He aquí un mundo que pertenecería al futuro si no se construyera con los temibles materiales del presente, con pesadillas sin tiempo, inagotables. La ciudad está rendida al imperio de una droga que se consumirá durante la «fiesta del milenio». La vida es un territorio donde las pastillas de mamut abren puertas que cierran caminos y hasta los éxitos fracasan poco a poco. Todos persiguen sueños en ruinas: esas búsquedas dan forma a un relato ubicado en la mejor tradición de la intriga americana y alumbran la atmósfera más angustiosa e hipnótica hoy sometida a la avidez de los lectores.
Renfo, el hijo apócrifo del gran Ronaldo, el mítico escritor latinoamericano, deambula por Madrid en busca del manuscrito perdido de su padre. Acompañado de Curto, un amigo ex convicto, y Vips, un parado de larga duración, recorre la ciudad durante un verano tórrido animado por niñas pijas, coches robados, fiestas lacias y humoristas psicópatas, camareros cutres y bares que nunca cierran. Selfie algo irónico y alucinado, Cómo dejar de escribir deja sonar la cara B del mundo literario con la distancia de quien no perteneció a él. Una novela sobre el Madrid más anónimo, sobre gente que no sabe lo que quiere. Sobre cómo dejar de hacer nada y empezar a hacerlo todo; cómo dejar de escribir e ir a la guerra. Una novela secamente alucinada, de ambientes enrarecidos y humor difuso, perplejo, escrita con el estilo agudo, compacto y sugerente que es marca de la casa de una de las voces más felizmente excéntricas de la literatura de hoy.
Madrid. Un Madrid nocturno en cuyo cielo de tanto en tanto se ve pasar alguna estrella fugaz. Un Madrid de extrarradio, de timbas, bingos, gasolineras de la M30, Casa de Campo y bares perdidos en la nada. Un Madrid crudamente real en el que de pronto puede suceder lo inesperado, e incluso lo mágico. Ese es el espacio que transitan los personajes de esta novela de perdedores en busca de una oportunidad. Sus nombres son Nikki y Sánchez. En el pasado compartieron vida, después sus destinos se separaron. Ella ha estado trapicheando con tabaco en La Línea y ahora ha vuelto a Madrid y se ha metido en el mundillo de las apuestas y las carreras de galgos. Él, con fama de gafe y dado a desaparecer, debe dinero y acepta ayudar a Nikki cuando ella lo llama. La propuesta de Nikki a Sánchez: que la ayude a entregar un galgo de nombre Cromwell a una italiana que se dedica al negocio de las carreras. Y durante una interminable madrugada la pareja transitará por un Madrid espectral en busca de ese galgo y se topará con un montón de extraños personajes, como la artista serbia que acaba de celebrar en pleno bosque una performance consistente en comer carne cruda de ciervo durante veinticuatro horas... Segunda entrega de la Trilogía instantánea de Madrid tras la notabilísima Cómo dejar de escribir, Esther García Llovet se confirma aquí como extraordinaria retratista de un Madrid que no sale en las guías turísticas, de la ciudad marginal de altas horas de la madrugada, poblada por personajes escurridizos e inquietantes.