Eustache Bouteroue, un joven formal y con poca destreza para el arte de la lid, se ve forzado a batirse en duelo por su amada. Con la ayuda de un titiritero y sus hechizos, consigue superar el embate, pero la mano ha adquirido vida propia y Eustache se verá envuelto en una espiral sin fin de accidentes y desgracias. Humor, miedo y crítica social aproximan este relato de Nerval a la novela gótica, tan en boga a finales del siglo XVIII y principios del XIX. La mano encantada muestra la afición e interés de su autor por la magia, el ocultismo, la cábala, el esoterismo, el simbolismo y la alquimia. No es únicamente un relato fantástico, sino que ofrece un segundo nivel de lectura donde el lector hallará múltiples referencias a los temas citados y a todo el elenco de personajes por los que Nerval mostraba especial debilidad: magos, titiriteros, bufones y comediantes.
?Sylvie?, joya de la literatura moderna y la mejor narración de Gérard de Nerval, ha llegado a convertirse con el paso del tiempo en un referente inexcusable de la narrativa europea. La relación entre memoria y escritura, la circularidad del tiempo poético o los azares de la percepción son algunos de los rasgos que hacen de esta historia, en palabras de Umberto Eco, «uno de los libros más bellos jamás escritos.» «La lectura de Sylvie me dejó trastornado. Más tarde supe que a Proust le había sucedido lo mismo.» Umberto Eco, ?Sobre literatura? Gérard de Nerval (1808-1855), sin duda uno de los más célebres escritores franceses de la época romántica, dejó una obra relativamente breve, de la que destacan los poemas simbolistas ?Les Chimères?, el relato ?Aurélia? y las narraciones ?Les filles du feu? (1854), entre las cuales figura la que hoy presentamos.
En su elogio a Viaje a Oriente, Teófilo Gauitier ya subrayó el talento de Nerval para evitar el entusiasmo banal y las descripciones llenas de oro y plata de los turistas vulgares. De hecho, la larga permanencia en El Cairo es esto: una tentativa de fundirse con la multitud, una mirada al interior de la vida árabe. En la segunda parte de El Cairo, acompañamos al autor en su visita al harén, en el descubrimiento de las pirámides y en la cuarentena en una isla antes de que llegase Beirut.
Traducción, prólogo y notas de Tomás Segovia. Por primera vez se presenta su obra literaria completa en espléndida traducción del poeta Tomás Segovia. La poesía completa: Las quimeras, Otras quimeras, Pequeñas odas y Poesías diversas. Y la prosa: Las hijas del fuego, Pandora, Aurélia, Cuentos y chanzas, Los iluminados y Dos cuentos orientales.
La obra cumbre de la novela corta. Sylvie, es una sensible historia del romanticismo francés. Con insólita sencillez, Gérard de Nerval narra el fracaso del deseo del protagonista de Sylvie de recobrar el primer amor vivido en el bucólico paraje donde pasó su infancia. A través de la búsqueda del ideal por parte de este joven parisino atacado por el spleen del romanticismo y la sed de belleza absoluta, las páginas de Sylvie -considerada como la más relevante novela corta de su autor- ratifican la insalvable distancia existente entre el mundo de los sueños y la realidad.
En su elogio a Viaje a Oriente, Teófilo Gautier ya subrayó el talento de Nerval para evitar el entusiasmo banal y las descripciones llenas de oro y plata de los turistas vulgares. De hecho, la larga permanencia en El Cairo es esto: una tentativa de fundirse en la multitud, una mirada al interior de la vida árabe. Nada más llegar, huye del Hotel Inglés y se hunde en el corazón de la vida local. Alquila una casa en el barrio copto, compra muebles, se pone unos pantalones anchos, una chaqueta bordada y un tarbouch.
Aunque Sylvie fuera escrita un poco antes que Las hijas del fuego y Aurélia, podemos considerar que, por su extensión y puntos de confluencia, todas se concibieron con carácter unitario y cada una de ellas con un nombre distinto de mujer; de ahí que las hayamos reunido en este volumen. Para Béatrice Didier, tal vez Aurélia, la última gran obra del autor, fuera al principio ideada como una más de Las hijas del fuego, pero si bien, a diferencia de las otras, aquélla revive su estado de locura, que desemboca en la redención a través de la expresión literaria, especie de vínculo entre el Cielo y el Infierno, no deja por ello de convertirse en paradigma de todas las mujeres amadas, y en ella confluyen, según la Didier, los tres tópicos nervalianos: el viaje, el libro y la escritura, comunes a todas ellas y donde se juega el drama de lo uno y lo múltiple. Nerval escribió estas obras en el transcurso de su locura, cuando ya todo el mundo le creía perdido como creador. Sin embargo, Proust lo considerará, por ellas y por Las Quimeras, el genio más grande del siglo XIX francés.
INICIADO, Vestal, Hijo del Fuego. Así gustaba llamarse Gérard de Nerval (París, 1808-1855), el poeta más puro y moderno del Romanticismo francés, precursor del Simbolismo junto con Baudelaire y el antecesor más profundo del Surrealismo, siempre adelantado a Breton. Se reúnen aquí sus mejores versos: los insólitos e intangibles sonetos de Las Quimeras, fruto de su fecunda locura, sin precedentes en la literatura francesa, y una precisa selección del resto de sus poemas; desde el primero, que compusiera con apenas trece años, hasta el último, su Epitafio, escrito poco tiempo antes de aparecer ahorcado en una sórdida