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EL FANTASMA DE CANTERVILLE Y OTROS RELATOS (WILDE, OSCAR)
De Oscar Wilde se dijo que no conversaba, sino que contaba cuentos. Este volumen recoge sus relatos más conocidos, y podemos imaginárnoslo perfectamente, encantador, irónico, contándolos a un reducido círculo de devotos oyentes, con una taza de té en la mano. Un público que se reiría con «El fantasma de Canterville»; se sentiría intrigado con la resolución del caso de «El crimen de lord Arthur Savile», y se conmovería hasta las lágrimas con «El Príncipe Feliz», «El ruiseñor y la rosa» y «El gigante egoísta», cuentos de hadas protagonizados por seres frágiles y vulnerables. Son por tanto, como Alejandro Palomas explica en su prólogo, cuentos cercanos, vivos, que nos interpelan, como los memorables personajes de sus obras de teatro. Cuentos, cuya lectura a pesar del paso del tiempo no se agota nunca, pues nos hablan de emociones cercanas y reconocibles, en resumen, nos hablan de nosotros mismos. Este libro incluye actividades recomendadas para profundizar en la lectura de los cuentos.

EL ALMA DEL HOMBRE BAJO EL SOCIALISMO (WILDE, OSCAR)
Oscar Wilde, esteta, dramaturgo, presidiario en la intolerante y vengativa sociedad victoriana, nos dejó obras notables, desde La importancia de llamarse Ernesto hasta El retrato de Dorian Gray o Vera y los nihilistas, además de algunos ensayos que muestran su preocupación por el arte, la cultura y la sociedad. Uno de esos ensayos es El alma del hombre bajo el socialismo, donde, en su defensa del socialismo, ha cía afirmaciones, como las siguientes, que siguen vigentes: “A través de la desobediencia, se ha progresado; a través de la desobediencia, y a través de la rebelión.” “El socialismo, el comunismo, o como uno quiera llamarlo, al convertir la propiedad privada en riqueza pública, y al reemplazar la competencia por la cooperación, restituirá a la sociedad su condición de organismo sano, y asegurará el bienestar material de cada miembro de la comunidad. Dará a la vida una base y un medio adecuados.”

EL RETRATO DE DORIAN GRAY . EDICIÓN SIN CENSURA (WILDE, OSCAR)
En primavera de 1890 Oscar Wilde envió su primera novela al Lippincot?s Monthly Magazine. Escandalizado por su contenido, el director de la revista eliminó las huellas de homosexualidad del pintor Basil Halleward hacia Dorian Gray, junto a otras conductas heterosexuales muy avanzadas para la época. Casi quinientas palabras desaparecieron del texto: frases, párrafos enteros? Wilde, temeroso de la reacción de la moralista sociedad victoriana, autocensuró aún más la edición en libro de la obra, que apareció en 1891, añadiendo más páginas para matizar aspectos turbios y cortando por lo sano los elementos homoeróticos. Hasta 2011 no se encontró el texto mecanoscrito de El retrato de Dorian Gray tal y como lo concibió originalmente su autor, sin censuras. Publicado en inglés por la Harvard University Press, se ofrece ahora por primera vez en español, traducido meticulosamente por Victoria León.

EL ILUSTRE COHETE (WILDE, OSCAR)
El rey va a casar a su hijo con una princesa rusa y prepara una gran fiesta en la que habrá de todo, incluso fuegos artificiales. En palacio reina la alegría, hasta los cohetes que serán lanzados durante la noche de la boda están encantados de estallar con motivo de acontecimiento tan feliz. Los petardos, la girándula, la traca, la bola de fuego desean iluminar el cielo con su pólvora de colores. Pero un cohete que presume de ilustres antepasados, dejándose llevar por la antipática vanidad, a punto está de aguar la celebración. El dibujante Miguel Ángel Martín ha elegido este cuento de Oscar Wilde para ilustrarlo a todo color y Catalina Martínez Muñoz lo ha vuelto a traducir al español para esta edición, como maravilloso regalo destinado a los lectores.

EL ARTE DEL INGENIO . EPIGRAMAS (WILDE, OSCAR)
El presente volumen pretende rendir homenaje al arte y al ingenio de Oscar Wilde, dos palabras irremediablemente unidas a su nombre, a su estética y a su vida. A este fin se ha llevado a cabo una amplia selección de sus frases, opiniones y ocurrencias más brillantes, entresacándolas de sus obras de teatro, cuentos, ensayos, correspondencia, y de los testimonios orales que sus contertulios u ocasionales oyentes han legado a la posteridad. Así pues, el lector no debe buscar en este libro una radiografía del pensamiento de Oscar Wilde, oculto siempre tras la máscara, sino la brillante superficie donde aflora vivo el arte del ingenio. Los genios... siempre están hablando de sí mismos, cuando lo que yo quiero es que piensen en mí. Los elogios me vuelven humilde, pero cuando me insultan sé que he tocado el cielo. Es triste. La mitad del mundo no cree en Dios, la otra mitad no cree en mí.

EL ABANICO DE LADY WINDERMERE; LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNEST (WILDE, OSCAR)
Oscar Wilde nació en Dublín en 1854. Se trasladó a Inglaterra a estudiar lenguas clásicas en la Universidad de Oxford, donde encontró un ambiente, el de los jóvenes de las clases acomodadas inglesas, en el que no lograba integrarse. Esa excentricidad le lleva a construirse una personalidad exhibicionista inspirada en el dandismo y en ciertas teorías que proclamaban el placer como único objetivo de la práctica artística. Con " El abanico de Lady Windermere " obtuvo Wilde su primer éxito teatral de público. La crítica fue más distante. Reconocía el ingenio de los diálogos, pero insistía en la poca originalidad de los motivos (el chantaje, el abanico comprometedor, la infidelidad conyugal). " La importancia de llamarse Ernest " pondría fin a la trivialidad de sus tramas. Empezando por el difícilmente traducible juego de palabras del título, Wilde consigue expresar en esta obra su visión del mundo en varios niveles: divirtiendo al público aristocrático y arreglándoselas para comunicar al espectador contemporáneo su credo individualista.

LA IMPORTANCIA DE DISCUTIRLO TODO . EL CRÍTICO COMO ARTISTA (II) (WILDE, OSCAR)
Publicado dos meses después de La importancia de no hacer nada, La importancia de discutirlo todo insiste en que criticar es mucho más difícil que crear y que «no hacer nada es la cosa más difícil del mundo», reservada a un grupo de privilegiados intelectualmente. Oscar Wilde vuelve a provocar con sus ácidas reflexiones: Inglaterra «ha inventado y establecido la opinión pública, que es un intento de organizar la ignorancia de la sociedad y de elevarla a la categoría de fuerza física». Vivimos «una época en la que las gentes son tan laboriosas que se han vuelto rematadamente estúpidas». Defiende por encima de todo la inmoralidad del arte y asegura que «sólo las teorías peligrosas tienen algo de valor intelectual. Una idea que no sea peligrosa no merece llamarse idea».

DE PROFUNDIS. BALADA DE LA CÁRCEL DE READING (WILDE, OSCAR)
En 1895 Oscar Wilde (1854-1900) está en la cumbre de su fama y de su popularidad. Todo lo que hace parece tocado por la varita del triunfo. Sin embargo, el proceso que ese mismo año entabla por difamación contra el marqués de Queensberry a instancias del hijo de éste, Lord Alfred Douglas, Bosie -su joven amante-, se volverá en pocas semanas en su contra, de forma que acabará condenado a prisión por homosexualidad, arruinado y repudiado por la misma sociedad que meses antes lo aclamaba. Poco antes de salir de la cárcel, en 1897, escribió " De profundis " -larga carta dirigida a Bosie en la que rememora su relación y, aunque desengañado, se reafirma en sus sentimientos y en sus actos- y poco después, ya en libertad, la " Balada de la cárcel de Reading " , poema que sobrevuela la relación entre el amor y las convenciones sociales, entre la vida y la muerte. Traducción de Arturo Agüero Herranz

EL ASESINO DE LAS BELLAS ARTES . ATRAPADO & PLUMA, LÁPIZ Y VENENO (DICKENS, CHARLES/WILDE, OSCAR)
Pintor, ilustrador, escritor y asesino, el envenador Thomas Griffiths Wainewright se convirtió en un personaje de su época, conocido por escritores como Charles Dickens —quien llegó a verlo en la cárcel—, Thomas De Quincey y Charles Lamb. La afición del asesino de las bellas artes por la estricnina acabó con la vida de un tío suyo, su suegra y su joven cuñada Helen, a quien él acusaba de tener «los tobillos demasiado gruesos». Deportado a Tasmania, Wainewright realizó allí una importante carrera como retratista, aunque realmente ha pasado a la historia por ser el protagonista de Atrapado, narración en la que Dickens vuelca toda la repugnancia que le provocaba, y del ensayo en verde —color de la estricnina— que le dedicó Oscar Wilde: Pluma, lápiz y veneno.

CARTAS A LORD ALFRED DOUGLAS (WILDE, OSCAR)
«¡La felicidad, no ! ¡Sobre todo nada de felicidad ! ¡El placer ! Hay que preferir siempre lo más trágico», exclamaba en cierta ocasión Oscar Wilde. Mucho más que un aforismo, la frase contiene toda una declaración de principios, que el propio Wilde llevaría hasta sus últimas consecuencias con admirable literalidad. De hecho, en el suntuoso argumento de su vida, la tragedia tuvo un nombre : Lord Alfred Douglas. Este muchacho de aspecto «jovial, áureo y encantador» fue, ciertamente, el gran amor de Wilde, la viva encarnación de su apetecido ideal, pero también la causa directa del escándalo que le conduciría a los tribunales primero y de allí a la ruina y a la cárcel, de la que Wilde saldría convertido en patética sombra de sí mismo. Wilde y Douglas (Bosie, para sus allegados) se conocieron en 1881, cuando éste apenas contaba veinte años y aquél era celebrado ya como un santón del esteticismo y brillante escritor. Muy pronto se entablaría entre los dos una íntima relación. De su complejo y movedizo carácter dan buena cuenta las cartas reunidas en este volumen, que abarcan desde noviembre de 1892 hasta agosto de 1897 y que son todas las que se conservan entre los dos amantes, con excepción de la conocida epístola De profundis. Unidas por el común denominador de una inconstante pero continuada pasión, estas cartas nos conducen desde los gloriosos días de éxito y de los placeres compartidos hasta las amargas horas del desencuentro, cuando, tras dos años de prisión, uno y otro intentan en vano revivir antiguos esplendores. Desde las apresuradas y festivas tarjetas escritas desde cualquier hotel o restaurante, hasta las sombrías elegías concebidas en la cárcel o el exilio en Francia, la pluma de Wilde, lírica y mordaz, transparenta aquí en todo momento su fatal y decidida voluntad de acceder a ese nivel superior en el que la vida y arte se confunden.