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Resultados de la búsqueda para: Isabel I
Este libro parte de una convicción, que la concepción constructivista ofrece una explicación integradora y potente sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Isabel y Carlos V, amor y gobierno en la corte española del Renacimiento Cuentan que el 1 de mayo de 1539, cuando murió la emperatriz Isabel, con apenas treinta y seis años, no había forma de separar de su cuerpo a su viudo Carlos V, y que este cayó en tal depresión que tuvo que retirarse al monasterio jerónimo de La Sisla. El emperador nunca volvió a casarse, ni superó su muerte. Pero Isabel no fue solo su amada esposa y madre del futuro rey Felipe II, fue también la gobernadora de España en las largas ausencias de su marido por los reinos de Europa. Gracias a su saber hacer y a su buen tino con las cortes de Castilla y Aragón, la dinastía de los Austrias se consolidó y España se convirtió en un estado moderno. Alfredo Alvar nos descubre (desde el silencio de los documentos originales de archivo, los más inéditos) la vida y las claves de gobierno de esta mujer fascinante, la que más poder ha tenido en España, la única emperatriz.
La fama de los Reyes Católicos surgió muy pronto; antes de ellos nada, el caos y la anarquía. Aparecen y, por milagro, triunfan el orden, la unidad, la prosperidad y la grandeza de España: dominan a la nobleza rebelde, restablecen la seguridad de los caminos, reorganizan la economía, expulsan al Islam de España, fundan la unidad de la fe en un país dividido desde hacía siglos en creencias rivales. Gracias a ellos España llegará a ser una de las primeras potencias del mundo. Y todo esto, ¿es mito o realidad? En este libro Joseph Pérez, catedrático de Civilización de España y América Latina en la Universidad de Burdeos-III, nos ofrece con gran objetividad un análisis de uno de los períodos más apasionantes de la historia de España.
¿Hay que beatificar a la reina Isabel? Ésta es la espinosa pregunta que constituye el eje principal de este incisivo ensayo sobre el papel que Isabel I de Castilla (1451-1504) tuvo en las grandes medidas políticas y religiosas del reinado de los Reyes Católicos. Un reinado al que con frecuencia se califica como la Edad de Oro de España. Joseph Pérez ha superado con maestría la difícil apuesta de separar aquella mítica pareja de príncipes íntimamente asociados: Fernando e Isabel. ¿Qué cuota de responsabilidad tuvo esta última, presentada a menudo por los historiadores como un modelo de virtud aunque se le reproche haber llevado la piedad hasta el fanatismo, en la creación de la Inquisición y la expulsión de los judíos, dos actos cargados de consecuencias? ¿Y en la Reconquista que expulsó a los musulmanes del reino de Granada? ¿O, incluso, en el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón y el trabajo forzado de los indios que de él se derivó, condenando a millares de ellos a una muerte segura? El autor aborda todas estas molestas cuestiones sin rodeos, con una honestidad y un rigor histórico poco comunes. Es entonces cuando emerge la figura de una reina maquiavélica, movida más por una ambición absolutista que por ningún tipo de misticismo, y la imagen de una España donde la unidad de fe llegó a ser la condición indispensable para su modernidad. Incluye 54 fotografías a color.
Isabel de Borbón, la infanta más carismática de la historia de España, es conocida popularmente con el apodo de «La Chata» por su nariz. Nieta, hija, hermana y tía de reyes, fue dos veces princesa de Asturias y heredera al trono, pero nunca ambicionó la corona para ella. Hija primogénita de Isabel II, fue testigo primordial de la monarquía de su madre, marcada por la inestabilidad política. Tras su derrocamiento en 1868, La Chata vivió en el destierro en París. Personaje fundamental en la Restauración de su hermano Alfonso XII, regresó con él a Madrid en 1875 y participó decisivamente en la educación de su sobrino Alfonso XIII, junto a quien marchó al exilio con la proclamación de la II República.
La autora sabe que va a perder a su niño apenas nazca. El diagnóstico prenatal ha detectado una malformación fatal, pero todos descartan la opción del aborto, acompañando al bebé hasta el fin de su corta vida.
Para algunos historiadores, Isabel de Trastámara es el tótem absoluto de las virtudes patrias; para otros, una mera usurpadora que se sentó en un trono que no le pertenecía. Santa para unos; fanática para la gran mayoría. Hay quien la califica, para bien o para mal, de artífice de la «castellanización» de España, pero también de marioneta en manos de su esposo Fernando de Aragón, el príncipe renacentista que inspiró a Maquiavelo. Pese a ser la introductora absoluta de los saberes renacentistas en la península, se ha asegurado que su mentalidad permanecía prisionera del oscurantismo medieval. Algo de verdad hay en ello puesto que Isabel vivió a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna; justo el momento en que la visión teocrática del universo dejó paso al humanismo y los descubrimientos transoceánicos ensancharon los límites del mundo conocido. Pero, aun así, nadie puede negar su interés por las artes y las letras o su condición de mecenas por encima de su talante tardomedieval. Lo cierto es que la reina Católica es un personaje absolutamente poliédrico. Autoritaria y firme en sus convicciones, fue madre afectuosa y tierna; abierta a la incipiente cultura renacentista, su extremada religiosidad rozaba el fanatismo hasta el punto de bendecir la creación del Santo Oficio o de perseguir sin tregua a judíos y musulmanes. Fue una esposa amante que conoció como luego su hija Juana el tormento de los celos, pero que no dudó a la hora de reservarse el gobierno del reino que le era propio. Sensible pero implacable; culta y doméstica a un tiempo, nada en su vida fue como parecía que iba a ser.