Dos relatos sobre personas que se ven obligadas a huir. Un exilio interior, protagonizado por víctimas de la revolución bolchevique que buscan un nuevo destino.
París, 1923. Sam, joven violinista miembro de la alta burguesía judía de San Petersburgo, se suicida. Esta noticia produce en Vera, su amiga de infancia, una fuerte conmoción que agita los cimientos de su adormecida memoria.
En 1922, Nina Berbérova abandonó Rusia e inició un exilio que la llevaría a varios países europeos (Alemania, Checoslovaquia, Italia, Francia) y a Estados Unidos, donde falleció en 1993. Poeta, novelista, ensayista, periodista, biógrafa, gran parte de su obra gira en torno a la vida de los exiliados rusos en Europa. Una buena muestra de su maestría literaria es La acompañante, novela corta que se publicó en 1935 y cuya traducción al francés, que apareció cinco décadas después, cuando la autora contaba ochenta y cuatro años, supuso su reconocimiento internacional. Ambientada en San Petersburgo, Moscú y París, entre otras ciudades, "La acompañante" explora la ambivalente relación que se establece entre Sonia, la hija ilegítima y poco agraciada de una humilde profesora de música, y María Trávina, una diva rebosante de talento y belleza. En el San Petersburgo de 1919, asolado por el hambre y la miseria, la joven y tímida Sonia se convierte en la acompañante al piano de la ambiciosa soprano, a quien seguirá hasta París en el camino de esta última hacia el estrellato, que nada ni nadie parece capaz de detener. Torturada por la admiración y la envidia, Sonia buscará la manera de «hacer justicia» por la desigual suerte que a una y a otra les ha tocado, movida por la obsesión de encontrar el punto débil de la aparentemente perfecta Trávina.