CADENA HUMANA, novísmo poemario del Nobel irlandés Seamus Heaney, es, sin duda, la culminación de su obra. Esto significa, simplemente, que haya alcanzado una meta trazada, deseada, soñada, avizorada, calculada o labrada con suma delicadeza y esfuerzo. Además de lo anterior, el autor ha conseguido ahora, en particular, demostrar una notable congruencia con lo que siempre ha pensado, sentido, dicho. Nunca se ha cansado de insistir en que la forma es tanto el ancla como el barco, es decir, debe lograr la perfecta armonía con lo expresado en el poema. En Cadena humana no hay una estructura elegida, una sola rima, un metro, una cantidad silábica que no coincida y concuerde con la sustancia que la nutre. En plena madurez, dueño ya de una absoluta destreza en cuanto al manejo de los vehículos de su verso, Heaney genera una luminosidad extraordinaria tanto en el lado de la vida que se inicia con un primer aliento, como de la muerte que se inicia al exhalar en este mundo inhalando en otro, todo a base de detalles personalísimos que, ahora, merced a tangibles y humanos eslabones, resultan también nuestros, recién nacidos en nuestra lengua, como si los hubiéramos dado la luz, puestos a prueba, habiendo ya despegado, como su papalote, por cuenta propia, y a la vez "como caídos del cielo".
El conjunto de estos ensayos es una prueba manifiesta de la creencia de Heaney en que la poesía, en palabras de Yorgos Seferis, «tiene la fuerza suficiente para ayudar».
Con la concesión del Premio Nobel en 1995 se reconocía una de las aventuras poéticas más arriesgadas y logradas del siglo xx: la de Seamus Heaney. Su extensa obra abordó el abandono de los enclaves rurales, la difícil adaptación a un entorno urbano cada vez más aséptico, y las presiones que la política (y la violencia) ejercen sobre el hombre contemporáneo. Heaney barajó durante años preparar una selección de sus poemas que fuese representativa de su extensísima obra. Murió sin rematar la selección, pero dejó indicaciones para orientar a sus descendientes. El resultado es 100 poemas, un viaje que va desde las impresionantes descripciones del campo irlandés hasta las últimas meditaciones inspiradas por la sabiduría acumulada durante una vida entera de observaciones y reflexión. Uno de los pocos poetas del siglo xx que merecen el adjetivo de «imprescindible».