Bajo la forma de una ingenua y encantadora narración de aires hindúes, se esconde una reflexión recurrente en la narrativa de Thomas Mann: los conflictos entre el arte y la vida. La anécdota de la que parte es bastante sorprendente: dos jóvenes enamorados de la misma chica intercambian sus cabezas por la intervención de una divinidad hindú, ya que ella ama la interioridad de uno y el cuerpo del otro. Esta solución no resolverá los problemas de los tres personajes. Esta obra es considreada una de las obras breves más importentes de Mann por las muchas lecturas que sugiere y por las diversas reflexiones a las que induce al lector.
"Carlota en Weimar" surge de una anécdota en apariencia nimia, la llegada a Weimar del personaje que sirvió de inspiración a Goethe en "Desventuras del joven Werther", y su posterior encuentro con el que fuera su apasionado adorador cuando éste cuenta ya setenta y siete años y se halla en la cima de su fama. Esta obra maestra, escrita ya por Mann en el exilio y publicada por primera vez en 1939 en Estocolmo, se ha leído a menudo como la respuesta de Mann ante la grave amenaza que para la cultura alemana suponía el totalitarismo hitleriano.Homenaje a un Goethe con el que Mann compartía la atracción tanto por lo germano como por lo latino. Al atractivo de esta obra, por sí misma, se une la traducción realizada por Francisco Ayala, que es posiblemente la mejor que hay firmado este narrador, sociólogo, ensayista y traductor. Este año el traductor celebra su centenerio y la traducción su 65 aniversario.
¿Por qué somos más altos por la mañana que por la noche? ¿Con qué sueñan los ciegos? ¿cómo se mide la altura de las montañas? ¿Cómo se forma un nudo en la garganta? ¿Cómo sería la Tierra sin la Luna? ¿Por qué a veces se nos pega una canción? ¿por qué las olas siempre llegan a la playa en línea recta? ¿Beben agua los peces? Este sorprendente y divertido libro reúne las respuestas a 70 curiosas preguntas sobre nuestro cuerpo, el mundo animal, las plantas, la ciencia, la tecnología y otras inquietudes o dudas que todos hemos tenido alguna vez.
Gregorius, el Edipo cristina, es, según cuenta la leyenda, un alemán que ocupó el trono papal a finales del siglo X con el nombre de Gregorio V. Así podríamos considerar esta obra inspirada en un poema germánico medieva "Gregoio o la vida de un buen pecador" y de un texto.
En junio de 1982, nada más acabar la carrera de Filología Clásica en Salamanca, Juan Luis Conde viajó a Zurich en busca de dinero para financiar un año de mili. Desde los dieciocho años aprovechaba las vacaciones de verano para pagarse los estudios como mozo de hotel o limpiando oficinas en Suiza. Pero aquel año no encontraba trabajo y la situación comenzaba a hacerse desesperada. En el último momento surgió el milagro: el profesor Golo Mann, historiador e hijo de Thomas Mann, buscaba hispanoparlantes que le ayudaran a progresar con su castellano, idioma en el que volcó su interés durante el último tramo de su vida. De esa relación entre Golo Mann y sus jóvenes amigos españoles surge este relato que recorre la crucial década de los 80 y en el cual el autor rinde homenaje a una amistad nada convencional ofreciendo al mismo tiempo un testimonio crítico del posfranquismo.
Thomas Mann no era judío, pero tanto su abuela, de origen brasileño, como su mujer y su propio editor, judíos ambos, le han valido con frecuencia la atribución de cierta identidad judía. Sus reflexiones sobre el antisemitismo parten de una matriz autobiográfica y nacen y se desenvuelven en los pliegues de una orgullosa, a la par que atormentada, identidad germánica. Estos textos ofrecen la oportunidad de aproximarse hasta las raíces decimonónicas de la cultura alemana de la mano de un guía privilegiado, que ha comprendido el legado trágico y vivo de una gran tradición espiritual en la que palpita una cuerda demoníaca y musical. Se presentan, por primera vez, todos los artículos, entrevistas y ensayos que Thomas Mann, entre finales del XIX y los primeros años de la segunda posguerra, dedicara a la siempre muy controvertida cuestión judía. Esta heterogénea compilación de textos no puede leerse como tantos otros análisis empeñados en sondear o en comprender el fenómeno del antisemitismo. A fin de afrontar mejor la lectura de los escritos que publicamos, que comprenden un arco temporal casi coincidente con el de la producción de nuestro autor (1893-1948), será útil considerarlos como un testimonio espiritual, pero también como una clave de acceso, un posible puente hacia la complejidad de una época, de un país, de una cultura y, aún más, de un personaje, Thomas Mann, que aún hoy es sometido demasiado fácilmente junto con sus escritos a la apisonadora de los juicios sumarios, las interpretaciones ideológicas y los forcejeos políticos. Hijo privilegiado de un tiempo hostil, Mann ha restituido el estremecimiento, la ambigüedad, el desgarro de la época, sin sustraerse nunca al riesgo de ser incomprendido. Es tan válido para él como para su Heine el lema: Dios me perdonará, pues es su oficio. Leamos, pues, estos artículos como un testimonio, como un documento de la vida espiritual de un exiliado más bien afortunado que no lamenta la pérdida de la propia patria geográfica y política (donde estoy yo, está Alemania), pero que cuenta en infinitud de variantes la agonía de un domicilio ético, el naufragio de la ambigua cuna romántica que se ha situado en el origen de esa cultura a la que un pacto de honestidad exige, hoy más que nunca, mirar como a un todo único, incluso en su deriva más obscena. Thomas Mann (Lubeck, 1875 Kilchberg, Zurich, 1955) escritor y ensayista, es uno de los más grandes autores del siglo XX alemán y europeo. Premio Nobel en 1929, debido a su oposición al régimen nazi, vivió exiliado desde 1933 en Suiza y después en Estados Unidos, trasladándose a Zurich en 1952. Mann se impuso a la atención del público y de la crítica con Los Buddenbrook (1901), a los que siguieron otras obras maestras como Muerte en Venecia (1912), La montaña mágica (1924) y Doctor Faustus (1947
La acción de esta novela transcurre en un sanatorio de tuberculosos de Zauberberg, que recientemente ha sido noticia por su cierre, donde coinciden dos primos de caracteres muy distintos. Más que los sucesos, el conocimiento con Claudia Chauchat o con una pareja de peculiares y enfrentados pensadores, los pequeños conflictos generados por la convivencia, el goteo constante de fallecimientos, etc., el interés de la novela reside en la perfecta reproducción de la vida interior, afectiva e intelectual, de la amplia galería de personajes que despliega Mann ante los ojos del lector, todos ellos perfectamente individualizados e interesantes por sí mismo."La montaña mágica se cuenta entre las diez mejores obras literarias del siglo XX. Esta nueva traducción, coincidiendo con el cicuentenario de la muerte del autor ya ha despertado el interés en todos los sectores ya que incorporta numerosos pasajes desaparecidos en la traducción existente hasta la fecha y mejora muchos aspectos. (ver apartado de noticias para la presentación)
nueva traducción y nuevo formato. Castrop es el protagonista de esta hisotorias situada en sanatorio de Davos, Suiza. A través de su historia el autor nos transmite los problemas espirituales y sociales de su época. Una obra maestra.
Nueva encarnación del mito fáustico, esta «novela total» trasciende el horizonte ya de por sí vasto y apasionante de las especulaciones estéticas, para plantearse como una parábola de las fuerzas irracionales que mueven a pueblos enteros.
Entre 1938 y 1939, durante su exilio en Estados Unidos y Suiza como consecuencia del régimen nazi, el escritor de origen alemán Tomas Mann publicó un ensayo en el que comparó a Adolfo Hitler con un artista fracasado, que se convierte en asesino ante su falta de creatividad. Ahora, ese texto forma parte de este significativo volumen en el que por primera vez se reúnen las reflexiones más relevantes del importante debate intelectual y político que el historiador Ernst Nolte y el filósofo Jürgen Habermas sostuvieron a mediados de los 80 sobre la singularidad del Holocausto y su papel en la interpretación de la historia de Alemania después de 1945.
El profesor Abel Cornelius ?alter ego de Thomas Mann? observa el transcurso de una jornada familiar, con la incipiente celebración de una fiesta organizada por sus hijos mayores, la encantadora Ingrid y el carente de talento Bert. Por su mirada se pasean también los hijos pequeños: Lorchen, la hijita predilecta que le tiene robado el corazón, y el díscolo y feo Beisser. Todo ello en el marco de una Alemania sumida en una posguerra triste, pobre y con nuevos valores. Mientras Ingrid y Bert son en realidad los hijos mayores de Thomas Mann ?Erika y Klaus?, los pequeños son Elisabeth y Michael, la hija por la que Thomas Mann sintió una devoción desmesurada y el hijo que nunca quiso. «Thomas Mann quiso que esta pequeña obra maestra fuera entendida sobre todo en su contexto histórico y social (?). Por encima de todo es un relato del desorden (?) de los dorados años veinte, consecuencia cultural de la Primera Guerra Mundial.»
Esta es probablemente la novela más juvenil jamás escrita por un anciano, el más perfecto ejemplo de la ironía que caracteriza buena parte de la obra de Thomas Mann, quien se sitúa aquí en la estela de Cervantes y Stendhal para ofrecernos la que sin duda es la novela picaresca más importante del siglo XX. Pardoiando las novelas de aprendizaje, tan arraigadas en la tradición literaria alemana, estas "confesiones" nos conducen por todas las etapas de una vida cuyo propósito explícito es convertirse en una obra de arte. A tenor de esta concepción estética de la vida, las trampas, los robos y las imposturas acaban no sólo por justificarse, sino incluso por constituir un estilo de vida de moralidad irreprochable.