo algunas lecturas tradicionalmente hegemónicas, se defiende que en diálogo con Adorno y Horkheimer, entre otros, la filosofía de Benjamin se muestra más penetrante. Alejándolo, o incluso «defendiéndolo», de estos y de otros interlocutores relevantes, estas lecturas amortiguan su pensamiento, y, ante la dificultad para hacerlo mínimamente inteligible, se ven obligadas a declarar la «excepcionalidad» e «inconmensurabilidad» de su pensamiento. Con ello se produce un efecto no deseado: conocer a su obra se asemeja demasiado a menudo a enaltecer su vida, a celebrar la oscuridad de su obra, a la experiencia de reconocer las ideas y citas características de su recepción normalizada y, en suma, a repetir «la fórmula Benjamin». En ocasiones, esta manera de confrontarse con sus textos ha distorsionado el pensamiento de Benjamin de una manera que se considera poco provechosa para presentes y futuras investigaciones críticas. Eduardo Maura es profesor de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Sociedad de Estudios de Teoría Crítica (SETC). Su trabajo se desarrolla en los campos de la teoría crítica de la sociedad, filosofía social, estética y filosofía política moderna y contemporánea. Editor de Crítica de la violencia de Walter Benjamin (Madrid, 2010), ha publicado diversos artículos sobre la teoría crítica y participado en volúmenes colectivos. Actualmente se ocupa de las prolongaciones críticas del concepto de industria cultural.
Pensadores judíos. De Filón de Alejandría a Walter Benjamin recoge las conferencias de cinco ciclos organizados por el Instituto de Relaciones Culturales Baleares-Israel, en colaboración con la UNED. En ellas, destacados investigadores nos acercan a la re
El Círculo de Bellas Artes edita por cuarta vez este volumen de gran éxito. La película en DVD Constelaciones es un intento de pensar a través de imágenes algunos conceptos centrales de la obra del filósofo alemán Walter Benjamin (1892-1940). Conjunto de citas audiovisuales escenas de películas, fotografías, pinturas, grabaciones sonoras, animaciones, documentos históricos... articuladas con textos significativos, Constelaciones reproduce una estrategia, basada en el collage y en el montaje, que el propio Benjamin desarrolló en distintos trabajos. La práctica totalidad de los materiales empleados tiene alguna clase de anclaje historiográfico en sus ideas o en su vida. El Atlas Walter Benjamin, por su parte, es una herramienta informática en CD-Rom que permite navegar por una colección de textos unidos por hipervínculos. El objetivo es revelar algunas de las grandes vetas de sentido que atraviesan el pensamiento benjaminiano y que a menudo resultan difíciles de detectar en una escritura característicamente heterogénea y poco académica. La base del Atlas es una selección de más de 1.200 conceptos que ocuparon la reflexión de Walter Benjamin y más de 900 fragmentos que abarcan temas y épocas muy distintos. De este modo, propone un cartografiado dialógico que complementa la lectura tradicional de su obra. Ambos discos vienen acompañados por un ensayo o «propuesta de lectura» de César Rendueles y Ana Useros que reflexiona sobre los motivos y referencias empleados en la película documental.
La historia de la amistad que unió al autor y a Walter Benjamin durante una época fundamental de la cultura europea. «Entre todos los modos posibles de conseguir libros, el más glorioso es el de escribirlos uno mismo.» Así ironizaba sobre su vocación literaria Walter Benjamin (1892-1940), contrapunto de Gershom Scholem (1897-1982) en el ejercicio brillante de autobiografía que constituye este libro. Los años de aprendizaje, las primeras decepciones y un enfrentamiento dispar con una tradición cultural idéntica el judaísmo asimilado, constituyen el tejido de recuerdos que configura la memoria de una época fundamental de la cultura europea. Judaísmo y civilización burguesa en la polémica creativa de dos excepcionales pensadores de nuestro tiempo. Reseña:«Gershom Scholem era un adolescente precoz cuando se convirtió en el mejor amigo de Walter Benjamin. El relato de esta relación, crucial para ambos hasta el suicidio de Benjamin en 1940, es a la vez un tributo al genio de su amigo y un lamento por su autodestrucción personal e intelectual.»The New York Times Review of Books