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Resultados de la búsqueda para: Miguel de Cervantes Saavedra
En el verano de 1604, próximo a cumplir los cincuenta y siete años, Miguel de Cervantes entregaba al librero de la corte española el manuscrito de una obra suya a la cual había dado el título El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y que casi cuatro siglos después sigue contándose entre las excelsas del genio humano. Autor de otras obras espléndidas, sus Novelas ejemplares, su Persiles y Sigismunda, es la fama de su Quijote lo que le ha elevado en la estimación universal a la altura de los máximos creadores literarios, al lado de Homero, Shakespeare y Dante. Y, además, con esta singularidad a su favor: mientras que Homero, Shakespeare y Dante se expresan en géneros literarios consagrados -la epopeya, el drama, la poesía medieval- Cervantes proyecta el poder de su fascinación e influencia sobre la época moderna como el creador del género que implícitamente la refleja, el género que es a la vez imaginación y crítica, relativista y realista: la novela moderna. (...) el Quijote no es sólo esta obra prototípica de un género multiforme; es también una gran creación poética que ha obrado en el espíritu del hombre moderno con la fuerza irresistible de los mitos y símbolos más profundos de su destino.(De la Introducción de Luis Andrés Murillo)
Lope tuvo que reconocer la ejemplaridad de las novelas cervantinas, por más a regañadientes que lo hiciese, en el sentido de que el único modelo a seguir en España, el único que él puede recordar y citar es Miguel de Cervantes. Para escribir novelas cortas había que modelarse en las de Cervantes, que en este sentido eran ejemplares. Detrás de Cervantes, en España, no había nada. Y esto lo sabía muy bien el manco sano, como lo demuestra cada línea del prólogo que él puso a sus novelitas. (De la Introducción de Juan Bautista Avalle-Arce)
Presentación, Mª Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta Primera del Gobierno y Ministra de la Presidencia;Prólogo, Carmen Gomis, Directora General del Boletín Oficial del Estado;El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, segunda parte (capítulos XLII a LIII), Miguel de Cervantes;Mapa de una porción del Reyno de España que comprehende los parages por donde anduvo Don Quijote, y los sitios de sus aventuras.;El Consejo Paterno de Don Quijote y el de Olivares, Elías L. Rivers;Reproducción facsímil del Quijote "de Ibarra" o " de la Academia" de 1780. Encuadernado en tela con sobrecubierta.
LOS TRABAJOS DE PERSILES Y SIGISMUNDA, HISTORIA SEPTENTRIONAL fue publicada en 1617, año siguiente a la muerte de Cervantes. Producto de una definida y firme intención universalizadora (que tiene, como consecuencia y contrapartida, la abstracción), los principales personajes del PERSILES no son cuerpos opacos de carne y hueso, sino transparentes símbolos de validez universal: Persiles y Sigismunda son los perfectos amantes cristianos, Rosamunda es la lascivia, Clodio la maledicencia, etc. PERSILES es la verdadera novela de un novelista. Es una novela, es una idea de la novela, y es la suma de todos los puntos de vista posibles en su tiempo sobre la novela.Juan Bautista Avalle-Arce, miembro de la Hispanic Society of America y director de University of North Carolina Studies in the Romance Languages and Literature, es autor de prestigiosos estudios y ediciones sobre Edad Media, Edad de Oro y Edad Moderna, desde una Suma cervantina hasta Pérez Galdós y Valle-Inclán.
Editorial Castalia publica ahora, en un volumen, la gran novela cervantina, en una novedosa edición que permite tres posibilidades de lectura:1. Lectura completa: es la lectura total del texto íntegro de la obra.2. Lectura resumida: comprende los pasa ENCUADERNACIÓN EN TAPA DURA con sobrecubierta y cinta punto de lectura
[Edición conmemorativa del 35 aniversario de la colección Clásicos Castalia, en formato mayor y encuadernada en tela con sobrecubiertas de papel y acetato]En el verano de 1604, próximo a cumplir los cincuenta y siete años, Cervantes entregaba al librero de la Corte el manuscrito de una obra suya titulada El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que cuatro siglos después sigue contándose entre las excelsas del genio humano y cuya fama le ha elevado en la estimación universal a la altura de los máximos creadores literarios junto a Homero, Shakespeare y Dante. Pero, mientras que los tres se expresan en géneros literarios consagrados la epopeya, el drama, la poesía medieval Cervantes proyecta el poder de su fascinación e influencia sobre la época moderna como el creador del género que implícitamente la refleja, el género que es a la vez imaginación y crítica, relativista y realista: la novela moderna.El Quijote no es sólo una obra prototípica de un género multiforme; es también una gran creación poética que ha obrado en el espíritu del hombe moderno con la fuerza irresistible de los mitos y símbolos más profundos de su destino.
Los entremeses son como bienes mostrencos, chapuzas que ningún artista consciente autoriza con su firma. Por eso no deja de provocar extrañeza el que en 1615 el más glorioso prosista de la época, el genial Miguel de Cervantes cuyas novelas andan en todas las manos, arriesgue su prestigio poniendo su nombre al frente de los ocho entremeses (...).En los entremeses predomina el movimiento de una historieta que camina hacia una explosión de risa, en otros impera la mera atracción de una serie de personajes que hasta desvinculados de una trama, tienen valor cómico por sí mismos. El último desarrollo del entremés fue la pérdida de la acción sustituida por la mera comicidad de la reseña de personajes.(De la Introducción de Eugenio Asensio)
Lope tuvo que reconocer la ejemplaridad de las novelas cervantinas, por más a regañadientes que lo hiciese, en el sentido de que el único modelo a seguir en España, el único que él puede recordar y citar es Miguel de Cervantes. Para escribir novelas cortas había que modelarse en las de Cervantes, que en este sentido eran ejemplares. Detrás de Cervantes, en España, no había nada. Y esto lo sabía muy bien el manco sano, como lo demuestra cada línea del prólogo que él puso a sus novelitas.
Lope tuvo que reconocer la ejemplaridad de las novelas cervantinas, por más a regañadientes que lo hiciese, en el sentido de que el único modelo a seguir en España, el único que él puede recordar y citar es Miguel de Cervantes. Para escribir novelas cortas había que modelarse en las de Cervantes, que en este sentido eran ejemplares. Detrás de Cervantes, en España, no había nada. Y esto lo sabía muy bien el manco sano, como lo demuestra cada línea del prólogo que él puso a sus novelitas. (De la Introducción de Juan Bautista Avalle-Arce)