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Resultados de la búsqueda para: Homero Aridjis
Porque los hombres ya no tienen muerte y tienen que seguir luchando desde el sitio en que caen hasta que la victoria no esté sino en tus manos aunque estén fatigadas y horadadas y muertas, porque otras manos rojas, cuando las vuestras caigan, sembrarán por el mundo los huesos de tus héroes para que tu semilla llene toda la tierra. «Desde los Veinte poemas hasta las tres Residencias, desde el Canto general hasta los poemas de Isla Negra, en sus cartas del Oriente y en sus memorias en prosa y verso, Neftalí Ricardo Reyes logró convertir en el personaje central de su obra al poeta inventado por él en 1920: Pablo Neruda.» HOMERO ARIDJIS
Para Aridjis, el poema es un edificio de visiones, y la luz diurna, a la que elogia y canta en este libro, la matriz en que se figura el mundo. Aquí está todo lo que merece ser visto, las cosas, aquellos a los que queremos y a los que quisimos, los sueños. Así, el poeta se detiene frente a nuestra cotidianidad para percibir lo extraordinario y, en la naturaleza que nos rodea, la presencia de lo sobrenatural y de lo cósmico; cargado de experiencias y en control de sus pasiones voltea hacia el mundo y lo encuentra luminoso.
La poesía de Aridjis (1940) está marcada por la sensualidad y el dominio de la expresión. De Perséfone, André Peyre de Mandeiargues ha escrito: "Éste es un nuevo Canto de Maldoror", de Mirándola dormir, dijo Octavio Paz: "En la poesía de Homero Aridjis hay una mirada, el pulso inconfundible de aquel que tiene necesidad de decir y que sabe que todo decir es imposible... ".
En estas páginas el autor se sitúa después del fin de milenio y, con un tono apocalíptico, profetiza los males que ocurrirán a una mítica ciudad Moctezuma, metáfora futura de la actual ciudad de México, escenario de frecuentes desastres ecológicos y capital del fin de la era del quinto sol. Por encima de las catástrofes y la dificultad de vivir en una urbe de tales magnitudes, los personajes deambulan con su propia carga de amor y desamor, como ocurre a Luis Antonio con su cuñada maría, gemela idéntica de Rosalba, la esposa fallecida de él. Yo Sánchez ejerce el teatro como técnica de luces y está ligada a la familia de los protagonistas. Se trata de una obra vertiginosa, cargada de ironía y humor negro, que lleva el cuestionamiento del ser humano en las megalópolis.