Entre 1881 y 1883 Oscar Wilde realizó dos viajes a Norteamérica para dar un ciclo de conferencias por todo el país y estrenar una de sus primeras obras de teatro. Su atuendo calzón corto y medias negras causó una enorme sorpresa en Nueva York y pasó inadvertido en el Oeste, donde los vaqueros y los buscadores de oro lloraban cuando les leía la biografía de Benvenuto Cellini «les expliqué que estaba muerto y eso provocó que preguntaran: ¿quien le pegó un tiro», escribe Wilde. Sus impresiones sobre esta aventura las fue relatando en varias piezas, donde aborda la mentalidad del hombre y la mujer norteamericanos, su puritanismo o el impacto del circo de Buffalo Bill en la sociedad londinense. Esta edición se ilustra con fotos y grabados de Estados Unidos tal y como lo conoció Wilde.
Una lectura para cada día. Quince cuentos para una Navidad: VICENTE BLASCO IBÁÑEZ: El premio gordo (23 de diciembre) OSCAR WILDE: El Gigante egoísta (24 de diciembre) NIKOLÁI GÓGOL: La Nochebuena (25 de diciembre) HANS CHRISTIAN ANDERSEN: El abeto (26 de diciembre) GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER: Maese Pérez, el organista (27 de diciembre) FIÓDOR DOSTOYEVSKI: Un árbol de Navidad y una boda (28 de diciembre) BENITO PÉREZ GALDÓS: La mula y el buey (29 de diciembre) ROBERT LOUIS STEVENSON: Sermón de Navidad (30 de diciembre) El " jizó " con sombrerete de juncia, Leyenda popular japonesa (31 de diciembre) EMILIA PARDO BAZÁN: Los dulces del año (1 de enero) FRANCISCO AYALA: Una Nochebuena en tierra de infieles, o Son como niños (2 de enero) ANTÓN CHÉJOV: Vanka (3 de enero) GUY DE MAUPASSANT: Los Reyes (4 de enero) LEOPOLDO ALAS, CLARÍN: El rey Baltasar (5 de enero) O. HENRY: El regalo de los Reyes Magos (6 de enero)
Mencionada apenas en los Evangelios, la figura de Salomé atrajo ya desde la Edad Media la imaginación de los artistas figurativos. Sin embargo, fue sobre todo a partir del siglo XIX, y especialmente en el último cuarto de este siglo y el primero del XX, cuando alcanzó un lugar preeminente en el imaginario artístico moderno como figura en la que confluyen belleza y maldad, esplendor y lujuria, así como esa exacerbación de los sentidos cuya búsqueda es tan propia de la época. Escrita originalmente en francés en 1891 durante un larga estancia en París, Oscar Wilde aunó en Salomé la visión clásica transmitida por Flaubert en obras como «Salambó» o «Herodías» con la mirada decadente llena de oros bizantinos del pintor Gustave Moreau, para alumbrar una obra magnífica en la que laten la violencia y la sexualidad. En su prólogo, Mauro Armiño da cumplida cuenta de los múltiples antecedentes y peripecias de esta polémica obra a lo largo del tiempo. La presente edición se acompaña de los dibujos realizados para la edición inglesa (1894) por Aubrey Beardsley. Traducción y prólogo de Mauro Armiño
Publicado en Londres en 1888 por la editorial David Nutt, El Príncipe Feliz y otros cuentos de Oscar Wilde, con ilustraciones de Walter Crane y Jacomb Hood, fue recibido con excelentes críticas y continuó reeditándose, año tras año, hasta nuestros días, transformándose en un clásico de la literatura. Hoy quedan pocos ejemplares de aquella primera edición de finales del siglo XIX, que contó con una serie limitada de setenta y cinco libros firmados por el autor y el editor y que permitió la realización de esta nueva edición de Libros del Zorro Rojo, que lleva la bella traducción de Julio Gómez de la Serna.
«La superficialidad es el vicio supremo.»Oscar Wilde «Nada de lo que me ocurrió en ningún período de mi vida tuvo la menor importancia en comparación con el arte.» En 1895 Oscar Wilde se encontraba en la cumbre de su carrera, pero ese mismo año, tras un escandaloso proceso, fue condenado a dos años de prisión y a trabajos forzados. Allí escribió De profundis, una epístola confesional que ilustra su proceso interior durante el encarcelamiento y uno de los textos más descarnados de la historia de la literatura. Esta edición incluye también #ofreciendo un marco contextual excepcional, apoyado en la magnífica introducción del escritor Colm Tóibín# las cartas que escribió antes y después a sus seres queridos, entre ellos su amante, lord Alfred Douglas. Completa el volumen «La balada de la cárcel de Reading», un revelador poema acerca de un hombre sentenciado a la horca.
La noche del 20 de febrero de 1885, el pintor norteamericano James McNeill Whistler pronuncia una conferencia sobre arte en el Princes Hall de Londres. Al día siguiente, Oscar Wilde, con su elocuencia e ironía habituales, escribe una réplica a la misma en un artículo publicado en el Pall Mal Gazzette. A partir de ese momento se genera una singular correspondencia entre ambos, que se hace pública al aparecer en forma de cartas a los directores de varios tabloides londinenses. Lo que comienza como un interesante debate sobre estética, prosigue con mordaces alusiones personales, llegando Whistler a acusar a Wilde de plagiario ante la indignación de este último. Controversia que nos trae a la memoria otra famosa entre el propio Whistler y el historiador y crítico del arte británico John Ruskin, o las ya celebérrimas puyas que se lanzaban Góngora y Quevedo a través de misivas. Oscar, ¿cómo se atreve usted, qué significa ese disfraz?, interpela irónicamente por carta el artista a su contrincante, tras verlo ataviado paseando por Londres con uno de sus estrafalarios atuendos que tanto contribuyeron a la fama de dandi extravagante del literato irlandés. Whistler vs Wilde muestra dos formas de entender la pintura: la del pintor que defiende la forma y la sensibilidad artísticas, y la del crítico, partidario de la importancia de la temática y la poética que esconde. Se recupera así el eterno, siempre actual y no resuelto debate sobre qué es el arte.
De Oscar Wilde se recuerdan infinidad de frases ingeniosas, punzantes e irónicas, escritas para sus obras de teatro o pronunciadas en los elegantes salones de Londres a finales del siglo XIX, pero el escritor irlandés también supo escribir de las penurias de la prisión y del desasosiego, del abandono y la ruina. Este libro reúne tres títulos íntimamente relacionados con el paso de Wilde por la cárcel: 'De profundis', 'La balada de la cárcel de Reading' y 'Dos cartas al Daily Chronicle'. Con nueva traducción, prólogo de Alfredo Taján e ilustraciones de Cintia Gutiérrez, estas páginas exponen al Wilde más íntimo.
Este relato, publicado en "Una casa de granadas", en 1891, pertenece a una tanda de narraciones oscuras y extensas. Casi parece escrito adrede como una larga sucesión de sorpresas, donde la historia siempre desemboca en una nueva encrucijada, que nunca se resuelve como el lector espera ni simboliza cabalmente lo que él cree. Es, en definitiva, un cuento de hadas, que como todo cuento de hadas verdadero, tiene un significado claro, evidente y puntual, que uno nunca llega, sin embargo, a descubrir del todo.
La decadencia de la mentira (1898) no es sólo uno de los diálogos de mayor alcance teórico de Oscar Wilde, sino que representa su manifiesto antinaturalista y una contribución tan notable como polémica, aún hoy, al debate sobre el valor del arte. Para Wilde, cuando se exige al arte que renuncie a la bellezala más elevada aspiración humanaen pos de la verdad, se sacrifica una de las capacidades más extraordinarias del ser humano: la de transformar la realidad. Crear significa urdir maravillosas mentiras para convertir el mundo en un lugar digno de nuestro asombro. Y cuando el Arte consigue liberarse de las cadenas del realismo, no sólo no imita a la Naturaleza ni a la Vida, sino que se convierte en el modelo de ambas.
Sir Robert Chiltern is a successful politician and an honest man. He is an ideal husband for the beautiful and serious Lady Chiltern. But somebody knows a dangerous secret about Sir Robert. Can Sir Robert?s charming Society friends save his job and his marriage? This Penguin Reader play is written for acting ? making English come alive.
"Tener buen aspecto y estar bien vestido es una necesidad. Tener un propósito en la vida, no." "La moda es tan sólo una forma de fealdad tan absolutamente insoportable que debemos cambiarla cada seis meses."
ÓSCAR WILDE nació en Dublín en 1854 y murió en París en 1900, ciudad en la que vivió exiliado tras salir de la prisión de Reading tras su escandaloso juicio por sodomía. La Esfinge, la obra más ambiciosa y personal de Oscar Wilde, antes de entrar en prisión, es un poema perfecto. Este joyel simbolista y barroco, con ecos de El cuervo de Poe, Las Flores del Mal de Baudelaire y Las tentaciones de san Antonio de Flaubert supone un revulsivo contra una sociedad anquilosada en sus formas de vida. Completa la entrega una precisa selección de los poemas de Oxford, donde Wilde afianzó sus convicciones y gustos y nació su pasión por el esteticismo de las artes y la belleza
El hombre que contaba historias es un precioso y breve cuento de Oscar Wilde, y da título a esta antología, que contiene relatos de ocho de los principales autores anglosajones de todos los tiempos: cuatro británicos -Daniel Defoe Charles Dickens, Robert Louis Stevenson y Oscar Wilde- y cuatro estadounidenses -Edgar Allan Poe, Mark Twain, O. Henry y Jack London-. La antología ofrece a lectores de todas las edades la posibilidad de conocer a estos grandes autores de la literatura universal, una ocasión para disfrutar de su literatura en pequeñas perlas. Algunos de los relatos están entre los más célebres de sus respectivos autores, otros son joyas poco conocidas; todos son, en uno u otro sentido, significativos de cada autor. El conjunto presenta una amplia variedad temática y una gran amenidad y calidad literaria. Encontramos aquí misterio, humor, filosofía y aventuras, una combinación de literatura de primer nivel. Las preciosas ilustraciones de Esther Saura Múzquiz iluminan los relatos.