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Resultados de la búsqueda para: Hernández Miguel
LA FIGURA DEL POETA MIGUEL HERNÁNDEZ, DURANTE EL PASADO AÑo 2010, HA SIDO contemplada desde diversas perspectivas, y variadas han sido también las propuestas biográficas que sobre el escritor oriolano han salido al mercado. El III CongresoInternacional
No es cosa fácil presentar y adscribir a una escena artística al escultor Mateo Hernández. Es el caso de un inicial cantero de Béjar (Salamanca), casi autodidacta, que se instaló en el ambiente vanguardista del París de la primera mitad del siglo XX, llevando como principal bagaje un aspecto tan importante del artesanado español como era la talla directa sobre los más duros materiales; una técnica difícil, sin intermediarios, que no admitía correcciones y que presentaba una gran pureza de concepción y ejecución, devolviendo al oficio la integridad de los antiguos escultores de las viejas civilizaciones y la Edad Media, por lo cual fue acogida con efusión entre las propuestas de renovación de la manida escultura de aquel inquieto ambiente artístico.
El libro reúne textos acerca de las transformaciones arquitectónicas y urbanísticas en cinco ciudades españolas (Barcelona, Bilbao, Madrid, Santiago de Compostela y Sevilla) entre 1986, fecha de entrada de España en la Comunidad Europea, y 2012. Incluye también otros textos genéricos y más introductorios sobre la transformación del territorio español en esos años, el marco económico de estas transformaciones, etc.
Texto universitario para preparar las asignaturas del mismo nombre que se imparte en diferentes Grados de la UNED.
La poesía de Miguel Hernández se ha ido agrandando a lo largo del tiempo porque los lectores la han hecho suya y han convertido al poeta de Orihuela en un clásico. Su estima no deja de crecer, ya que expresa los anhelos y universales más hondos. La antología preparada por el poeta y profesor José Luis Puerto hace posible ese encuentro del lector con una poesía fundamental, que conjuga muy bien lo cósmico, lo mítico, lo existencial y lo social, y que le dará claves reveladoras sobre su paso por el mundo.
Es importante en esta sociedad donde nos han quitado el alma, reconocer que la tenemos. Aún a riesgo de parecer ridículos. Me di cuenta con el tiempo de cómo, aunque luchemos contra ello, nos puede el miedo al destaparse, al enfrentarte a la opinión de las otras personas, a que te juzguen y saquen conclusiones diferentes a aquello que creemos que hemos logrado transmitir, a base de barreras, caretas, grandes dotes de teatro, y un alto grado de ingenuidad que no nos deja ver la realidad de nosotras en la otras. A menudo, las gentes que mantenemos resistencias y luchas, nos quejamos de que la gente no se abre, no da pasos hacia el frente, no se muestra y se nos esconde tras el miedo de los dedos que señalan y las lenguas que murmuran. Nosotras, las personas valientes, las vanguardias que en nuestro subconsciente y en algún consciente manifiesto también, creemos seguir siendo, esperamos que se desnuden ante nuestras buenas voluntades, mientras nosotras bien vestiditas nos creemos a salvo y con respuesta. ¡Lástima! Se perdieron los caminos comunes, la sociedad de los sentimientos y las esperanzas. Ganó la industrialización del ser humano
A riesgo de más de una discusión, siempre bien esperada, me atrevo a asegurar que nada será construido sino ponemos la vida con mayúsculas, la del pan que ya no es nuestro sino compartido de cada día en el sueño del cambio. En el esfuerzo de poner en práctica la teoría del futuro en la rutina de los miedos de hoy. Por supuesto nosotras las primeras. Las personas que me rodean, la familia con la que nací, y la política, me enseñaron a fuerza de lealtades eternas, de paciencia, de no dejarme tener la razón, y dármela a veces cuando no la tenía, con caricias y golpes, con la vida en los ojos y el odio en quien la quita, con la libertad en las manos, en la boca y en los sueños que se labran con el alma en la garganta, que no hay otro camino que abrir el corazón a pecho abierto y dejar que entren para sentirme vivo. Ésta agrupación de textos, de fisquitos del alma que me saqué en noches de insomnio en estos últimos quince años de vida intensa , no pretende hacer literatura, sino responder a la necesidad en primera persona, de romper con todo aquello que quisieron que fuera y ser un poco de lo que egoístamente pido en otras. Ser capaces de ser por fuera lo que ardemos por dentro. Rozar lo ridículo para que otras no tengan miedo a serlo con nosotras, y poco a poco lograr esa sociedad que late en nuestras ansias y hoy creemos utopías.