Durante las últimas décadas se aprecia claramente en muchos tratadistas políticos una «vuelta a Rousseau», que ocurre paralela con el creciente influjo de la teoría republicana de la democracia. En efecto, Rousseau es un destacado maestro del enfoque republicano, al que añade algunos implantes liberales, como la consideración de la utilidad general. Por ello, sus escritos políticos constituyen una fuente inagotable de inspiración. Tal es el caso, por ejemplo, de su énfasis en la necesidad de una educación cívico-política como recurso primero y último para evitar la degeneración de las instituciones democráticas. La presente edición ofrece al lector la primera versión al español de cuatro de los escritos políticos de Rousseau. El primero versa sobre un proyecto de reunificación europea largamente preparado en los siglos XVII y XVIII; el segundo es una selección de fragmentos y esbozos no publicados que permite discernir la génesis de su pensamiento social y político; el tercero descubre en Rousseau a un pacifista radical que argumenta sobre la cuasi imposibilidad de justificar la guerra; y el cuarto ofrece la primera versión de «El contrato social», indispensable para entender mejor la definitiva. La reunión de estos «Escritos políticos» permite así valorar la compleja influencia del legado democrático de Rousseau. De él dijo lord Acton que produjo el «pensamiento político más potente» de la historia, y N. Bobbio lo define, al lado de Hobbes y Hegel, como uno de «los pensadores más influyentes en la construcción del estado moderno».
I mean to inquire if, in the civil order, there can be any sure and legitimate rule of administration, men being taken as they are and laws as they might be... The Social Contract, or Principles of Political Right by Jean-Jacques Rousseau is a book in which Rousseau theorized about the best way to establish a political community in the face of the problems of commercial society, which he had already identified in his Discourse on Inequality (1754). The Social Contract helped inspire political reforms or revolutions in Europe, especially in France. The Social Contract argued against the idea that monarchs were divinely empowered to legislate; as Rousseau asserts, only the people, who are sovereign, have that all-powerful right. The stated aim of The Social Contract is to determine whether there can be a legitimate political authority, since people's interactions he saw at his time seemed to put them in a state far worse than the good one they were at the state of nature, even though living in isolation.
Rousseau, para muchos el Maquiavelo del siglo XVIII, proyectará en dos ocasiones su discurso político en forma de Constitución positiva, el Proyecto de Constitución para Córcega de 1765 y Las Consideraciones sobre el gobierno de Polonia de 1771. Estos dos escritos no son una Constitución en el sentido actual al uso condicionado -y hasta deformado- por la influencia del paradigma liberal, sino la expresión en términos positivos de las aspiraciones del Derecho Político de Rousseau, lo que equivale a decir del pensamiento republicano que adquirirá vida en la República de los Modernos. Mientras que en la Constitución para Córcega la principal ambición de Rousseau consistirá en preservar el hacer material económico de aquel pueblo evitando su enajenación cívica, en la Constitución de Polonia pretenderá hacer compatible la libertad política propia de las viejas ciudades con la acción expansiva a que su virtù les arrastra. Hoy, cuando la situación de la política acredita expediente de ruina, es importante releer a Rousseau para saber que queda vivo y debemos salvar del mensaje republicano de la ilustración.
Rousseau parte de la premisa «siento, luego existo» como principal axioma de su reflexión filosófica, lo que supone un auténtico giro copernicano respecto del célebre «pienso, luego existo» cartesiano. El auténtico inicio de nuestra modernidad lo marcaría más bien Rousseau, al señalar algo que ahora nos puede parecer obvio, cual es el maridaje de nuestra razón y nuestros sentimientos o emociones. Jean-Jacques Rousseau es uno de esos pocos clásicos del pensamiento que se hallan en el trasfondo de nuestros arquetipos e imaginarios colectivos más comunes y de ahí que convenga revisitarlo para conocernos mejor. Para estudiar al ser humano se tomó a sí mismo como principal objeto de estudio, demostrando ser un consumado maestro en el arte de la introspección, y por eso no es extraño que una significativa parte de su obra sean textos autobiográficos como Las ensoñaciones de un paseante solitario, presentado aquí por el autor de Rousseau: Y la política hizo al hombre (tal como es). Estamos ante un pensador cuya herencia se disputarán, simultáneamente, el racionalismo y los románticos. Conocer a Rousseau significa, por lo tanto, transitar por las encrucijadas de los albores de nuestra modernidad, lo cual nos permite deambular mejor por los intrincados laberintos de nuestro fuero interno, gracias a su cartografía de nuestra conciencia moral y civil. En esta cuidada edición comentada de Roberto R. Aramayo (filósofo y traductor, científico titular del CSIC), podemos disfrutar de una completa recopilación de ensayos escritos por Rousseau, uno de los filósofos y pensadores más importantes e influyentes de todos los tiempos. Las famosas Ensoñaciones de un paseante solitario se publican por primera vez acompañadas de numerosos textos personales e íntimos del autor, lo que hace de esta obra una recopilación inédita llena de sorpresas tales como Bosquejos de las Ensoñaciones (Anotaciones en unos naipes); Mi retrato; Fragmento autobiográfico; Preámbulo inédito de las Confesiones (Manuscrito de Neuchâtel).
Jean-Jacques Rousseau es quizá más conocido por sus obras filosóficas ( " El contrato social " , el " Emilio " o los " Discursos " ) que por su producción literaria. Incluso él mismo se declaró adversario de la literatura. Sin embargo, en " La nueva Eloísa " , un Rousseau sorprendentemente atrevido reúne en una obra magistral toda su filosofía política y pedagógica, todas sus ideas sobre la sociedad, la familia, los hombres y las mujeres, el amor, la felicidad, la religión, que nos ayudan a entender el mundo moderno que él contribuyó a crear y el mundo posmoderno en el que vivimos. " La nueva Eloísa " es la gran novela de la literatura francesa y una de las más importantes de la literatura europea. Más allá del complejo entramado argumental de esta novela, con sus intrigas, malentendidos, sorpresas y golpes de efecto, quien la lea entenderá mucho mejor " El contrato social " , el " Emilio " o los " Discursos " , y toda la repercusión que esos textos y el pensamiento de Rousseau tuvieron en las revoluciones burguesas primero y proletarias después, en el mundo entero. Pero, además, escrutará de la mano del autor las profundidades del alma humana, masculina y femenina, y asistirá a la disección del sentimiento amoroso, cuya complejidad aparece presentada en todas sus variantes.
Jean-Jacques Rousseau, para John Pocock, el Maquiavelo del siglo XVIII, aparece aquí de la mano de Robert Wokler como un contemporáneo de nuestro mundo. Más allá de El contrato social, la contribución de Rousseau en su conjunto ofrece una enorme coherencia interna y se manifiesta como el trabajo de un autor que entendió que la naturaleza era una deidad a la que el hombre tenía que subordinarse sin que el progreso pudiera, con sus logros, destruir lo que como obra de la creación condiciona nuestra capacidad de transformar las cosas. Las meditaciones del paseante solitario son una mirada retrospectiva en la vida de una inteligencia que hizo de la cultura un arma fundamental para la política porque, como subraya Wolker en su estudio de presentación el Rousseau, sabía que la cultura era bastante más que una técnica al servicio del homo economicus.
Rousseau, personaje excéntrico y rebelde, fue un pensador contradictorio e inclasificable, cuyo legado ha sido reclamado y repudiado al mismo tiempo por las tres ideologías que han dominado el pensamiento político moderno: liberalismo, socialismo y nacionalismo. He aquí la versión manga de su obra capital, libro de cabecera de los revolucionarios de 1789 y de figuras posteriores como Simón Bolívar y Fidel Castro. «El hombre ha nacido libre, pero por doquier se encuentra encadenado [ ] tan pronto como pueda sacudirse el yugo, [el pueblo] obrará mucho mejor si así lo hace; pues al recobrar su libertad basándose en el mismo derecho por el que le fue arrebatada, prueba que está legitimado a disfrutar de ella.»
Si en su " Discurso sobre las ciencias y las artes " (1750) y en su " Discurso sobre el origen de la desigualdad " (1755) -publicados en un solo volumen en esta colección- Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) fue sentando las bases de su pensamiento filosófico y social, el trabajo fundamental que acabó alumbrando el autor en el campo del pensamiento político fue " Del Contrato social " , publicado en 1762. Esta obra, en la que toman cuerpo las inquietudes políticas y la fe en la razón de la corriente ilustrada, puede considerarse la fundadora del derecho político. Su análisis teórico de la soberanía de los Estados como producto de la voluntad general se fundamenta en un contrato por el que el individuo enajena su libertad natural a cambio de convertirse en ciudadano, recibir los derechos inalienables de igualdad jurídica e igualdad moral, y asegurar la libertad de todos los miembros de la sociedad. " Del Contrato social " es uno de los textos capitales para entender el nacimiento de las sociedades modernas. Traducción y prólogo de Mauro Armiño
Iniciadas en el otoño de 1776, " Las ensoñaciones del paseante solitario " pueden ser consideradas como el testamento de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). El término «ensoñaciones» alude tanto a los estados contemplativos, casi místicos, como a las meditaciones basadas en el raciocinio más riguroso. La presente edición ha tomado como referencia el texto definitivamente fijado tras décadas de investigaciones eruditas; el prólogo y las notas aclaran los principales problemas de interpretación del manuscrito. El volumen ofrece como complemento, además de una breve cronología, cinco apéndices: las veintisiete «Cartas de baraja», también póstumas; los treinta y cinco fragmentos que componen «Mi retrato»; cuatro cartas dirigidas a Malesherbes en enero de 1762; la semblanza hecha por Bernardin de Saint-Pierre, evocación doméstica de los hábitos y manías cotidianas de Rousseau, y un texto del Abate Rozier. Edición de Mauro Armiño
Rousseau, desde 1772 y hasta finales de 1775, en el mayor secreto, compone estos kafkianos diálogos, escritos sin continuidad, durante cortos periodos, porque le era imposible, según él mismo dice, mantener la tensión. (Raymond Trousson, Rousseau). Escritos entre 1772 y 1776, y publicados póstumamente, estos Diálogos, una de las últimas obras que escribiera Jean-Jacques Rousseau, constituyen un complemento a la vez que una prolongación de sus Confesiones. Textos delirantes a primera vista en los que un Rousseau, aquejado desde hacía tiempo de manía persecutoria, emprende la imposible tarea de justificarse a sí mismo ante el mundo y defenderse de todas las injustas acusaciones y complots imaginarios que en su alucinada lucidez veía urdirse a su alrededor. Rousseau, el hombre, se erige entonces en juez de Jean-Jacques, el filósofo, autor de algunas de las obras (Emilio, La nueva Eloísa, El contrato social) más influyentes de su siglo y más estudiadas por la posteridad. Y Rousseau, el filósofo y el hombre, se dirige esperanzado a esa posteridad, consciente, y resignado a la vez, de que sus contemporáneos ya lo han condenado sin previo juicio. Su finalidad y su ambición no son otras que demostrar la unidad entre el hombre y su obra, la unidad entre Jean-Jacques y Rousseau, y luchar contra la indiferencia y la incomprensión del público que envenenaba los últimos años de su vida. En su introducción a su edición de la obra, Michel Foucault subraya en estos Diálogos, especie de autoconfesiones, la importancia del lenguaje para imponerse al silencio. Una escritura vertical, que contrasta con todos sus textos anteriores, y un sujeto disociado, superpuesto a sí mismo, fragmentado, hace de estos Diálogos, traducidos por vez primera al castellano, una obra única en el género autobiográfico. Los Diálogos, texto autobiográfico, tienen en el fondo la estructura de los grandes textos teóricos: se trata, en un único movimiento del pensamiento, de fundar la inexistencia, y de justificar la existencia. (Michel Foucault).
Tratado filosófico sobre la bondad natural del hombre, " Emilio, o De la educación " sigue siendo considerado todavía hoy un texto capital por la pedagogía moderna. En él, Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) aborda un sistema educativo basado en la naturaleza y en la experiencia, y no en prejuicios, caminos preconcebidos y rutinas, creando asimismo en Emilio un alumno de laboratorio sobre el que reflexiona, situándolo y situándose en medio de la sociedad y de unas circunstancias sociales concretas. Traducción y prólogo de Mauro Armiño