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EL CUENTO DE SIEMPRE ACABAR . AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS (FRAILE, MEDARDO)
Las memorias que se escriben en la vejez, al borde del abismo, acarrean siempre el último disgusto de la vida, pero escribirlas a los veinte años sería prematuro. Siendo el autor joven, cuando un día se encontraba afligido por algo o por alguien, un gran poeta le aconsejó que “no se enterase”. Él trató de hacerlo, pero se sentía muy incómodo, como flotante, porque el cuerpo le pedía lo normal, alegrías y tristezas, las dos cosas, cada una a su tiempo, y llegó a la conclusión de que, si aquel poeta escribía buenos versos era, sin duda alguna, porque “se enteraba”; a un escritor le resulta muy difícil no enterarse aunque, con alguna frecuencia, tenga que compartir su vida con gente que no se entera. Las memorias estrictamente autobiográficas –una tercera parte de este libro– no suelen molestar a nadie, porque les informan de algo que no les afecta, pero las otras, las del tiempo compartido por todos, pueden dar satisfacciones o hacer daño. El autor no es partidario de extremos –salvo en el trabajo–, porque su vida ha estado inmersa en extremismos, y le dan dolor de cabeza las genialidades delirantes en cualquier campo; prefiere y admira la genialidad humanísima de Cervantes, al alcance de todos, y es superfluo añadir que estas memorias no son más que una mínima parte de los múltiples testimonios de una época parecidos o dispares, y que el autor ha intentado ser tan justo y piadoso como le permitía su naturaleza y la parcela de verdad que le corresponde y le debe al lector, y no pretende haber dicho la última palabra, ni la penúltima.

MEMORIAS DEL GENERAL THIÉBAULT EN ESPAÑA (1801-1812) (THIEBAULT, PAUL-CHARLES-FRANÇOIS)
AQUEL GENERAL al que inmortalizaría en cierto modo A. Dumas no se recató a la hora de contar sus hazañas o su capacidad de abnegación. Suficientemente lúcido para no olvidar su condición de invasor, no podía por menos de reconocer que «la mayoría de los habitantes» se alegraría de su marcha. Pero a él parecía con¬vencerle la estima de las minorías: las autoridades civiles y eclesiásticas que por la tarde del día 31 le habían dado muestras de afecto. Al alba del día siguiente, esta contraposición de masas y élites se desvanece cuando afirma que «algunos miles de personas» –en una ciudad que podría estar en torno a los 12.000 habitantes– le es¬peraban para decirle adiós. Con seguridad Thiébault exageró la densidad humana de la despedida, sobre todo si reparamos en la circunstancia de que ocurrió en una madrugada de invierno, y también al decir que la población salmantina le «demos¬traba gran consideración». (De la Presentación de Ricardo Robledo) «Pero por muy doloroso y muy humillante que sea este recuerdo, es necesario de¬cirlo; cuando la victoria estaba asegurada, cuando sólo quedaba rematar la derrota del enemigo, cuando las tropas, exaltadas en extremo por la habilidad de la orga¬nización, por el resultado de las cargas admirables, anhelaban luchar, deseosos de rivalizar en prodigios, algunos generales franceses se negaron a combatir. Como consecuencia de esta inconcebible rebelión, que el mariscal Masséna no tuvo la energía de castigar con un tiro en la cabeza a uno de los generales que discutían su autoridad, y por fin a consecuencia de esta constante fortuna que ha hecho del du¬que de Wellington un héroe y, a los ojos de algunos necios, un gran hombre, nues¬tras tropas se detuvieron a las puertas del éxito y retrocedieron ante la victoria.» «Aparte de algunas bandas de guerrilleros de los que España no acaba de estar completamente limpia y que justificaban la ocupación extranjera, el país estaba en calma y yo pensaba en hacer venir a mi mujer. El ejemplo de muchos franceses, incluso de los que vivían en Madrid, y el pensamiento de que estaría en Burgos durante mucho tiempo me determinaron a ello; pero para hacer la estancia a mi querida Zozotte menos triste, decoré a la francesa y con chimeneas un hermoso apartamento en el Espolón, enfrente de la tumba que había erigido a El Cid; trans¬formé en jardincillo inglés una especie de lodazal que se encontraba detrás de la casa; en el jardín hice construir una casita cuyo frontispicio estaba formado por siete hermosos troncos con su corteza y en cuyas puntas se encontraban en fachada las siete letras del nombre de Zozotte.» (De las Memorias)

FELIPE II. MEMORIAS ÍNTIMAS . MEMORIAS ÍNTIMAS (ARANA MARCOS, JOSÉ RAMÓN)
Felipe II ha pasado a la historia como un rey depredador, inquisitorial e intolerante. Pero, cuando uno lee sus Memorias íntimas, sorprende que no haga la menor referencia ni a sus inmensos territorios, ni a su ingente poder ni a cuestión alguna religiosa. Sólo a su familia, a sus amores, a sus apasionados y minuciosos conocimientos científicos y a la planificación territorial. ¿Qué pensaba este rey dolorido de la muerte de su hijo Carlos, el príncipe heredero, al que él mandó apresar? ¿Qué tenía que decir de sus presuntos amores con la Princesa de Éboli? Una inesperada suerte ha permitido a José Ramón Arana rescatar del olvido estas Memorias perdidas y nos ofrece una imagen más humana y dimensionada de uno de los hombres más poderosos de toda la historia universal. En ellas se descubre a la persona oculta detrás del personaje.

MEMORIAS PÓSTUMAS DE BLAS CUBAS (MACHADO DE ASSIS, JOAQUIM MARIA)
Aunque adscrito comúnmente a la corriente realista, el brasileño Joaquim Maria Machado de Assis (1839-1908) se manifestó en algunos ensayos renuente a tal etiqueta, propugnando para las letras en lengua portuguesa una vía propia e independiente de los modelos europeos, sobre todo de los franceses. Novela de sorprendente modernidad por la variedad de recursos formales que emplea, por su peculiar punto de vista narrativo, su humor distanciado e irónico y su preocupación existencial, en " Memorias póstumas de Blas Cubas " (1881), su narrador y protagonista relata desde la Eternidad (lo que le permite relativizar los valores de la vida terrena) sus peripecias de señorito tarambana, marcadas por la inconsecuencia y el sinsentido.

CONCHA MÉNDEZ. MEMORIAS HABLADAS, MEMORIAS ARMADAS (ULACIA ALTOLAGUIRRE, PALOMA)
La poeta Concha Méndez (1898-1986) fue una personalidad muy dinámica que con su energía y su creatividad destacó en varios de los capítulos más emblemáticos de la vida cultural española del siglo XX. Novia de Luis Buñuel, amiga de Maruja Mallo y Salvador Dalí, discípula de Rafael Alberti y Federico García Lorca, ella fue una figura muy conspicua en el mundo de la vanguardia artística de los años veinte, mientras que en los años treinta, coincidiendo con su matrimonio con Manuel Altolaguirre, entró a formar parte de la generación del 27, colaborando con su marido en la edición de revistas tan importantes como Héroe, 1616 y Caballo verde para la poesía. Sin embargo, si la vida de Concha Méndez merece ser recordada, no es tanto por su amistad con tal o cual figura famosa, sino más bien por su propia historia de emancipación. Una historia de independencia ejemplar que en estas Memorias habladas es recogida con gran afecto, pero también con mucha gracia, por su nieta Paloma Ulacia Altolaguirre, al armar el relato de cómo su abuela fue liberándose de los tabúes del mundo en que había nacido para ir creando poco a poco ?en poesía, pero también en teatro? un mundo propio, a la altura de su experiencia y a la medida de sus deseos. Paloma Ulacia Altolaguirre nació en la Ciudad de México en 1957. Maestra en Estudios Hispánicos por La Sorbona, escribe cuentos y novelas y también pinta. En 1988 su libro Concha Méndez. Memorias habladas, memorias armadas fue declarado finalista del Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias de Tusquets Editores.

MEMORIAS DESVERGONZADAS (SÁDABA GARAY, FRANCISCO JAVIER)
El presente libro se adscribe a ese género tan poco cultivado en nuestro país, denominado «memorias intelectuales». En sus páginas encontramos el itinerario vital y profesional de uno de nuestros mayores intelectuales vivos, incardinado en el progreso de unos años clave, así como las lecturas y personalidades que moldearon su forma de pensar y de ver el mundo. Un fresco sociocultural plagado de datos, acontecimientos y nombres... muchos nombres. Algunos no serán recordados con excesivo afecto, pero otros llegarán a la orilla de estas páginas por derecho propio, como el politólogo y lingüista Noam Chomsky. Aborda Javier Sádaba, además de evocaciones personales, un repaso a sus intereses como pensador y docente desde la filosofía de la religión a la bioética, así como sus incitaciones como hombre que reflexiona sobre asuntos espinosos: razón versus fe; dignidad frente a tolerancia; independentismo contrapuesto a centralismo, democracia directa... y, cómo no, sus lúcidos ataques al neopuritanismo, la pasión por su admirado Wittgenstein, su entusiasmo por el fútbol y el circo, ¡y una defensa a ultranza de la zarzuela! Javier Sádaba no es de términos medios, tal y como deja plasmado en estas memorias que se devoran como una novela, que nos impelen a la vida buena y que están plagadas de tramos llenos de un humor que nos redime de la insignificancia. Directo y sin dobleces, irreverente y tierno, nos regala en estas Memorias desvergonzadas el retrato de nuestros tres últimos decenios con la maestría propia de un intelectual.

EL SIGLO XI EN PRIMERA PERSONA . LAS » MEMORIAS » DE ‘ABD ALLAH, ÚLTIMO REY ZIRÍ DE GRANADA DESTRONADO POR LOS ALMORÁVIDES (1090) (ANÓNIMO)
El siglo XI es uno de los más complejos de la historia hispánica y, a la vez, una de las grandes divisorias en su evolución. Es el siglo de los reyes de Taifas, de la conquista de Toledo, del Cid y de la invasión norteafricana de los Almorávides. Estas memorias del último rey Zirí de Granada, 'Abd Alla-h, escritas en el exilio después de haber sido destronado por los Almorávides en 1090, nos permiten adentrarnos en la vida de aquel agitado siglo. Descubiertas en 1930, en raras circunstancias, por el gran historiador francés Lévi-Provençal, a través de ellas oímos hablar a los otros reyes de Taifas, a Alfonso VI, a Pedro Ansúrez o a Alvar Fáñez, en un relato apasionante que describe las interioridades de la corte beréber de Granada y descubre sus intrigas que rozan a veces la tragedia.

MEMORIAS DUNHA VACA MARELA (EIRÉ LÓPEZ, AFONSO)
"Eu son a Cachorra. Unha vaca. Pero non unha vaca calquera. Son unha vaca marela. Unha rubia galega. Unha vaca da casa, agora enxermada e marota...". Afonso Eiré fai reaparecer a Cachorra, aquela protagonista de Eu tamén fun coas vacas que, agora, nos fala directamente para contarnos a súa vida. Unha vida que tamén é a transformación dunha explotación gandeira, que vai desde a corte a un moderno estábulo, desde a gandería de subsistencia a explotación industrial. Desde o traballar xunguidas ao carro e ao arado, ao tractor con aire acondicionado e música estereofónica; desde o pacer no monte, a aparición do pastor eléctrico e a estar todo o día estabuladas; desde a chegada das vacas pintas, á desaparición das vacas marelas. "Eu son a única vaca marela, a única vaca da casa que queda no lugar de Lucenza". E A Cachorra cóntao todo con ollos que o viron e sabiduría de telo vivido. Desde os anos que se facían cartos vendendo o leite á ruína dos gandeiros e o peche continuo das granxas. Nesta historia inventada, pero tremendamente real, descríbese tamén a transformación e o declive das aldeas. Coa mestría de narrador singular que é Afonso Eiré, de quen coñece do que fala e sabe contalo para enchernos de lembranzas. Tamén nos alporiza e nos enche de carraxe... Ou nos fai soltar unha gargallada. A vida mesma, os amos retratados por unha vaca!. A Cachorra fálanos dun tempo que foi e dun tempo que pasa. Memorias dunha vaca marela: o libro que as lectoras e lectores estaban agardando e que nunca esquecerán, pois ollaranse nel, dun xeito ou doutro, retratados. Deixouno escrito Castelao: "O día que saibamos o que val unha vaca, Galiza quedará redimida".