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Resultados de la búsqueda para: Shakespeare William
William Shakespeare no tuvo nada en contra de la publicación de sus propias obras, que constituía una fuente de ingresos para su negocio. Pero en lo relativo a los poemas su actitud fue muy variable: se ocupó con sumo cuidado de la publicación de los poemas narrativos que dedicó al conde de Southampton ( " Venus y Adonis " y " El rapto de Lucrecia " ), de los cuales se realizaron numerosas reimpresiones que los hicieron muy populares, pero, según parece, no intervino en la recopilación ni en la publicación de los sonetos. El autor se comportó con sus composiciones líricas más breves de manera despreocupada y negligente, y se limitó a distribuirlos entre sus allegados. La autoría de Shakespeare en lo que respecta a los sonetos nunca ha sido seriamente puesta en entredicho. La fuerza, la belleza y el brillo del lenguaje, la complejidad de la sintaxis y la sutileza de los ritmos parecen perfectamente acordes con la variedad estilística de la mejor poesía que despliegan sus obras de teatro. Sin embargo, el absoluto desconocimiento de las circunstancias que los llevaron a la imprenta y la rareza de los personajes que los pueblan y de las situaciones a que aluden dieron lugar a especulaciones sobre la identidad de las personas y los acontecimientos reales en los que se sustentan. Lo que sí ofrece en estos sonetos es el análisis más completo y variado del tema central de toda la tradición: la psicología moral del amor.
En " Medida por Medida " , la risa y la náusea son elementos que van a desempeñar papeles cruciales. La risa es el contrapunto de lo que técnicamente podríamos denominar " náusea " (el proceder de los personajes del estamento del Poder). Risa y náusea forman así dos bloques complementarios, quedando afianzado cada uno por la eficacia del otro. Difícilmente podríamos tolerar la presencia de la náusea sin el equilibrio estético que aporta la risa. Difícil sería también advertir la presencia de una sin la respuesta de la otra. La referencia bíblica del texto nos informa de que estamos ante una obra de venganza. No soportar la felicidad de los demás; castigar con la muerte a los otros por sentir lo que uno mismo siente; juzgar a los demás por lo que uno mismo podría ser juzgado. Es la venganza del impotente, del hipócrita. Por eso, la sola idea de dos jóvenes que se aman -Juliet y Claudio- no puede ser asumida por los responsables de restablecer el orden moral en Viena. Pero Shakespeare siempre lo arregla todo, siempre encuentra una fórmula de salida, cuando los caminos teatrales que nos conducen al odio parecen cerrarse.
William Shakespeare (Stratford-upon-Avon, 1564-1616) ha estat, és i serà un referent ineludible de la literatura universal de tots els temps. Segons el prestigiós i polèmic crític literari Harold Bloom, fou «linventor de la condició humana», i hem dentendre el conjunt de la seva obra dramàtica com les Sagrades Escriptures secularitzades. La seva producció sha de veure com un tot orgànic indivisible que va des de les tragèdies de joventut fins a les comèdies de lextrema maduresa. Shakespeare va excel·lir en les tres formes literàries establertes pels grecs: la poesia narrativa ―Venus i Adonis i La violació de Lucrècia―, la poesia dramàtica ―comèdies, tragèdies i històries― i la poesia lírica, en la qual sobresurten els Sonets.
Hemos convocado a doce poetas-traductores (seis mexicanos y seis españoles, en atención al doble origen o nacionalidad de esta editorial) para que elijan y traduzcan al español su monólogo de Shakespeare favorito. Y hemos rastreado entre la iconografía clásica (en especial, del siglo XIX y finales del XVIII) para crear un juego paralelo de ilustraciones que dé cuenta de las muchas interpretaciones gráficas que ha merecido esta obra. El resultado es un hermoso almanaque que nos acerca a Shakespeare a través de sus grandes soliloquios. Colaboran (por orden alfabético): Andrés Catalán, Jeannette Clariond, Elsa Cross, Luis Alberto de Cuenca, Jordi Doce, Julián Jiménez Heffernan, Pura López Colomé, Tedi López Mills, Eduardo Moga, José Luis Rivas, Antonio Rivero Taravillo y Julio Trujillo.
"La violación de Lucrecia" es uno de los dos poemas narrativos que William Shakespeare publicó en vida bajo su nombre y por voluntad propia. Lo hizo en 1594, con la intención de extender su reputación más allá de los círculos del teatro isabelino. Este poema narrativo opta por un tema y un tratamiento sombríos, el de la casta dama cuya violación y posterior suicidio provoca un terremoto en la vieja Roma de los Tarquinos: la caída de la monarquía y el establecimiento del régimen republicano. Lectura política, por cierto, que no pasó desapercibida en un momento en que la dinastía Tudor carecía de herederos y la institución monárquica, representada por la reina Isabel, encaraba un futuro incierto.