Los ensayos que acoge este volumen tienen su origen en las conferencias, cursos y seminarios celebrados con motivo de la exposición que, bajo el título de Walter Benjamin. Constelaciones, se inauguró en el Círculo de Bellas Artes en noviembre del año 2010. La muestra itineró, siendo debatida en distintos centros culturales y espacios artísticos, propiciando el encuentro de personas interesadas en los textos de Benjamin, las imágenes con él relacionadas y el elenco de temas que abordó. De este modo, partiendo de Madrid y viajando de Múnich a Asunción, pasando por Bilbao, La Coruña, Rosario, Santiago de Chile, Guatemala, Tenerife o México D.F., la exposición ha hecho manifiesto el enorme interés que Benjamin sigue despertando como interlocutor filosófico y político. Pues sin duda su obra no es un corpus clausurado, sino un hondo depósito de posibilidades conceptuales, un léxico ajustado pero al tiempo incisivo para interpretar los sentidos siempre inacabados que se arraciman en el interior de un presente inagotable. Incluye ensayos de Juan Barja, José Manuel Cuesta Abad, Georges Didi-Huberman, Federico Galende, Martín Kohan, Patxi Lanceros, Miguel Morey, Winfried Nerdinger, César Rendueles, Alberto Ruiz de Samaniego, Ana Useros, Vincenzo Vitiello y Erdmut Wizisla.
En Benjamin la historia es imagen dialéctica de la memoria, es decir: la historia se fragmenta en imágenes, no en relatos, y éstas, sobrevenidas en forma de un recuerdo imprevisto, sólo son legibles o (re-)conocibles como destellos que brillan en el ahora de la rememoración. El ahora es pues, en su relación con lo que ha sido (relación dialéctica: no temporal, sino de naturaleza imaginal), la condición de posibilidad de la lectura de imágenes de las que depende la cognoscibilidad de la historia.
«Para el dialético lo que importa es llevar en las velas el viento de la Historia Universal. Pensar significa, en él, poner la vela. El cómo sea puesta es lo importante. Las palabras son sus velas. El cómo sean puestas las convierte en conceptos». Así dice Walter Benjamin. Y así hace, en este ensayo, Juan Barja. Contar con las velas no es bastante: el arte de ponerlas es lo decisivo. Y a ello se aplica el autor con ayuda del viento, de la técnica, de la nave y del agua.
Organizada en torno a distintos aspectos de la obra de Walter Benjamin, esta compilación ofrece nueve ensayos escritos por los teóricos especialistas en Benjamin más renombrados dentro del campo de la filosofía, la literatura, el arte y los estudios culturales. Una relectura del legado crítico benjaminiano, que retoma, además de sus reflexiones sobre la cultura y el arte modernos, una de sus facetas fundamentales: Benjamin como filósofo de la imagen y su importancia para la comprensión del rol de lo visual en la contemporaneidad. Un abordaje de su teoría de la imagen dialéctica como una nueva concepción de la Historia, que busca, como señala Alejandra Uslenghi, resituar y reexaminar no solo aquellos escritos donde Benjamin expone su teoría, sino también la estructura retórica de las imágenes y las imágenes- pensamiento que atraviesan su corpus, donde se pone en juego el estatus de la imagen como modo de presentación y representación del pensamiento.
Presentamos un libro clave para la comprensión filosófica y política de la producción intelectual de la Escuela de Frankfurt. En este ensayo insoslayable, agotado durante los últimos 25 años, Susan Buck-Morss recupera la centralidad de la figura de Adorno, explicando su complejo desarrollo de la dialéctica negativa y relatando su decisivo encuentro con Walter Benjamin y la época en que ambos produjeron sus trabajos. En esta época donde se proclama la posautonomía de la literatura y el arte en general, se vuelve imperioso recuperar y repensar una estética política de la mano de los pensadores frankfurtianos. A treinta años de su primera edición en español, este libro ya es un clásico de la teoría y el pensamiento intelectual, así como una referencia ineludible en los debates en torno a la escuela de Frankfurt. En tiempos de la Alemania de la Social Democracia y de levantamientos estudiantiles, Susan Buck-Morss se propuso rescatar la figura de Adorno y releer la tradición filosófica de la teoría crítica desde sus orígenes históricos. Así, analiza el pensamiento de Adorno, su formación y el desarrollo de lo que denominó 'dialéctica negativa', pero también su deuda para con Walter Benjamin, con quien compartió una amistad intelectual y muchas afinidades pero también entabló un extenso debate teórico. ¿Cómo la temprana filosofía no marxista de Benjamin proporciona la clave para el método dialéctico, materialista, de Adorno?, esta es una de las preguntas que trata de responder Buck-Morss, quien ve en Adorno una figura central dentro de la revisión del marxismo del siglo XX. Un estudio lúcido y profundo que destaca la originalidad del proyecto filosófico de Adorno en comparación con otros exponentes del marxismo, así como su contribución en la formulación de una estética más allá del compromiso político. Una obra que, en medio de los debates actuales sobre la postautonomía de la literatura o el fin del arte, redobla su vigencia a la hora de pensar el estatus del arte y su valor.
"El pensador vagabundo. Estudios sobre Walter Benjamin", de varios autores, más que un libro es un homenaje a la obra de este gran pensador nominado como uno de los más valiosos e influyentes escritores de la humanidad. Walter Benjamin dejó por escrito miles de páginas que trataban de todo lo posible, hablando desde su infancia hasta el cambio que produjo la fotografía en el mundo artístico. Estos textos tienen el propósito de acercar al lector a este magnífico mundo del pensamiento de Walter Benjamin. Los autores van entrelazando las ideas de este filósofo con sus seguidores más lucidos del ámbito de las humanidades, y así construyen un collage de la obra de Walter Benjamin, que por un lado nos acerca a su comprensión de los conceptos básicos, como por ejemplo, el de la historia y, en cambio, por otro establecen semejanzas entre sus escritos y el arte de Andy Warhol o Roberto Bolaño.
Diálogo entre los filósofos Martín-Barbero y Herlinghaus sobre procesos comunicativos, matrices culturales y narrativas anacrónicas en la Globalización desde un punto de vista Latinoamericano.
Los escritos aquí reunidos corresponden al último período de la vida de Walter Benjamin: su exilio en Francia, desde 1933 hasta su suicidio en 1940, cuando no pudo obtener una visa para entrar a España. Ya se trate de los trabajos que su autor redactó en francés o de las traducciones en que colaboró directamente como los cinco fragmentos de Infancia de Berlín, estos textos muestran que Walter Benjamin se vio en la necesidad de modificar la expresión de su pensamiento para adaptarlo a otro idioma, que también dibujan con precisión una imagen de la rica y compleja relación que mantuvo con la lengua y la literatura francesas, de Baudelaire a Proust y de Paul Valéry a los surrealistas. Lejos de tratarse de una emigración hecha con inocencia al seno de una lengua extranjera, la cuestión radica en que el exilio forzó a Benjamin a adquirir, en la propia Francia, lo que denominó «saber de esa distancia». Para él, la regla de las equivalencias semánticas introducía la reificación en la traducción. Es por eso, además, que la transposición que llevó a cabo con algunos de sus textos resulta tan reveladora; el interés de reunirlos permite salvar, a despecho de sus imperfecciones, una forma consumada de práctica, la más lograda de la emigración literaria. En este sentido, para nosotros, las «reproducciones» de estos artículos son archivos del «presente», del «ahora» de la posibilidad del conocimiento, aplicado a su obra en Francia.
Una gran parte de lo que se sabe de Walter Benjamin se debe a Gershom Scholem. Ambos fueron amigos de juventud, y entre 1915 y 1923, año en que Scholem emigró a Palestina, mantuvieron un trato casi diario. Después, hasta la muerte de Benjamin en 1940, intercambiaron una copiosa y rica correspondencia. Scholem, el más significativo investigador de la mística judía, dedicó muchos esfuerzos, en calidad de editor y comentador, pero sobre todo de historiador, a la interpretación del pensamiento de Benjamin, al que sitúa en la vecindad de Kafka y Freud, también escritores «judeo-alemanes», según Scholem, y «hombres de una tierra extranjera». Los tres textos que forman el presente volumen no sólo presentan una semblanza del hombre y del pensador Walter Benjamin («el caso puro del metafísico»), además de constituir un recorrido crítico y atento por su obra. Más allá de esto, penetran en el corazón cifrado del mundo benjaminiano, cruce de experiencia personal y mesianismo, de dialéctica y mística, de vivencia cotidiana e historia. Ello queda de manifiesto en la lectura que hace Scholem de las dos versiones de «Agesilaus Santander», apunte de naturaleza autobiográfica escrito por Benjamin en Ibiza en agosto de 1933, donde trata de su lucha con el ángel y de sus nombres secretos.
Walter Benjamin no quiso abandonar Europa cuando el fascismo le pisaba los talones. Tenía que mirar de frente a la barbarie para arrancarle el secreto de su poder. El resultado lo dejó escrito en unos folios titulados «Sobre el concepto de historia» que le costaron la vida. Decía que eran el «armazón teórico» para desentrañar el siglo xx. Frases suyas como «No hay un documento de cultura que no lo sea también de barbarie» o «Para los oprimidos el estado de excepción es permanente», están en todas la bocas, al igual que la imagen del ángel de la historia o la singular partida de ajedrez del muñeco y el enano. Benjamin es uno de los filósofos mayores de nuestro tiempo, aunque más citado que leído o comprendido. El propósito de Medianoche en la historia es adentrarnos en cada frase de sus famosas Tesis para reconstruir ese armazón teórico. No es tarea fácil habida cuenta del carácter fragmentario del escrito y de la proverbial sobriedad expresiva de su autor. «Que nada se pierda», la consigna que él daba al historiador formado en su escuela, es el principio que preside esta lectura de uno de los textos más lúcidos, radicales y conmovedores que hayan sido escritos. Aquellos eran tiempos oscuros que sólo invitaban a organizar el pesimismo. Benjamin avisó de que la lógica de su tiempo llevaba a la catástrofe. Su genialidad consistió en extraer de los desechos de la historia materiales con los que construir un futuro que no fuera prolongación del presente. Esa lección sigue vigente porque la lógica de la historia, pese a la catástrofe, sigue siendo la misma.
En el año que se cumple el 75º aniversario de la muerte de Walter Benjamin, los autores presentan con esta obra una sistemática de su pensamiento pedagógico. Supone un reto inédito, pues hasta ahora, solo en el extranjero y de forma muy parcial, este aspecto había llamado la atención de los investigadores. La pedagogía en W. Benjamin posee una característica esencial, y es que siempre la fundamenta en su autobiografía, en su devenir vital, de modo que conocer sus pensamientos pedagógicos es aproximarse a su persona y a su contexto familiar y social. Todo ello nos obliga a asentar unas bases filosóficas, ya que el tiempo y el recuerdo son la razón de ser de su aportación educativa. El tiempo y la sociología de la memoria serán las bases filosóficas de su pedagogía. Así, vida, filosofía y pedagogía nos permiten adentrarnos en una obra moderna, diletante incluso, profunda, culta, original; en la que Benjamin refleja un tiempo difícil que abandona las seguridades de la modernidad para intrincarse en una época convulsa e indefinida, como testigo de los dos grandes conflictos mundiales.