«Señor Valdemar... ¿puede explicarnos lo que siente y lo que desea? Instantáneamente reaparecieron los círculos hécticos en las mejillas; la lengua tembló, o, mejor dicho, rodó violentamente en la boca (aunque las mandíbulas y los labios siguieron rígidos como antes), y entonces resonó aquella horrenda voz que he tratado ya de describir: ¡Por amor de Dios... pronto... pronto... hágame dormir... o despiérteme... pronto... despiérteme! ¡Le digo que estoy muerto!». La verdad sobre el caso del señor Valdemar Hacia 1917, el eximio artista irlandés Harry Clarke emprendió uno de los trabajos que determinaría su fama: la ilustración de Tales of Mystery and Imagination, una antología de los más altos relatos de Poe preparada por la editorial Harrap. La edición, publicada en Londres en 1919, fue reconocida inmediatamente como una de las joyas bibliográficas de la época. Desde entonces, las estampas de Clarke siguen ejerciendo un extraño magnetismo, fruto de una exquisita ejecución que hizo honor a las sublimes historias que la inspiraron. Libros del Zorro Rojo recupera esta obra mítica, con traducción de Julio Cortázar y un notable prefacio de su autoría.
El silencio y otros poemas reúne, en edición bilingüe, veintiocho de los mejores poemas de Edgar Allan Poe. Seleccionados y traducidos por Antonio Rivero Taravillo e ilustrados por Kike de la Rubia y Nerea Pérez, son una excelente puerta de entrada a su obra. Como señala Luis Antonio de Villena: «Poe sigue siendo para la mayoría el padre del terror contemporáneo, con sus cuentos extraordinarios y fantásticos, de modo que el gran prosista ?autor de ensayos y de una novela, Aventuras de Arthur Gordon Pym? habitualmente se ha superpuesto al poeta. Sin embargo, Poe publicó cuatro libros de poemas en vida y nunca dejó de considerarse, esencialmente, poeta. Tamerlán y otros poemas, de 1827, era su primer libro. Pero su libro de veras significativo fue El Cuervo y otros poemas, editado en 1845. Es este Poe, el del último libro de versos y algún poema suelto publicado en revistas al fin de su terrible y sombría vida, el que se constituyó en ese faro del Simbolismo, representado en el cuervo que dice ?Never more? ?Nunca más? posado en el busto de Palas Atenea. El Poe del célebre soneto de Mallarmé ?Le Tombeau d?Edgar Poe?: ?Como en sí mismo, al fin, la eternidad le vuelve». comprar en papel, 18 ?
Hi ha un tipus de lector actual, el lector de ficcions policíaques. Aquest lector ha estat -aquest lector es troba a tots els països del món i es compta per milions- engendrat per Edgar Allan Poe. JORGE LUIS BORGES Vet aquí, estimats lectors, un novel·lista americà de gran prestigi. Molts coneixen sens dubte el seu nom, pocs les seves obres. Permeteu-me doncs dexplicar-vos una i altra cosa. ocupen sens dubte un lloc important dins la història de la imaginació, car Poe ha estat creat un gènere a part, que no té cap altre precedent que ell mateix. Hom pot considerar-lo cap de lescola de lestrany. Ha anat més enllà dels límits de limpossible, tindrà imitadors. Aquests intentaran anar més lluny, exagerant el seu estil, i alguns creuran superar-lo sense, però, poder-lo igualar. JULES VERNE
Punto de encuentro con los Clásicos te ofrece una selección de las obras clásicas que más te interesan, ligeramente adaptadas y con algunas aclaraciones para hacértelas más cercanas. Te propone, por ello, una nueva visión de los Clásicos, enriquecida con la información que de cada título encontrarás en www.puntodeencuentroconlosclasicos.com, dinámica y actualizada, que vuelve a la época de cada obra para conocer las circunstancias que rodearon su autoría, pero con un reflejo moderno y sorprendente del siglo XXI a través del arte, del cine o de internet. En esta ocasión te presentamos los textos de Edgar Allan Poe, El escarabajo de oro, Los crímenes de la calle Morgue y El gato negro, seguros en nuestra afirmación de que si solo contáramos con estas tres muestras, Poe ya habría pasado a la historia de la literatura como un genio indiscutible de la intriga detectivesca, del relato de miedo y de la indagación psicológica.
En 1847, poco antes de su muerte, un nervioso Edgar Allan Poe se presentó al editor neoyorquino Putnam portando un fajo de cuartillas, su última obra, la que le procuraría, pensaba el deteriorado poeta, fama universal: Eureka, un poema en prosa. Aseguró al asombrado editor que la obra revolucionaría el campo de la astronomía -de la que Poe era un estudioso aficionado-, llegando a afectar a las creencias de todas las personas sobre el destino del Universo. Recomendaba una tirada inicial de cincuenta mil ejemplares. La prudencia del editor redujo la cifra a quinientos, y la obra tuvo escasa difusión, aunque llegó a despertar la curiosidad de algún científico de la época. Pero el resplandor del rostro de Poe ante el editor no lo provoca sólo su reciente recaída en el alcohol y el láudano, es la convicción del artista que, en el colmo de la inspiración, cree haber descubierto la verdad absoluta como una revelación: la explicación sencilla y última de todos los fenómenos del Universo. El grial que la ciencia experimental lleva buscando afanosamente desde hace siglos hallado por un poeta, aficionado a la astronomía, gracias a un relámpago de genio.
Poe deja este relato inconcluso como símbolo de la liberación del hombre frente a su destino y frente a sí mismo; el protagonista siente que desemboca en un misterio ante el que calla por impotencia. En esta imagen, la obra literaria encuentra la explicación a esa atracción que el mar ha ejercido siempre sobre el hombre.