Este breve retazo biográfico permite descubrir a grandes santos y santas de la Historia que aún sirven de inspiración para todos aquellos que quieren acercarse a su vida y su obra. «Los santos sorprenden, desinstalan, porque sus vidas nos invitan a salir de la mediocridad tranquila y anestesiante» (Gaudete et exsultate).
Los dichos no son recetas espirituales, sino sentencias cargadas de espíritu, palabras que iluminan la mente y encienden el corazón. El núcleo de este comentario se centra en los Dichos de Luz y Amor de san Juan de la Cruz. El santo utilizaba estas sentencias para ayudar a religiosas y personas por él dirigidas. De cada Dicho sanjuanista se hace un breve comentario actualizado. Como complemento, se ofrecen también otras palabras concordes o afines de la Escritura y de la Liturgia, y también de variados autores espirituales. Resulta así un verdadero mosaico de Luz y de Amor. Se da un relieve especial a santa Teresa de Jesús, por su afinidad con san Juan. Las palabras pueden resbalar y morir, pero las palabras tocadas por la gracia traspasan los siglos y siguen siendo vivas
La poesía del Siglo de Oro presenta un panorama tan rico como diverso; Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Luis de Góngora, Lope de Vega y Francisco de Quevedo. En esta antología, José María Micó recoge una muestra de todo ese universo poético y en él ordena y anota la mejor poesía de estos dos siglos en los que se generó el mayor caudal poético de nuestra historia literaria.
Un pequeño folleto que invita a la meditación gracias a la profundidad de sus textos y a la belleza de las ilustraciones que los acompañan. Contiene las canciones del alma que desglosa san Juan de la Cruz en una de sus obras cumbres de la mística, en la que muestra la ascensión del alma hasta su unión mística con Dios.
«El propósito de la presente obra es desarrollar la teología cristiana a la luz del tercer trascendental, es decir, completar la visión del verum y del bonum mediante la del pulchrum. Mostraremos hasta qué punto el abandono progresivo de esta perspectiva (que tan profundamente configuró en otras épocas a la teología) ha empobrecido al pensamiento cristiano. Por consiguiente, no se trata de abrir para la teología un cauce secundario y más o menos experimental, impulsados tan solo por una vaga yu nostálgica melancolía, sino más bien de retrotraerla a su cauce principal, del que, en gran parte, se había desviado».
Este libro presenta a los lectores del siglo XXI el «Cántico espiritual» de san Juan de la Cruz, una de las obras más importantes de la literatura mística de todos los tiempos que merece la pena conocer y meditar. Estrofa a estrofa, el autor propone, primero, el texto original del poema, seguido del texto parafraseado en un lenguaje actual que facilita su comprensión. A continuación, se abrevian los comentarios que el mismo san Juan escribió, resumiendo sus ideas principales referidas al poema y transcribiendo el significado simbólico del poema. Así, el lector no experimentado en la literatura mística ni en el lenguaje de la época de san Juan podrá comprender mejor la manera en que el santo entiende el amor: un abandono de sí mismo para entregar la totalidad de su persona a la relación, al Amado.
La figura de san Juan de la Cruz sigue siendo un referente del amor más auténtico y profundo de un alma sencilla y pura que busca y encuentra a Dios, a pesar de las dificultades y oscuridades por las que tiene que pasar. Un alma que es poseedora de una fuerza arrasadora, vital y extraordinaria que le lleva a adentrarse en el misterio íntimo de lo inefable. San Juan de la Cruz hace de su experiencia personal con Dios el centro de su vida, y esa vivencia se hace presente en cada momento de su existencia, que comparte de una forma directa e inseparable con la divinidad. La percepción que el santo tiene de Dios está tan intrínsicamente arraigada en su persona, que le basta con sumergirse en su propio interior para palpar la presencia divina y sentir que todo su ser está entroncado sustancialmente con ella. Todas estas vivencia de san Juan de la Cruz son las que vierte en sus escritos y sobre todo en sus poemas por eso su obra poética está llena de los símbolos más brillantes, audaces y elevados, para poder expresar su pensamiento, porque aquello que nos quiere transmitir es la experiencia mística del alma que se une en esponsales con Dios. Esta biografía poética de san Juan de la Cruz es simultáneamente un estudio de los acontecimientos que rodearon su existencia, así como de sus vivencias y de su obra. Teófanes Egido se encarga de hacerlo con gran precisión y competencia. Es también una recreación hermosa de su vida en versos sencillos de leer pero llenos de sentimiento para que el lector quede captado por la grandeza y la espléndida espiritualidad del Santo. Los poemas son obra de Pilar Galán, que sigue la sintonía de su obra anterior (nº 15 de esta colección): Santa Teresa de Jesús, biografía poética de una pasión. Se esconde tras estas páginas la intención de transmitir el deseo de acercarse a san Juan de la Cruz, la figura cumbre del misticismo cristiano.
Aunque han transcurrido treinta años desde su primera edición -agotada desde hace tiempo-, este trabajo de Fernando Urbina está impregnado de actualidad y coherencia, una buena ayuda para que «nada» esclavice nuestro discipulado de Jesucristo muerto y resucitado en el corazón de la Iglesia. Solo si nos dejamos aferrar por Dios, que se ha hecho cercano en Jesucristo, seremos capaces de responder al desafío y la oportunidad de la nueva evangelización. «La contemplación -dice Fernando Urbina- es una actitud general que debe impregnar toda nuestra vida: una actitud de desprendimiento y de libertad de apertura a los demás y a los signos de la realidad, de disponibilidad, de paz, de gozo, de coraje y de fe que supera la crispación del sujeto encerrado en sí mismo y fijo en la idea de que la acción depende exclusivamente de su esfuerzo». En la noche oscura de la subida al monte Carmelo podemos poner rostro a todos los hombres y mujeres de nuestro mundo que caminan por diferentes desiertos de la vida, pobreza, falta de trabajo, hambre, desamor, soledad, inclemencia, desesperanza, injusticia, migración, ausencia de Dios... y necesitan que los cristianos seamos oasis para ellos, que les llevemos al encuentro con el Señor, al Agua viva.
Señala el autor en la presentación de la obra: «Los místicos nos enseñan a diferenciar y a no confundir creencia en Dios con experiencia de Dios. El verbo latino ex-per-iri significa explorar viajando, conocer algo no sólo por oídas, sino por contacto y relación personal. Experiencia de Dios es el lugar natal de Dios, donde Él va a nacer en nosotros de verdad. Es decisivo que nuestros contemporáneos, inmersos en la cultura tecno-líquida, del enjambre mediático y psicopolítico, encuentren este rostro genuino del cristianismo: la experiencia viva de un Dios Vivo y Viviente». Raúl Berzosa se acerca a la palabra de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz desde la lírica, la que mejor expresa lo que normalmente nos resulta difícil comunicar
Este libro es, ante todo, una pequeña enciclopedia sobre Teresa y Juan y sobre los puntos de sus reflexiones que necesitan una aclaración. Es también una pequeña antología de sus poemas, pensamientos y reflexiones. El autor nos acoge siempre como a personas que no sabemos gran cosa del tema, pero que queremos saber.
Cosa curiosa: se encuentra por ahí un fraile «pequeño y barbinegro», hábito marrón, capa blanca, y pies descalzos, dando mucho que hablar y que escribir en ciertos ambientes espirituales, intelectuales y literarios... Dice llamarse fray Juan de la Cruz, nombre que es ya por sí mismo un breve y bello poema. José María Javierre ha querido contarnos en este libro cómo era por fuera y por dentro aquel hombre del siglo XVI que encierra en sí un misterio abisal, pero a la vez ha intentado acercarle a nuestro siglo, a nuestras preocupaciones actuales. Por otra parte, ha hecho accesible su mensaje de vida, doctrina y poesía sublimes? Un mensaje que se reduce a entregarse totalmente al Amor para alcanzar en plenitud la libertad verdadera.
Este libro sobre san Juan de la Cruz es una novedad, a pesar de que es difícil ofrecer material desconocido al tratar un tema sobre el que se han escrito miles de páginas de menuda y apretada letra. Por primera vez se citan a casi todos los autores devotos del s. XVI que acompañaron al santo en su peregrinar. En ellos se pueden encontrar posibles fuentes e influencias. Son innumerables pistas para realizar estudios comparativos. Por primera vez se ordenan de un modo cronológico y sistemático los poemas que se inspiran en san Juan de la Cruz y forman la escuela poética sanjuanista.
Hoy hacen falta testigos más que maestros. Los maestros enseñan doctrinas. Los testigos han visto y dicen lo que han visto. Por ambos costados san Juan de la Cruz es testigo y maestro, mistágogo, porque enseña lo que ha experimentado y cómo lo ha vivido. Y lo hace con convicción y persuasión, y, además, exquisitamente. Sólo un pero para los lectores del tercer milenio. Escribió hace cuatrocientos años. Lo que testifica y enseña es inmutable, pero el molde ha cambiado muchísimo. ¿Cómo paliar esa desventaja? El autor ha roto el nudo. Su preparación, sensibilidad, el profundo conocimiento de san Juan de la Cruz y de los lectores así como su estilo han conseguido en una brava y eficaz tarea que san Juan de la Cruz escriba hoy su «Noche oscura», sus cartas o sus poesías. De ahí el título: «Una nueva lectura...». Con la valiosa originalidad de haber investigado las fuentes bíblicas, ascéticas y poéticas en que se inspiró san Juan, y la riqueza de los comentarios.