Este ensayo, centrado sobre la relación existente en el discurso patrimonial entre el concepto de lo auténtico y lo memorial, se despliega en una constelación de palabras que parecen tener la densidad de conceptos. Pero ni la belleza, ni la ciencia, ni tampoco la historia, la riqueza o el mito, pueden apartarnos del umbral del abismo al que nos arrastra la memoria.
Obra imprescindible en la bibliografía histórica y poética de la Guerra Civil compuesta por dos tomos: el primero, el facsímil de su primera edición, producida en plena contienda, y el segundo, una edición comentada de la obra.
¿Qué mujeres inspiraron sus encendidos versos de amor? ¿Por qué intentaron minar su carrera literaria Federico García Lorca, Luis Cernuda o Rafael Alberti? ¿Quién o quiénes fueron los responsables de que no saliera vivo de prisión?
" Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas " , confiesa Miguel Hernández en la dedicatoria de " Viento del pueblo " (1936-1937). Y así surgen los poemas de este libro con su nota dinámica, su tono épico y su febril entusiasmo. El poeta a lo largo de toda la obra canta los dolores y aspiraciones del pueblo en guerra con el que se identifica totalmente.
A mediados de la década de los setenta, cuando en España la democracia daba sus primeros pasos. Su lectura nos sumerge en un fuerte y fascinante contraste entre dos territorios muy dispares y las costumbres de sus gentes. Al protagonista, un joven que casualmente hace amistad con un grupo de chicas yugoslavas, le conceden una beca como lector de filología en Belgrado; allí conocerá un mundo muy diferente al que tenía en el Madrid y la Salamanca de 1978.
Quien encuentra un amigo encuentra un tesoro, reza el Eclesiastés. Vicente Aleixandre, nuestro último poeta Premio Nobel, amasó, con amor y sin esfuerzo, una riqueza sin igual a lo largo de sus 86 años de existencia. Aleixandre profesó una amistad fraternal y cómplice con el poeta oriolano, una amistad basada en la dignidad ética y literaria. Nada cuesta imaginar al sevillano vaticinando ante el novel poeta Miguel Hernández: «Yo adivino en ti al escritor que escribe saturado de futuro. Tuyo es el porvenir». Y así fue. Pero lo fue porque Aleixandre ? consejando honrada y discretamente a Josefina Manresa, viuda de Hernández, y previendo que Miguel era de esos escritores, primero, personas, y, después, poetas de la misma estirpe dehonestidad? logró que el poeta del pueblo no desapareciera en el olvido del largo túnel franquista y que su obra fuera creciendo en valor merced a sus pesquisas y desvelos por proteger, reconstruir, recopilar, ordenar y fijar la poesía del oriolano. Para el prestigio como poeta del que Miguel Hernández goza dichosamente hoy y para el estreno de la difusión internacional fue imprescindible una figura de talla tan hondamente humana como la de Vicente Aleixandre. La estrecha relación de hermanos, amigos y la de guía literario que supuso la magnífica poesía de Aleixandre para Miguel Hernández permitieron a ambos «estar en el secreto» de sus vidas. Las cartas de Aleixandre a Miguel Hernández y a Josefina Manresa nos proporcionan interesantísimas claves humanas para disfrutar de afectos tan íntimos como poco difundidos. Estamos ante un ejemplo de vida, ante una amistad más allá de la muerte y ante un epistolario que abarca cincuenta años (1935-1984) de nuestra más reciente historia.