Las mitologías inéditas de Barthes. Una película, Le Sport et les hommes. Un intercambio que ilumina la obra de Roland Barthes, y en dónde se analiza el deporte como espectáculo. «El deporte, este combate que en realidad es una competición y no un conflicto. Es decir, un lugar en el que el hombre no sólo se enfrenta al hombre, sino a la resistencia de las cosas.»
En cualquier intento de expresión podemos distinguir tres niveles: el nivel de la comunicación, el del significado, que permanece siempre en un plano simbólico, en el plano de los signos, y el nivel que R. Barthes llama de la significancia. Pero en el sentido simbólico, el que permanece a nivel de signos, se puede distinguir dos facetas en cierto modo contradictorias: la primera es intencional (no es ni más ni menos que lo que ha querido decir el autor), como extraída de un léxico general de los símbolos; es un sentido claro y patente que no necesita exégesis de ningún género, es lo que está ante los ojos, el sentido obvio. Pero hay otro sentido, el sobreañadido, el que viene a ser como una especie de suplemento que el intelecto no llega a asimilar, testarudo, huidizo, pertinaz, resbaladizo. Barthes propone llamarlo el sentido obtuso.
Con apasionada eficacia Roland Barthes establece en este libro fuertemente polémico, los presupuestos de una ciencia de la literatura que supere las concepciones idealistas sustentadas hasta ahora. La clara exposición del autor de El grado cero de la escritura destaca las implicancias ideológicas de la nueva crítica y rescata su valor socio-político demostrando la falacia de aquellos que quieren convertirla en un puro formalismo ahistórico.
Este libro encierra todo lo que Barthes colocaba sobre la mesa de su seminario. Pero no sólo eso, sino también deslumbrantes fragmentos de prosa barthesiana, que muestran el modo en que su voz pasaba de lo escrito a lo dicho. Voy a hacer como si fuera a escribir una novela , dice Barthes, y organiza sus notas de clase como instrucciones dirigidas, en primer lugar, a sí mismo. En efecto, sus seminarios son un juego serio de simulación. La escritura de una novela implica, para un ensayista que, como él, ama el fragmento, el pasaje de la Forma corta a la forma larga.
El grano de la voz reúne entrevistas concedidas por Barthes desde 1962 hasta su muerte en 1980 y realiza una puesta en escena de ideas, redes de lectura, desarrollos y combates de una poética teórica tan voluptuosa como subversiva. La fotografía, la teoría, la escritura, el haiku, Japón, los intelectuales, la crítica, la moda y la voz son algunos de los temas de conversación sobre los que el autor de Fragmentos de un discurso amoroso y El placer del texto reflexiona de manera anárquica y generosa
Roland Barthes fue a China del 11 de abril al 4 de mayo de 1974, acompañado por François Wahl y de una delegación del grupo «Tel Quel» compuesta por Philippe Sollers, Julia Kristeva y Marcelin Pleynet. El cuaderno se ha conservado tal y como Barthes lo escribió, incluso con sus esbozos y dibujos. Diario de mi viaje a China recoge los cuadernos hasta ahora inéditos que el autor realizó durante dicho viaje. En ellos se observa una visión distanciada de ese recorrido, atenta a los detalles, a los colores, a los paisajes, a los cuerpos, a los pequeños acontecimientos cotidianos, que él comenta con humor. Las anotaciones de cosas vistas, sentidas, oídas, alternan con observaciones puestas entre corchetes: reflexiones, meditaciones, críticas o frases de simpatía, que son como apartes sobre el mundo que lo rodea. Al cabo de algo más de treinta años, los cuadernos de Roland Barthes aportan una mirada lúcida sobre los acontecimientos y los discursos de ese viaje. Una visión más interesada por la gente y las cosas que por los museos y los yacimientos arqueológicos. ?Nada se sabe, nunca sabré nada: ¿quién es el muchacho que está a mi lado? ¿Qué hace durante el día? ¿Cómo es su habitación? ¿Qué piensa? ¿Cuál es su vida sexual? etc. Cuellecito blanco y limpio, manos finas, uñas largas.? Roland Barthes
Como la obra sobre los pasajes de París permite imaginar a Walter Benjamin, este libro muestra la composición y el armado del pensamiento barthesiano a partir de citas, comentarios, fragmentos, enlazados por un movimiento que conserva la vibración de aquello que ha sido dicho por primera vez, explorando territorios y probando ideas. En Cómo vivir juntos, Barthes nos habla de los anacoretas y de Robinson, de monasterios y de casas, del encierro y de la distancia entre los cuerpos, del alimento, las flores, la suciedad, el vacío y los territorios. Preguntas que son, a la vez filosóficas, estéticas e históricas, quedan abiertas, en suspenso, sostenidas por el tejido de las citas. Barthes había organizado su primer seminario de 1977 según un orden que le interesó siempre: el del alfabeto, que le permite un recorrido en redes, enigmático en un principio, pero que, a medida que transcurren las sesiones, forman una organización porosa y cada vez más significativa. El seminario puede leerse en ese orden, o, al contrario, entrar en él a campo traviesa, siguiendo itinerarios cruzados. En ¿Qué es sostener un discurso?, el segundo seminario de 1977, Barthes vuelve a interrogarse sobre esa noción y también vuelve a Proust y, a través de Proust, sugiere varias entradas a la literatura y los modos en que ella habla. En su estudio preliminar a este libro, Alan Pauls escribe: "Toda una vida monitoreando los signos del mundo, clasificándolo, desmontándolos, devolviéndoles el espesor, la artificiosidad, incluso el arte que se empeñan en hacer pasar por naturales, Barthes, que ya tiene 62 años, estrena su cátedra en el Collège de France comprometiéndose con una sola misión: imaginar. Soñar en voz alta una investigación, como dice en la Lección para resumir sus designios pedagógicos." Beatriz Sarlo