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ISLA DE PASCUA. TIERRA DE SÍMBOLOS (MIGUEL ÁNGEL GALVÁN PILO)
Mito e historia confluyen en la isla de Pascua, lugar remoto situado en el extremo oriental del Océano Pacífico constituye una de las culturas más enigmáticas conocidas, los gigantescos monolitos ?moais? recuerdan a los ancestros y con sus miradas penetrantes y altivas son fieles testigos de esta cultura milenaria que junto a su aislamiento y su escritura mítica rongorongo aumenta ese halo de misterio. La tradición polinesia está reflejada en su lengua, sus gentes, sus fiestas y ceremonias. Los primeros navegantes europeos que llegaron a la isla en el siglo XVIII no daban crédito de cómo en un lugar tan minúsculo y aislado se había desarrollado esa cultura tan majestuosa.

NUNCA DEJES QUE TE COJAN (MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ GONZÁLEZ)
«Nunca dejes que te cojan» es una historia sucia que conecta de un modo directo, crudo y sin paños calientes, con la palpitante realidad de nuestros jóvenes: esas promociones posteriores a la denominada, como generación X que, en el corto plazo, deberían ir encontrando una posición en la compleja estructura social y dar sentido a su vida pero que, finalmente, acaba por no ser posible o, de serlo, resulta tan desolador el resultado que termina por hacerse cierta la frase con la que el autor levanta el frontispicio de su obra: «Desde la carretera es fácil confundir las luces de neón de los prostíbulos con las puertas del Cielo». Con un lenguaje propio de un superviviente, el personaje abre una rendija para que observemos -como en un lúbrico ejercicio de voyeurismo social- el día tras día de una realidad kafkiana marcada por las mil y una precariedades que trazan la existencia de Benjamín, alias Benji, nuestro protagonista, y la de quienes comparten con él ese escenario de la vida: precariedad laboral, precariedad ética, precariedad moral…precariedad vital, en suma. Benji es un ángel urbano rodeado de demonios. Fregaplatos, encuestador, vigilante de seguridad, administrativo especializado en destruir documentos,… mil oficios y mil infiernos. Su autor ha sabido hacer de su escritura una red que atrapa las emociones, las manifestaciones de lo no verbal, logrando que el lector capte no sólo lo que se transmite de modo literal en el texto sino lo que se puede percibir en el ambiente denso en el que Benji se mueve: un joven veinteañero en el inicio de la historia, fruto de una familia templada y gris ante la que no quiere aparecer, tras su independencia, como un fracasado. Nuestro personaje protege su integridad moral a través de su agudeza en la percepción de situaciones y capacidad de reacción verbal ante las constantes amenazas de su entorno cotidiano. Un humor ácido y permanente envuelve la reflexión de Benji a lo largo de todo el discurso narrativo. Un humor que le confiere aún si cabe más ternura e inocencia. La historia de Benji es una historia sorprendente con un final peculiar que no desvelaré pero que animo a todas y todos ustedes a recorrer.