En 1900, mientras España asistía al nacimiento de los nacionalismos, Benito Pérez Galdós pronunció un discurso en Madrid titulado La fe nacional. El escritor canario salía en defensa de la españolidad en todos los territorios afectados en aquellos momentos por vientos separatistas. Convencido demócrata, Galdós realiza una defensa de la Patria dictada desde la solidaridad, la ambición de progreso y el liberalismo que distinguió siempre su vida y su obra. Completan esta edición otros artículos de prensa y textos literarios impregnados del mismo espíritu, relativos a los eternos problemas de España y los españoles. Algunos de ellos sobre las carencias de los gobernantes, las diferencias entre ricos y pobres y el endémico subdesarollo educativo y cultural parecen escritos hoy mismo.
Galdós fue elegido miembro de la Real Academia Española con notable retraso, bastante después de que su producción literaria hubiera alcanzado las cotas de calidad y cantidad que hacían lógica la elección. Esta tuvo lugar en 1889, fue promovida por quien más tarde le daría la bienvenida en la corporación, su amigo Marcelino Menéndez Pelayo, y no estuvo exenta de dificultades, pues requirió dos intentos. El acto de ingreso se retrasó hasta 1897, y fue una de las raras ocasiones en que la contestación resultó más extensa que el discurso del recipiendario. Posteriormente, Galdós ocupó el otro atril del salón de actos de la Academia para recibir en ella a José María de Pereda. El triángulo amistoso que, por encima de las diferencias ideológicas, tuvo sus vértices en esos tres nombres representa en la historia de nuestras letras un ejemplo admirable de espíritu tolerante, del que el lector hallará algunas muestras en los dos discursos que aquí se reeditan.
Vuelven al primer plano en este Episodio los hermanos Carlos Navarro, masón y conspirador, y Salvador Monsalud quien lucha por liberar a su madre, presa por la Inquisición. Y en medio se encuentra Jenara de Baraona, quizás figura simbólica de España, (la antigua y la moderna), amada por los dos hermanos. Cont inúan las memorias del burócrata Pipaón que cuenta los pronunciamientos y sublevaciones contra Fernando VII; los liberales del reino conspiran para establecer la Constitución y terminar con el absolutismo. El ejército, acantonado en Cádiz va a pronunciarse. El final, aunque transitorio, de la tiranía parece cercano. Pipaón sabe que ha llegado el momento de cambiarse de camisa, dicho con palabras de entonces “de casaca”. La España de 1820 se encuentra dividida en dos bandos fratricidas. La identidad Gabriel-España de la primera Serie se ha perdido. Riego triunfa y Fernando VII jura la Constitución que acabará traicionando. Se están gestando ahora las futuras guerras carlistas. La España unida frente al invasor, de la primera Serie, se resquebraja. Las dos casacas o las dos Españas están dispuestas a luchar por el poder. En ese marco histórico, Monsalud y Jenara tratarán de elegir un nuevo amor, quizás una distinta España. EDICIÓN ILUSTRADA En el prólogo a la única edición ilustrada de esta magna obra, Benito Pérez Galdós, cumbre de la novela española después de Cervantes, escribía: “Antes de ser realidad esta veinte novelas consideré y resolví que los Episodios Nacionales debían ser, tarde o temprano, una obra ilustrada. La muchedumbre y variedad de tipos; lo pintoresco de los lugares; los accidentes sin número de la acción eran grande motivo para que yo desconfiase de salir adelante con el pensamiento de esta dilatada narración, si no vinieran en mi auxilio lápices hábiles que dieran al libro todo el vigor, todo el acento y el alma toda que para cumplir el supremo objeto de agradarte necesitaba.” Enrique Mélida y Alinari, pintor español y su hermano Arturo Mélida y Alinari, arquitecto y pintor, son los artistas que ilustran esta bella y cuidada edición, a cargo de la imprenta La Guirnalda que se esmeró en el diseño y cuidado de su impresión.
El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvió de vehículo a Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles -guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares- a lo largo del agitado siglo XIX. Prisionero de los franceses en el episodio anterior - " Napoleón en Chamartín " -, Gabriel de Araceli se fuga y se dirige a Zaragoza para incorporarse al ejército que se está organizando con fuerzas dispersas. El destino lo lleva a ser uno de los valerosos defensores de la ciudad en el segundo y más fuerte de los " sitios " . Junto con otros personajes de total creación literaria, Araceli convive con el general Palafox y las demás figuras históricas que realmente intervinieron en la gran gesta popular.
A excepción de Pepita Jiménez y de las novelas epistolares de Galdós, ninguno de los hitos novelísticos europeos de la segunda mitad del XIX y de la primera mitad del XX es de naturaleza epistolar. A pesar de que tradicionalmente se ha considerado que en la segunda mitad del siglo XIX se hace un uso esporádico del género literario de la carta, los grandes autores del diecinueve español fueron epistológrafos asiduos, cultivando todos ellos de modo prolífico el (in)discreto encanto de la amistad a través del correo. Es natural, por tanto, que en algún momento las posibilidades literarias de un género que imita una forma real de comunicación escrita les tentasen.
El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvió de vehículo a Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles -guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares- a lo largo del agitado siglo XIX. La victoria de las tropas aliadas sobre los ejércitos napoleónicos en " La batalla de los Arapiles " , en las cercanías de Salamanca, significó un cambio de rumbo irreversible en la Guerra de la Independencia. Gabriel de Araceli, el pillete gaditano de los días de Trafalgar, acaba en esta entrega sus trabajos y avatares tras una decisiva actuación en la batalla, cerrando felizmente su historia y, con ella, la primera serie de los Episodios.
Amadeo I es la tercera novela de la serie final de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Fue escrita en el año 1910 y su narrador es Proteo (Tito) Liviano, escritor y periodista de El Debate, ferviente republicano, brillante orador y apasionad
El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvió de vehículo a Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles (guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares) a lo largo del agitado siglo XIX. En este episodio Pérez Galdós se sirve de la figura de " Zumalacárregui " , el gran caudillo popular surgido en los primeros tiempos de la guerra carlista, y de la peripecia novelesca del atormentado capellán José Fago, para, como hiciera con El Empecinado para la Guerra de la Independencia, reflejar un momento histórico que le brinda la ocasión de pintar el mundo de la guerrilla y el de las intrigas cortesanas.