Doña Inés mantiene una rara y extraordinaria coherencia. En primer lugar, comprende el argumento de varias historias: es una deliciosa novela rosa, en la mejor tradición del género; es la historia de un beso que perturba y conmueve a toda una respetable ciudad provinciana; es un relato ejemplar en el cual la protagonista renuncia al amor del hombre que ama en beneficio de una amiga pobre, hace donación de una parte de sus riquezas entre amigos y servidores y, finalmente, consagra el resto de su vida al ejercicio de la caridad, fundando un orfanato en tierras lejanas (República Argentina) (...).Los temas que cohesionan los precipitados acontecimientos son genuinamente azorinianos: la obsesión del tiempo que en Doña Inés ofrece una variante muy sugestiva; la Fatalidad, inexorable diosa de nuestro destino; la pasión, sofrenada y racionalizada; la creación literaria (la aprehensión del motivo, su realización sobre el blanco papel, el talante emotivo y racional del escritor-autor); el arte y la vida; la realidad y la ilusión. (...)Azorín subtituló la novela Historia de amor, lo que parece significar que el sentimiento amoroso era el tema más representativo en ella. Pero si bien se mira, no es el amor en sí lo que resalta en sus páginas, sino más bien el hecho preliminar a todo amor:el enamoramiento.(De la introducción de Elena Catena)
La razón de ser de este volumen radica en su pretensión de ayudar a los devotos azorinianos a valorar el hecho de que la mayor parte de los libros de Azorín fueran selecciones de artículos de prensa -claramente diferentes de otros libros con intención novelesca más o menos vaga, como La Voluntad, Antonio Azorín, Doña Inés, Pueblo, María Fontán...-, por más que algunos capítulos de algunas de estas obras se publicaran o pudieran ser publicados como artículos de periódico. (De la Introducción de José María Valverde)
Esta versión sigue fielmente la edición original. En realidad, más que un discurso, es uno más de los muchos libros de Azorín, una obrita que cabe encuadrar dentro de la serie de ensayos o conjuntos de viñetas de evocación histórica, paisajística y vital impregnadas de la meditación sobre el tiempo que tan característica es de su autor. A través de una serie de estampas que nos trasladan a los tiempos de Felipe II asistimos a una ensoñación cordial de la España pretérita y eterna.
" Diario de un enfermo " evidencia la preocupación de Martínez Ruiz por modernizar la novela ensayando un recurso que será esencial en su nuevo modo de construir relatos. Esta primera novela son " diarios " donde no se anotan sucesos, sino matices y emociones afloradas del alma de sus protagonistas, porque -según nuestro autor- la arquitectura de la novela no tiene importancia; lo que importa es la reacción de los personajes. El argumento de " Diario... " elige como tema la evolución de un joven novelista y ofrece, más que el testimonio de unos hechos, la presencia del lector y de lo ficcional en el discurso. Tras " Diario de un enfermo " , Martínez Ruiz creará a un álter ego literario para conocerse, pero también para enmascararse en una literatura autobiográfica plena de vivencias, viajes o lecturas reales que, sin embargo, le ocultan. De este modo, Azorín se convierte en un falseador de sí mismo cuando añade, al yo que fue en el pasado, el que es en el presente, creado por la experiencia de la escritura y objeto de una interpretación posterior.
El mundo como lo experimentamos objetivamente se esfuma, se transforma bajo una perspectiva que mira sólo hacia lo subjetivo. Y es más que una subjetivación de lo real, de lo externo, porque la realidad interpretada es la especial que se presta a la subjetivación. La tarea -y el goce- del lector, entonces, es coger el ritmo y el tono psiscológicos de las meditaciones y de las sensaciones del autor.(De la introduccíón de E. Inman Fox)
Cada uno de los capítulos del libro posee muy corta extensión. También, en su mayoría, individualidad o entidad completa, independiente de los demás capítulos, aunque abierta, en algunos casos, al enlace con los siguientes, y, a la vez, contienen todos un sutil hilo o nexo conductor. No cabe considerarlos como artículos, sin más, sino, más propiamente, como ensayos breves, sobre temas y motivos históricos en los que se expone -con alternancia de narraciones y descripciones-, se glosa e interpreta una concreta realidad.(De la Introducción de José Montero Padilla)
" La ruta de don Quijote " (1905) es posiblemente el libro de José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967), que mejor puede considerarse un volumen de crónicas periodísticas. Los textos que lo componen fueron escritos para el diario El Imparcial con motivo del tercer centenario de la publicación de la primera parte del libro de Cervantes. Teñidos de un " escepticismo sonriente " , en ellos el autor hace literatura del periodismo y reescribe una serie de temas cervantinos, juega de forma admirable con la historia y el relato quijotesco y parece encontrarlos en la España de su tiempo como si fueran los modelos que dieron forma al país, aunque su ironía no deja de hacer dudar al lector sobre la validez de aquellos cimientos para el nuevo andamiaje nacional. Prólogo de Jorge Urrutia