El director de la película era, al mismo tiempo, novio de la protagonista. Había que rodar una escena en la que la actriz besaba (en la boca, al menosaparentemente) al galán. Llegado el momento, la actriz se negó en redondo.-Yo sólo beso a mi novio -dijo, muy digna.Parón. Discusiones. Se pierde una hora de trabajo intentando convencer a laenamorada que en el cine todo es ficción. El productor se desespera porqueaumentan los costos. Y el director comenta, desazonado:-Como director, la actitud de la protagonista me parece intolerable. Como novio, me siento orgulloso de ella.Cesáreo González, el gran productor cinematográfico, tenía un vocabulario sui géneris, expresado además con acento de las Rías Baixas. Así que, por ejemplo, explicaba:-Toda la vida diciendo pilícula y ahora que aprendo a decirlo bien resulta que se llama flim.Audiencia de S. S. el Papa Pío XII a la delegación artística que ha acudido a Roma con ocasión de la I Semana de Cine Español. La impresión que el Pontífice causa a sus visitantes es enorme. De tal modo que, a la salida, una de las actrices, que por entonces andaba unida sentimentalmente (liada, o sea) con cierto conocido caballero, comenta:-Como que cuando el Papa me miró de aquella manera, yo pensé: éste sabe lo de Pepe!
El éxito del primer volumen de Los pasos contados, las memorias de Fernando Vizcaíno Casas (Editorial Planeta, 2000) justifica la expectación con la que sus fieles y numerosos lectores aguardaban la aparición de este segundo tomo. Éste abarca uno de los más apasionantes períodos de la historia de España, el que transcurre desde 1951 hasta 1974, es decir, los años durante los que se produjo la gran transformación económica y social de nuestro país y se apuntó su evolución hacia la monarquía constitucional y democrática. Como hiciese en la primera parte de sus memorias, Vizcaíno Casas ofrece en esta segunda un completo repaso a los acontecimientos, las anécdotas y los personajes más destacados de la época. También nos lleva de viaje por Europa y América, revelando curiosos sucedidos. Testigo privilegiado de todo ello, sitúa siempre su andadura personal al servicio del contexto histórico, con lo que Memorias II se lee con la amenidad de una novela y el interés real de cuanto en ella se cuenta. La evolución de España, de una sociedad que con el seiscientos comenzó a motorizarse para terminar alcanzando altas cotas de prosperidad, puede seguirse detalladamente a través de estas páginas. El conocido humor crítico de Vizcaíno Casas le permite tratar las convulsiones políticas, la vida social y la peripecia de los deportes y del espectáculo con especial atractivo. También aprovecha para rebatir algunas de las falsedades y las inexactitudes que suelen difundirse en estos tiempos, por quienes juzgan a la ligera el último cuarto de siglo del franquismo.