En estos maravillosos poemas, R. L. Stevenson navega por los mares de la imaginación, invoca los fantasmas y los miedos de un niño y evoca la magia de las lecturas y los juegos infantiles.
¿Qué precio estaríamos dispuestos a pagar por satisfacer nuestros deseos? Para muchos de sus lectores El diablo de la botella es un relato sobre la fuerza del amor, pero quizá sea más atinado ver en él un sutil análisis de la lógica del deseo; de cómo, una vez satisfecho, el deseo sólo puede persistir si encuentra un nuevo objeto que anhelar. El diablo de la botella es también es un relato financiero que anticipa la omnipresencia del dinero en el mundo actual y su capacidad de circular ininterrumpidamente traspasando fronteras geográficas y morales, y una fábula crediticia: su asunto es una hipoteca cuya garantía estriba nada menos que en el alma del protagonista. Sin duda, al lector del siglo XXI el punto de partida de la fábula no le resultará ajeno: todo comienza con el deseo de Keawe de poseer una bonita casa y con la oportuna oferta de una ilimitada fuente de financiación. R. L. Stevenson sentía especial predilección por este relato; nosotros, con la que está cayendo, lo consideramos imprescindible.
El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (en inglés Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde), a veces titulado simplemente El doctor Jekyll y el señor Hyde, es una novela escrita por Robert Louis Stevenson y publicada por primera vez en inglés en 1886, que trata acerca de un abogado, Gabriel John Utterson, que investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde. El libro es conocido por ser una representación vívida de un trastorno psiquiátrico que hace que una misma persona tenga dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí. En psiquiatría, esto hace referencia al trastorno disociativo de la identidad (anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple). No se debe confundir esta psicopatología con el trastorno bipolar, otro desorden psiquiátrico completamente distinto, perteneciente a un grupo de enfermedades mentales conocidas como trastornos del estado de ánimo, en el que se alternan fases de manía con fases de depresión. Fue un éxito inmediato y uno de los más vendidos de Stevenson. Las adaptaciones teatrales comenzaron en Boston y Londres un año después de su publicación y aún hoy continúa inspirando películas e interpretaciones interesantes.
Un mociño inglés do século XVIII vive e conta neste libro, clásico no seu xénero, unha aventura extraordinaria. Mesturados el e mais os seus amigos cunha grea de bucaneiros disfrazados de xente de ben, e norteados polo mapa que tirara o rapaz do cofre dun pirata finado na cativa pensión familiar, bótanse ao mar tras o engado do fabuloso tesouro soterrado por unha banda dos autodenominados cabaleiros de fortuna naquela afastada illa descrita no mapa. As peripecias de Jim Hawkins, do capitán Smollet, de John Silver o Longo e do resto dos tripulantes da Hispaniola significaron para varias xeracións non só a cristalización dos soños de mocidade de aventuras, senón tamén a realización literaria da ansia de escapismo que aniña en todo ser humano. Se ben a complexidade psicolóxica dalgúns personaxes, especialmente John Silver, amosa a característica preocupación de Robert Louis Stevenson pola ambigüidade moral das persoas, A Illa do Tesouro representa en estado puro a novela de aventuras na cal a procura mítica dun obxecto prezado actúa como móbil para a fuxida cara a escenarios exóticos onde a liberdade é posible.
Un volumen de misterio compuesto por dos textos que Stevenson escribió para sendas navidades, casi al final de su vida. Se trata de un volumen bella y sobriamente ilustrado por uno de los jóvenes dibujantes españoles más prestigiosos de la actualidad, Tyto Alba, que realizó las imágenes de nuestra edición en Hamburgo, donde ha residido gracias al prestigioso Programa Comic-Transfer del Goethe Institut, centrado en los principales dibujantes internacionales del presente.
Desde que supimos que el doctor Jekyll tenía su míster Hyde, aprendimos a sospechar en los personajes de Stevenson, incluso en los más aventureros, la cara oculta de la luna. En El Señor de Ballantrae, novela de permanente guerra fratricida, indagó en el origen del mal y sus consecuencias. ¿Qué pensaba de ese personaje que no acaba de morir, diabólico resucitado que una y otra vez resurge de la tumba? ¿Es la descripción de una batalla contra el mal en la que siempre acabamos vencidos, como el caballero que tanto admiraron los románticos? «Así soy yo», había dicho Stevenson un día en que leía El Quijote en la cubierta de una goleta que navegaba por el Pacífico.
La apacible vida del abogado Utterson se verá sacudida brutalmente al implicarse en un extraordinario y escalofriante caso. Su deseo de ayudar a un buen amigo, el Dr. Jekyll, le impulsa a llevar a cabo una serie de investigaciones. Por desgracia, el resultado de sus averiguaciones resultará espeluznante. Asesinatos y experimentos científicos se dan la mano en esta apasionante novela de Stevenson, que sigue gozando de plena actualidad.
Dos son las novelas que dedicó Stevenson especialmente a los lectores más jóvenes -las dos protagonizadas por un héroe adolescente y publicadas por entregas en revistas juveniles-: La isla del tesoro (1883) (edición ilustrada en esta misma colección) y La Flecha Negra (1888). La Flecha Negra se desarrolla en los primeros años de la Guerra de las dos Rosas, a mediados del siglo XV, entre las casas inglesas de York (rosa blanca) y Lancaster (rosa roja) por el dominio territorial y la sucesión al trono, guerra caracterizada por las cambiante alianzas entre las familias más influyentes de Inglaterra y la intermitente locura del débil rey Enrique VI, que tan pronto apoyaba a una facción como a la otra («se acostaba York y se levantaba Lancaster»). La novela narra las aventuras del joven aspirante a caballero Richard Shelton, pupilo de Sir Daniel Brackley, señor de Tunstall -y defensor, interesado y poco fiable, de la causa de Lancaster-, que, tras haber perdido a su padre en extrañas circunstancias, sirve a las órdenes de Sir Daniel y recorre la agreste región con los mensajes de su señor. Estamos en los prolegómenos de la batalla de Shoreby, y en la cercana abadía en ruinas de Holywood se oculta la hermandad de La Flecha Negra, cuyo capitán, el misterioso John Amend-all (John Arregla-todo), un vengador justiciero que nos recuerda al mítico Robin Hood, tiene atemorizadas a las autoridades locales, pues sus certeras flechas negras, acompañadas de un mensaje, prometen cobrarse la vida de cuatro malvados personajes: «Los cuatro recibiréis lo que es de razón / una flecha negra en vuestro negro corazón»... La edición incluye las clásicas láminas a color del inimitable ilustrador N.C. Wyeth.
Una calle estrecha y miserable. Los oscuros ladrillos de las casas parecen impregnados por todos los crímenes, pecados y miserias de las gentes que allí tienen sus guaridas. De pronto, algo mucho peor, más monstruoso, sobresalta el ánimo de Robert Louis Stevenson: un hombre que, hasta ese momento, él consideraba irreprochable acaba de cometer, ante sus ojos, la peor de las vilezas. Su frente se ensombrece al recordarlo y angustiosos pensamientos comienzan a atormentar su mente, queriendo hallar una explicación para lo ocurrido. Desde siempre, el hombre se ha sentido a sí mismo como un ser dividido. Dos tendencias luchan a muerte, noche y día, dentro de él. Esa es la tragedia del ser humano, y, al mismo tiempo, su mayor gloria. De repente, con un súbito impulso, apoya la mano sobre el papel y comienza a escribir. Luego, subraya unas palabras: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Keola y el sabio Kalamake se lanzan a una fabulosa odisea en busca de riquezas. En un territorio habitado por antropófagos, los protagonistas enfrentarán múltiples peligros, descubriendo a un tiempo el coraje y la traición.