Joaquín Romero Murube, miembro señalado del grupo sevillano de Mediodía y activi participante en la renovación estética que supuso la Generación del 27, de la quie forma parte de pleno derecho. Es sin embargo un escritor casi ignorado fuera de Andalucía, a pesar de haber cultivado géneros tan distintos como la lírica, la narrativa , las memorias, la biografía, el ensayo y el periodismo. Ante todo poeta, fue asímismo uno de los prosistas más finos de su generación. Silencios de Andalucía reúne una amplia muestra de su poesía y su narrativa. Dada la generosidad de la selección se puede decir que estamos ante unas poesías casi completas, en las que además se rescatan sus Siete romances y se incluyen textos de los libros misceláneos Prosaicos y Sombra apasionada.
Joaquín Romero Murube, miembro señalado del grupo sevillano de Mediodía y activi participante en la renovación estética que supuso la Generación del 27, de la quie forma parte de pleno derecho. Es sin embargo un escritor casi ignorado fuera de Andalucía, a pesar de haber cultivado géneros tan distintos como la lírica, la narrativa , las memorias, la biografía, el ensayo y el periodismo. Ante todo poeta, fue asímismo uno de los prosistas más finos de su generación. En el aire de Sevilla. Álbum 1904-1969, que se edita como complemento de los dos tomos de la obra selecta, pretende trazar una biografía en imágenes, paralela a la de las fechas y los textos.
Joaquín Romero Murube, miembro señalado del grupo sevillano de Mediodía y activi participante en la renovación estética que supuso la Generación del 27, de la quie forma parte de pleno derecho. Es sin embargo un escritor casi ignorado fuera de Andalucía, a pesar de haber cultivado géneros tan distintos como la lírica, la narrativa , las memorias, la biografía, el ensayo y el periodismo. Ante todo poeta, fue asímismo uno de los prosistas más finos de su generación.
Publicado a sus expensas en 1959, con una breve pero esclarecedora semblanza previa de su amigo Paul Morand, Lejos y en la mano de Joaquín Romero Murube forma parte de la pentalogía que completan Sevilla en los labios (1938), Discurso de la mentira (1943), Memoriales y divagaciones (1951) y Los cielos que perdimos (1964), siendo de estos libros el único que no había tenido hasta la fecha una reedición exenta. Los artículos que lo integran, originalmente aparecidos en la prensa, fueron reelaborados por el ensayista con vistas a su incorporación a un volumen donde se alternan, como en otros suyos, las presencias literarias, los viajes por Andalucía y por algunos países europeos, y los textos sobre Sevilla. Acogidos a su ingenioso y paradójico título, donde la lejanía puede ser tanto espacial como temporal y la inmediatez sugiere cercanía al lector, son textos muy cuidados que dejan constancia de la incansable condición de flâneur de Romero Murube, de su arte como retratista y su capacidad para el dibujo de caracteres, de la gracia para la evocación llena de reminiscencias y del profundo amor a la ciudad fruto no del ensimismamiento, sino del contraste y la experiencia de otras geografías que impregnan toda su obra. Entre la memoria, la divagación y el ensayismo, la prosa de Joaquín Romero Murube, como afirman en su presentación Jacobo Cortines y Juan Lamillar, tal vez los estudiosos que más han hecho por el rescate del autor sevillano y mejor han interpretado su obra, se muestra deudora de la mejor herencia de Juan Ramón, Miró, Azorín y Ortega, sin olvidar el influjo directo de su maestro José María Izquierdo. Lejos y en la mano es un libro por el que, como sentenciara Morand, «la belleza corre a raudales».
"Pueblo lejano" es, junto al "Ocnos" de Luis Cernuda, uno de los raros ejemplos de la prosa del grupo del 27, y comparte con el libro de su paisano la capacidad de proyectar, desde un ámbito local, todas las cualidades de la gran literatura: evocación y lirismo, emoción ante el paso del tiempo, personajes y escenas profundamente humanos, humor y crítica ácida. La recreación de un pueblo del bajo Guadalquivir, que podría ubicarse en cualquier parte de nuestra geografía, sirve a Joaquín Romero Murube para retratar el paraíso perdido de la infancia, sus maravillas, miedos y descubrimientos atroces. El autor de Los Palacios y Villafranca dramatiza, en una clase de presentación, nudo y desenlace, las «cosas del pueblo», y erige una obra que, sin aparente ambición, crece conforme se desvelan las relaciones entre las figuras convocadas y entre el niño que observa y el mundo observado. Junto al uso magistral del fragmento poético para la descripción de los campos, las calles, las casas, el aire y la luz del pueblo, Romero Murube reproduce el habla de las gentes, sus personalidades, retratando a unos personajes ricos en matices, a veces esperpénticos, a veces atildados o ridículamente cómicos, otras de una profunda melancolía. La obra fue publicada por primera vez en 1954 y cuenta en la presente edición con un prólogo de Felipe Benítez Reyes, que traza una brillante semblanza del autor palaciego, situándolo en su circunstancia personal y en su contexto literario, y define de este modo la invitación de "Pueblo lejano": «Viaje sentimental, sí, y evocación ensimismada, esta gavilla de prosas rememorativas tiene la virtud del temple emocional, de un sentir bien mesurado, según es propio de lo bien sentido».
Las memorias del intelectual y escritor Romero Murube son, como dice Juan Lamillar en el prólogo, una declaración de amor a la ciudad de Sevilla, tratando en especial de los Reales Alcázares; manifestándose su autor como uno de los primeros intelectuales en denunciar la destrucción del patrimonio histórico de Sevilla.