Resultados de la búsqueda para: Javier Tomeo





DIÁLOGO EN RE MAYOR (TOMEO, JAVIER)
La historia que se expone en esta novela es simple y lineal: dos viajeros coinciden en el mismo departamento de un vagón de tren. Tratemos de imaginar a esos dos personajes. A uno de ellos le bautizaron con el inquietante nombre de Dagoberto. El otro se llama Juan. Dagoberto es alto y enjuto, de manos sarmentosas, mirada de halcón y acusado prognatismo. Tiene también los arcos ciliares muy pronunciados. Juan, por su parte, es un hombre gordo, de aspecto risueño y negros ojos de mirada vacuna sombreados por largas pestañas. Más precisiones: apenas empiezan a conversar, Juan la conversación la inicia él, que es un individuo extrovertido que ha confiado siempre en su magnetismo personal se presenta diciendo que es trombón de varas en una banda municipal. Dagoberto, por su parte, se declara entusiasta del violín. Habrá que decir también que Dagoberto y Juan son los dos únicos pasajeros en todo el tren y que, por lo menos durante las próximas cinco horas, no tendrán más remedio que viajar juntos, sin posibilidad de encontrar otros interlocutores. La pregunta que podemos hacernos ya es la siguiente: ¿pueden dialogar los hombres enamorados de los violines con los hombres que se ganan la vida tocando el trombón en una banda municipal de ínfima categoría? ¿Pueden entenderse y llegar a un acuerdo? ¿Pueden conversar como dos personas civilizadas? ¿Pueden compartir pacíficamente el mismo espacio?

EL CANTO DE LAS TORTUGAS (TOMEO, JAVIER)
Un hombre joven, con un confuso historial psiquiátrico, abandona el hospital en la ciudad, se inventa una improbable primavera y se instala en un viejo caserón que ha heredado de un tío suyo, en una aldea lejana. El alcalde se apresura a darle la bienvenida. «Me parece muy bien», le dice al nuevo vecino. «Me gusta que venga gente joven a vivir a este pueblo. Gente que todavía no se haya resignado a morir cruzada de brazos.» El recién llegado le saca pronto de dudas. No quiere que luego haya malentendidos. Lo único que realmente le interesa al establecerse en la aldea y así se lo dice al alcalde es dialogar con la constelación de animales que viven en el lugar: ovejas, vacas, gatos, gallinas, gallos, palomas, perros y conejos. A través de un diálogo imposible, lo que pretende nuestro hombre es establecer con todas esas criaturas a las que hay que añadir algunos animales salvajes que viven en los alrededores de la aldea profundos lazos de amor y de compenetración. Diremos ya que la curiosa locura de esta especie de San Francisco laico y ligeramente pecador sirve de motivo de esparcimiento a los desalmados de la aldea. Diremos, también, que nuestro héroe tiene un ojo sensiblemente mayor que el otro. Se trata, pues, de otra de las criaturas asimétricas de Tomeo. Y, por cierto, no la menos infeliz de todas ellas. Una nueva novela de uno de los más personales escritores contemporáneos, que sorprenderá incluso a sus más fieles seguidores.

EL CASTILLO DE LA CARTA CIFRADA (TOMEO ESTALLO, JAVIER)
Mal asunto escribir cartas, mal asunto. Al enarbolar la pluma, el riesgo que se nos presenta es doble. Primer riesgo: no saber qué decir, a pesar de nuestra frenética urgencia de decir algo. Segundo riesgo: que los destinatarios de la carta no participen de nuestras ideas y, al recibir el mensaje, puedan negarnos su comprensión o, lo que es peor, zaherirnos con una sonrisa desdeñosa. ¿Qué hacer entonces? Si la necesidad de comunicación persiste, hay que encontrar una solución. Por ejemplo, amañar la carta, de tal suerte que el destinatario, por mucha que sea su buena voluntad, no pueda descifrar su contenido. Partamos, pues, de una pregunta capciosa. Ahí tenemos a las ranas, esas ancianas damas vestidas de verde de piel rugosa y mirada hipnótica. «¿Son fundamentales las ranas?», preguntamos. (Ahí te espero.) Pero ni con este ni con otros interrogantes agotamos todas las posibilidades, pues disponemos también del recurso de enmascarar la caligrafía transformando astutamente la pregunta en un jeroglífico, capaz de devolver al lector más presuntuoso la conciencia de sus limitaciones. Bien lo sabe nuestro admirado Marqués: «Escribamos cartas –dice–, pero hagámoslo con la secreta esperanza de que nuestros destinatarios no entiendan ni una sola palabra de lo que escribimos.» No caben aquí mociones parlamentarias, solicitando aclaraciones. Estos problemas, hermanos, no pueden resolverse dentro del dorado marco de la Constitución. Con esta novela, extraordinaria en tantos conceptos y escrita con un humor que, a menudo, evoca una inesperada colisión entre Kafka y Buñuel, el escritor aragonés Javier Tomeo inició una brillante trayectoria internacional que le ha convertido en uno de los novelistas españoles más traducidos de los últimos tiempos. La crítica española fue unánime: «Una obra maestra» (Rafael Conte), «Un prodigio de lenguaje» (Luis Suñén), «Se lee de un tirón. Nada le sobra ni nada le falta a sus cien páginas» (Manuel Cerezales), «Inolvidable» (El País), «Lo insólito: una novela española seria con humor» (Cambio 16). La crítica internacional reaccionó también con gran entusiasmo, en especial en Alemania, donde Javier Tomeo se ha convertido en lo que se denomina un «escritor de culto»: «Un libro melancólico y a la par altamente divertido» (Deutsches Allgemeine Sonntagsblatt), «Un libro maravilloso para días tranquilos» (Pfalstertrand), «Hace tiempo que no he leído una obra en prosa que a la vez me haya conmovido y divertido» (Suttgarter Zeitung).

NAPOLEÓN VII (TOMEO, JAVIER)
Muchos hombres, en un momento determinado de sus vidas, pueden llegar a sentirse Napoleón y creerse vencedores de batallas en las que ni siquiera han participado. Son soldados rasos que no se resignan al anonimato del pelotón y que, a niveles inconscientes, prefieren identificarse con un Napoleón triunfador. Llevando esa devoción a límites patológicos, no faltan incluso quienes renuncian para siempre a su verdadera identidad para identificarse con ese Napoleón, considerado como símbolo del poder. Hablamos ahora de los famosos delirios napoleónicos. Puede que actualmente no se den tantos delirios napoleónicos como antaño. Nos parece, sin embargo, que hay algo que no ha cambiado: hoy como ayer, existe una continuidad entre la psicología normal y la patológica. Lo que diferencia al hombre normal del alienado es tan sólo una cuestión de grado. Los hombres considerados «normales» delatan su desequilibrio en momentos puntuales y de forma matizada. Nos obligan, por así decir, a leer su locura entre líneas. Los dementes, por su parte, se exhiben sin el menor recato, dans toute sa nudité. Éste es el caso del protagonista de esta novela: a pesar de la voz responsable que le interpela desde lo más profundo de su conciencia, Hilario se cree Napoleón, se inventa interlocutores palaciegos, y de vez en cuando sale al balcón de su casa para contemplar la ciudad extendida a sus pies, del mismo modo que el Gran Corso, desde lo alto de una pirámide, contempló a sus soldados acampados a las orillas del Nilo. Una nueva novela de Javier Tomeo, y por tanto una obra sorprendente, imaginativa y estupendamente escrita.

AMADO MONSTRUO (TOMEO, JAVIER)
Saltando con fluidez del esperpento al horror, "Amado monstruo" registra la insólita conversación de dos personajes aparentemente muy dispares, de los que se descubre, a lo largo de sus escaramuzas verbales, un vínculo común: la obsesión por una madre po

LA NOCHE DEL LOBO (TOMEO, JAVIER)
Macario e Ismael, los protagonistas de La noche del lobo, se han lastimado el tobillo y yacen inmovilizados en un camino solitario, a pocos metros el uno del otro. Es de noche y ni siquiera pueden verse las caras, pero dialogan en espera de alguien que los saque del apuro. Una atmósfera minimalista lo domina todo: la luna llena, que aparece y desaparece entre la niebla, un cuervo que los protagonistas suponen enamorado y unos grillos que cantan. La luna ejerce sobre Macario un extraño influjo que le excita sexualmente y le obliga a fantasear con la idea de convertirse en hombre lobo. Un texto divertidísimo, cargado de ironía y poesía, donde aparecen diálogos tan absurdos como sabios, tan paradójicos como evidentes, tan rutinarios como simbólicos. Tomeo regresa así, brillantemente, a su estilo más puro, abstracto y metafísico.

CUENTOS COMPLETOS (TOMEO, JAVIER)
Su narrativa breve. Sus cuentos. Sus microcuentos. Una literatura libre y audaz. Una prosa directa. Un autor indiscutible de una obra plena de inteligencia y lucidez. Humor. Sátira. Perversidad. Kafka. Goya. Buñuel. Los cuentos completos de un maestro, de Javier Tomeo. «Javier Tomeo domina con maestría el relato: la distancia corta es muy adecuada para un escritor que opera a menudo con la sugerencia de una amenaza imprecisa e inminente. La obra que presentamos en esta edición –que reúne las piezas breves publicadas en los libros Bestiario, Historias mínimas, Problemas oculares, Zoopatías y zoofilias, El nuevo bestiario, Cuentos perversos, Los nuevos inquisidores y una colección de inéditos, que incluye obras nuevas y reescrituras de antiguos relatos– recoge algunos de sus mejores textos» (del prólogo de Daniel Gascón).

EL CAZADOR DE LEONES (TOMEO, JAVIER)
No todas las señoritas solitarias tienen la suerte de descolgar el teléfono el día en que un intrépido cazador de leones se equivoca de número. Menos incluso son las que, además, han gozado de la fortuna de haber seducido con su voz a este valeroso caballero hasta el punto de conseguir que se «equivoque» de nuevo, llame otra vez a su número y las entretenga con su locuacidad. Claro que quizá no sea una suerte. Es posible incluso que la verborrea de este ajetreado aventurero que hoy tiene tiempo para charlar largo y tendido oculte oscuras intenciones. Que detrás de su animosa simpatía pululen incontables e inconfesables deseos. Que cuando termine de contar sus historias africanas y de entonar lisonjas acarameladas empiece a cambiar el tono, a ser mucho menos sutil, mucho menos soñador. Que hasta parezca francamente procaz. "El cazador de leones" es un ameno, divertido e impecable tour de force narrativo, una novela singular, cotidiana como la vida misma y extraña como un día cualquiera, que retrata en toda su ingenuidad y en toda su bajeza a su monologante protagonista y quizá también a su silenciosa oyente. Pero también retrata al teléfono, que siempre está ahí, a menudo callado, pero recordándonos con su silencio hasta qué punto somos indiferentes a los demás y dándonos así la medida exacta de nuestra insignificancia. Porque lo que todos necesitamos es un «interlocutor válido». Y lo necesitamos con tanta urgencia que, si no lo encontramos, decidimos inventarlo, sin esperar siquiera a que la luna brille en plenilunio y la noche se pueble de aullidos.

LA PATRIA DE LAS HORMIGAS (TOMEO, JAVIER)
Juan K llega al pequeño pueblo de la costa con su hermosa colección de camisas de verano. Alguien consiguió convencerle de que en el pueblo encontrará muchas mujeres hermosas, dispuestas a concederle sus favores. Se instala en una vieja pensión, regentada por un nonagenario, que recuerda demasiado a su difunta esposa, y una sobrina inquietante. Van sucediéndose, uno tras otro, los fracasos amorosos de Juan, y mientras tanto, en el sótano de la pensión, las pérfidas hormigas agitan las antenas y se preparan para el ataque final. En el comedor hay también una mórbida planta, celosa de la sangre de los hombres. De poco sirve, pues, que Juan cuelgue amorosamente en el armario sus siete camisas con los siete colores del arco iris. La mancha del techo sigue creciendo y creciendo, y, cuando por fin desaparece, es ya demasiado tarde para pensar en componendas de última hora. Todo está ya a punto para su consumación. Esta última incursión en el «territorio Tomeo» entusiasmará de nuevo, sin duda alguna, a sus numerosos y fidelísimos lectores.