Este libro ofrece una nueva narrativa sobre los orígenes y desarrollo de la razón instrumental. La cual parte del diagnóstico weberiano del proceso de racionalización y revisas las respuestas que ofrecieron cada una de las llamadas generaciones de la Escuela de Frankfurt. Aunque existen trabajos monográficos e históricos que persiguen propósitos semejantes; la propuesta del libro no se limita a hacer una crítica a la instrumentalización de la razón sino que defiende que una crítica efectiva a la razón instrumental debe hacerse desde las instituciones sociales. Esto implica concebir a la familia, el mercado, la vida pública democrática y la religión como los espacios capaces de recuperar la racionalidad sustantiva.
W. G. Runciman ha logrado llevar a cabo un examen de la obra weberiana digno tanto de la atención de los legos como de la de los especialistas: su libro es una contribución teórica al entendimiento de la obra de Weber y, simultáneamente, un esclarecimiento de las opciones críticas que van más allá de ella y, trascendiéndola, la enriquecen.
La investigación de Gil Villegas cubre año por año la larga y prolífica polémica en torno a la tesis de Max Weber sobre La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Este trabajo se apoya en las cuatro respuestas de Weber a sus primeros críticos, pero muestra también la vigencia de los aspectos teóricos y metodológicos weberianos, así como la polémica que aún despierta su obra.
«La ciencia como vocación y profesión» y «La política como vocación y profesión», recogidas aquí bajo el título conjunto de La ciència i la política, son dos conferencias pronunciadas por Max Weber ante los universitarios de Munich, y publicadas en el año 1919. El impacto sobre el auditorio fue sensacional y desde entonces estos dos textos se han convertido en un clásico de referencia, donde se hace un análisis frío y al mismo tiempo apasionado de la naturaleza y exigencias altamente diferenciadas, e incluso antagónicas, de dos actividades humanas tan distantes, pero imbricadas, como la ciencia y la política. Sin embargo, en estas páginas de Max Weber, de gran rigor analítico y donde abunda la información concreta sobre la organización del saber o sobre la estructura y las formas de la política, encontramos mucho más. Contienen también un diagnóstico lleno de lucidez de la Europa contemporánea, de sus dilemas y desgarramientos, una visión sin concesiones de la institución universitaria, una mirada descarnada a las realidades del poder y una conceptualización canónica de los tipos de dominación y de la relación entre ética y política. Leídas a lo largo de generaciones, inspiración de debates teóricos y metodológicos memorables, estas páginas se han convertido en textos «filosóficos» clave para la comprensión del pensamiento de Max Weber. Son como una síntesis indeciblemente densa, riquísima, de las líneas maestras de su reflexión sobre la cultura occidental. El interés que conserven para nosotros, europeos del siglo XXI, va mucho más allá de los aspectos eruditos. La vigencia de la aportación weberiana queda cifrada en la perentoriedad excitada e insoluble de los interrogantes que nos plantea.