La joven Gaud, cuyo padre, tras haber hecho fortuna, acaba de regresar con su familia al puerto bretón de Paimpol, asiste por primera vez desde su infancia a la vuelta de los pescadores de Islandia. Entre todos ellos distingue a Yann Gaos, el más alto y más fuerte, y amigo de su primo Sylvestre Moan. Yann es objeto de burla por parte de sus compañeros, pues a sus veintisiete años todavía no está casado, pero él contesta riendo: mi boda, la celebraré con el mar. PIERRE LOTI describe con talento y fervor este mar bravío que tantas vidas de marinos bretones ha sesgado.
omo en un sue?o, la evocadora prosa de Pierre Loti transporta al lector a la m?gica colina de las pagodas doradas de Rang?n, en Birmania. Un c?mulo de sensaciones intensas se entretejen en el alma del autor para dar a este relato de la visita de una tard
Pierre Loti, pseudónimo de Julien Viaud, fue un auténtico fenómeno literario en su época. Perfecta encarnación del aventurero romántico, sus novelas ambientadas en los países exóticos que había visitado como oficial de la marina enamoraron a toda Francia, y obras como Aziyadé o El casamiento de Loti se convirtieron en grandes bestsellers traducidos en toda Europa. Loti, que frecuentó de mala gana los salones literarios parisinos e intimó de buen grado con la gran Sarah Bernhardt, entre muchas otras, originó con sus novelas modas sociales como la de saludarse en tahitiano o de intercambiarse guirnaldas de flores entre los enamorados. Este Diario íntimo, publicado póstumamente en 1925 por su hijo Samuel Viaud, combina encantadoramente reflexiones personales y cartas escritas en los años en que Loti publicaba sus primeros libros y saboreaba en alta mar las mieles del éxito. Confesiones íntimas que nos acercan también a su modo desgarrador y melancólico de vivir el amor y el desamor. Todo escrito en un estilo hipnótico, sensual, lleno de música y exotismo, marca indeleble del autor, que inauguró el género e hizo caer rendido al público. Loti, a quien Raymond Roussel admiraba tanto como para partir tras sus huellas a la Polinesia, fue nombrado miembro de la Academia Francesa en 1891. Murió en Hendaya en 1923.