Sin alharacas ni presunciones, Javier Marías se ha convertido en uno de los indiscutibles maestros del actual columnismo, como puede comprobarse en los ciento cuatro artículos contenidos en A veces un caballero, escritos entre 1998 y 2001. Casi siempre educado, resulta sin embargo más impertinente que cualquier provocador profesional, sin más adorno que el de la diversión, su prosa es siempre punzante y ágil; dotado para la vehemencia contagiosa, también es capaz de hacer soltar a menudo la carcajada; sin rehuir los asuntos cotidianos, nos lleva a pensar en nuestro tiempo de manera inesperada y profunda; sus rememoraciones ocasionales nunca caen en la excesiva nostalgia, pero logran emocionar sobriamente. Todo ello, cada vez, en el espacio de tres o cuatro páginas tan sólo. El autor consigue crear un estado de ánimo con cada pieza, y, lo que es más importante, hace que sus relatos y sus reflexiones lleguen a afectarnos personalmente, y que tras su lectura veamos un poco más claro y limpio el mundo por el que transitamos. «A veces un caballero... y a veces un rufián», como el propio Javier Marías reconoce en su prólogo, sus impecables razonamientos, sus evocaciones, su inconformidad y su guasa obran como infalible estímulo para la inteligencia.
Tu rostro mañana/ 1 Fiebre y Lanza, primera parte de la obra cumbre de Javier Marías, que la crítica extranjera ya ha saludado como una de las cimas literarias de nuestro tiempo. «No debería contar nunca nada», empieza por decir el narrador de esta historia, Jaime o Jacobo o Jacques Deza. Y sin embargo su tarea va a ser la contraria, contarlo todo, hasta lo aún no sucedido, al ser contratado por un grupo sin nombre que durante la Segunda Guerra Mundial creó el M16, el Servicio Secreto británico, y que aún funciona hoy en día de manera tal vez degradada, o acaso ya bajo diferentes auspicios. El protagonista regresa a Inglaterra, en cuya Universidad de Oxford había enseñado muchos años atrás, «por no seguir cerca de mi mujer mientras ella se me alejaba». Y allí descubre que, según Sir Peter Wheeler, viejo profesor retirado «con demasiados recuerdos», él también pertenece al reducido grupo de personas que posee un «don» o maldición: el de ver lo que la gente hará en el futuro, el de conocer hoy cómo serán sus rostros mañana, el de saber quiénes nos traicionarán o nos serán leales.
Este volumen recoge noventa y seis artículos publicados entre febrero de 2001 y diciembre de 2002, así como un «inédito censurado», que motivó la marcha de Javier Marías del suplemento dominical en el que llevaba colaborando ocho años. En ese casi centenar de piezas, el autor reflexiona sobre nuestro tiempo (anterior y posterior a la caída de las Torres Gemelas), evoca a personas desaparecidas y retrata a algunas vivas, bromea con quien fue su «vecino de página» Arturo Pérez-Reverte, desarma falsas creencias y razonamientos hoy imperantes, y despliega a menudo una sana impertinencia y una osada irreverencia que sin embargo atenúa, las más de las veces, su agudo humor. Varios son los motivos para haber elegido el título Harán de mí un criminal, según el propio Marías: «Algo criminal se siente uno siempre cuando es objeto de censura. Cada vez es más difícil no incurrir en algún tipo de criminalidad en nuestras sociedades tan dadas a inventar nuevos delitos. Veo que poco a gusto resulto estar con los tiempos presentes, y no sería extraño que ese desasosiego y ese desagrado me llevaran pronto a delinquir. Haber opinado todos los domingos a lo largo de ocho años es algo sin duda excesivo, y que probablemente ya me convierta en un auténtico criminal». A esto último sólo cabe añadir que la mayoría de sus lectores se alegrarán de su capacidad delictiva y seguramente lo absolverán.
Un volumen que coloca a Marías entre los maestros del género, entre Cortázar, Salinger, Poe o el primer Capote. Mientras ellas duermen, título a su vez de uno de los relatos de este volumen, sirve para definir el hilo conductor de los restantes, cuyos protagonistas parecen situados en el espacio indeterminado de la vigilia, en la irrealidad del sueño. La galería de personajes trazados por Marías es, de nuevo, inigualable: un fantasma de los años treinta aún no ahuyentado; un capitán del ejército de Napoleón durante la campaña de Rusia; el León de Nápoles, protagonista de El hombre sentimental, cuando era niño; dos dobles que harán la vida imposible a sus originales; una belleza tan irreal que sólo puede permanecer en la muerte, o un mayordomo neoyorquino encerrado en un ascensor. Reseña: «Un hermoso relato, Lo que dijo el mayordomo.» Francis Ford Coppola
El hombre sentimental, escrita con un ritmo que se acelera progresivamente hasta un inesperado desenlace, es el libro que, como señaló Juan Benet, dio inicio a una etapa nueva y más íntima en la obra de Javier Marías. Cuatro años han pasado desde que, en el tren que le conducía de Venecia a Madrid para representar el Otello de Verdi, el cantante catalán el León de Nápoles viera por primera vez a Natalia Manur, a su marido, el banquero Manur, y a Dato, un extraño acompañante. Natalia dormía, el rostro cubierto por una espesa melena, mientras su marido y Dato miraban el paisaje absortos en sus pensamientos. Pero en ese compartimiento, y entre esos cuatro personajes, iba a comenzar una historia de pasiones llevadas hasta sus últimas consecuencias. Últimas al menos para el hombre sentimental, que todos relacionamos con el artista o el pensador y quizá sea en realidad el hombre de negocios, el hombre de acción. El hombre sentimental fue galardonada en 2000 con el Premio Internazionale Ennio Flaiano de Novela. Reseña:«Javier Marías ha escrito una excelente novela. Sutil en los análisis psicológicos, preciosista en su desarrollo, insospechada en su final. He pensado -pienso- en Proust y Unamuno.»Manuel Alvar, ABC
Tu rostro mañana/ 3 Veneno y sombra y adiós, la tercera y última parte de la obra maestra de Javier Marías, que la crítica extranjera ya ha saludado como una de las cimas literarias de nuestro tiempo. «Uno no lo desea, pero prefiere siempre que muera el que está a su lado, en una misión o una batalla, en una escuadrilla aérea o bajo un bombardeo o en la trinchera cuando las había, en un asalto callejero o en un atraco a una tienda o en un secuestro de turistas, en un terremoto, una explosión, un atentado, un incendio, da lo mismo: el compañero, el hermano, el padre o incluso el hijo, aunque sea niño. Y también la amada, también la amada, antes que uno mismo.» Así arranca Veneno y sombra y adiós, el tercer y último volumen de Tu rostro mañana, la grandiosa novela de Javier Marías que, por fin completa, y como ya ha anticipado la crítica extranjera, se revela como una de las cumbres literarias de nuestro tiempo. El narrador y protagonista, Jacques o Jaime o Jacobo Deza, acaba por conocer aquí los inesperados rostros de quienes lo rodean y también el suyo propio, y descubre que, bajo el mundo más o menos apaciguado en que vivimos los occidentales, siempre late una necesidad de traición y violencia que se nos inocula como un veneno. Con sus nuevos y cruciales episodios en Londres, Madrid y Oxford, con su desenlace sobrecogedor, se cierra aquí una historia que es mucho más que una historia apasionante, contada con la maestría de uno de los mejores novelistas contemporáneos, y tal vez el más profundo y arriesgado.
El excéntrico y millonario capitán Kerrigan organiza una curiosa y atrevida expedición a la Antártida en la que han de convivir artistas y científicos. Pero la convivencia no va a resultar fácil y los conflictos no tardarán en aparecer. El oscuro y oculto
«Este libro es la prolongación literal de otro que publiqué en 1997, Mano de sombra. Si aquel volumen recogía ciento cuatro artículos, correspondientes a dos años de tarea, el presente reúne veinticuatro meses más de opiniones sin cuento... Me despedí entonces diciendo que al releer todas las piezas seguidas había tenido la impresión de haber opinado demasiado. Así que imagínense ahora, tras otras ciento cuatro. No sé cómo nadie consiente, tras tanto tiempo, que le siga reventando los domingos.» Así dice Javier Marías en el preámbulo a Seré amado cuando falte. Pero quizá hay que concederle más crédito en otro sitio: «No me gusta el proselitismo y aún menos el espíritu evangélico, veo ambas cosas como una forma de violentar las creencias y las voluntades. Es arriesgado que diga esto quien escribe una columna dominical desde hace años, pero, si no me equivoco en exceso, y aunque mis argumentaciones sean a veces vehementes, creo que no pretenden tanto convencer a los lectores para que se adhieran a ellas o adopten ciertos comportamientos cuanto que las tengan en cuenta y se paren a pensar un rato con la perspectiva de otro a quien no suele bastar lo que la mayoría piensa o, como lo he expresado otras veces, lo que ya piensa la época de nosotros.»
Pasiones pasadas fue el primer libro de artículos de Javier Marías, y en él ya se vio que el autor no trata la realidad de manera muy distinta que la ficción. Pasiones pasadas(1991), la primera recopilación de artículos seleccionados por el autor para ser publicados en forma de libro, es la muestra primigenia de una labor que aún no ha abandonado y en la que se mueve como pez en el agua. Aquí, organizados en apartados temáticos, podemos encontrar textos viajeros, en los que Javier Marías nos lleva a sus ciudades -Venecia y Oxford, Barcelona y Madrid-; otros de afinidades y afectos, como aquellos en los que nos habla de personajes y amigos -Benet y Villena, su tío el cineasta Jess Frank y su amigo Aliocha Coll-, pero también escritos sobre las particularidades de la sociedad española y sobre el difícil arte de escribir y no morir en el intento. En todos ellos, fruto según su autor de «la vehemencia o pasión de un instante», encontramos, tras su prosa inconfundible, una mirada que, aun siendo capaz de distanciarse, tiene como objetivo comprometerse, implicarse, opinar. Reseña: «Al recorrer en este libro trabajos de los últimos seis años, se aprecia bien en qué medida una labor como la suya contribuye a elevar, desde la prensa más diversa, la temperatura intelectual del país.»Ignacio Echevarría, El País
Faulkner a caballo, Conrad en tierra, Isak Dinesen en la vejez, Joyce en sus gestos, Stevenson entre criminales, Conan Doyle ante las mujeres, Wilde tras la cárcel, Turgueniev, Mann, Lampedusa, Rilke, Nabokov, Madame du Deffand, Rimbaud, Henry James, el gran Laurence Sterne# Hasta un total de veinte genios de la literatura resucitan en estas breves e insólitas biografías, que se leen como cuentos gracias a la precisión, amenidad y elegancia de la prosa de Javier Marías. Todos son extranjeros, todos están muertos y todos han sido tratados como personajes de ficción, con un afecto y una ironía no exentos de profundidad. El volumen se completa con seis retratos de "Mujeres fugitivas", que vivieron y murieron por encima de sus posibilidades, con tanta intensidad como humor. Y lo corona "Artistas perfectos", el contrapunto de las anteriores semblanzas: sus imágenes detenidas prescinden de anécdotas y caracteres para subrayar, en frases como relámpagos, la expresividad de los rostros, ademanes y gestos, espontáneos o artificiales, de los artistas que sólo en la posteridad alcanzan la perfección. Los textos van acompañados de extraordinarios retratos, pertenecientes en su mayoría a la colección del autor.