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Resultados de la búsqueda para: Dumas Alejandro
Desde un pequeño territorio italiano, la historia de los Médicis y de su ciudad, Florencia, transcurre paralela a la de las casas reinantes europeas que dominaron la escena política en los siglos XV al XVIII. Con Juan de Médicis, nacido en 1360, se configura un linaje de personajes excepcionales, del que destacan Cosme, llamado el Padre de la patria, Lorenzo el Magnífico y el gran duque Cosme I. Al ambicioso camino -marcado por conjuras, como la célebre de los Pazzi, asesinatos y estratégicas alianzas- hacia la consecución y consolidación de su poder, se suma en los Médicis una faceta diferencial, que les confiere un valor único: su amor y dedicación a las artes, las letras y las ciencias, que se transmite, como si de una herencia genética se tratara, de generación en generación. Proteger y fomentar la cultura fue para ellos una misión primordial y a la vez placentera, que por una rara conjunción halló una genial respuesta en los hombres de talento de la época. Alrededor de los Médicis brillaron, entre otros muchos, Bramante, Brunelleschi, Donatello, Masaccio, Mantegna, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Maquiavelo, Pico della Mirandola, Cellini y Galileo. Nunca, en ningún otro país, se concentró en un reducido espacio y en un tiempo limitado tanta excelencia en el campo del saber. Alejandro Dumas (Alexandre Dumas) nació el 24 de julio de 1802 en Villers-Cotterets (Francia). Su padre era el general del ejército francés Thomas-Alexandre Dumas-Davy de la Pailleterie y su madre se llamaba Marie-Louise Labouret. Su abuelo era el marqués Antoine-Alexandre Davy de La Pailleterie, residente en Santo Domingo (República Dominicana), que había tenido a su padre con la esclava negra Louise-Césette Dumas. El 5 de diciembre de 1870 falleció arruinado en Puys. Tenia 68 años. Está enterrado en el Panteón de París. Sus novelas más populares, que mezclan el romanticismo, la historia y la aventura, son Los Tres Mosqueteros (1844), El Conde De Montecristo (1844), El Collar De La Reina (1849) y El Tulipán Negro (1850), títulos que le otorgaron fama universal. También es destacable, dentro de una prolífica producción, la Trilogía Valois, compuesta por las
Córdoba es un extracto del libro De París a Cádiz, que se inscribe dentro del interés que despierta nuestro país entre los literatos y artistas románticos, que ven España como un lugar exótico e insólito. Alejandro Dumas padre visitó España entre octubre y noviembre de 1846 (dos años después de la publicación de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo) como cronista de las bodas reales entre Isabel II y su primo Francisco de Asís, y el duque de Montpensier y la infanta Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II. Le acompañan su hijo, su secretario, el poeta Auguste Maquet, los pintores Adolphe Desbarolles y Eugène Giraud y Eau Benjoin, su criado etíope. Como resultado de este viaje surgieron tres libros: De París a Cádiz, escrito por Dumas, Dos artistas en España, firmado por Desbarolles y Giraud, y un tercero posterior sobre cocina española. Esta no es una novela de viajes al uso; allá donde no llega la realidad, Dumas da rienda suelta a su imaginación. Y esta es la que prevalece en el camino de Granada a Córdoba o en la descripción que hace de la antigua ciudad musulmana. Aún así, las descripciones del paisaje y de la inmensidad de la mezquita son de una gran belleza. Este es un libro desenfadado y alegre, lleno de pequeñas aventuras, donde cobra especial relevancia el aspecto humano y las gentes de Córdoba.
Donde las dan las toman. Si en El Conde de Montecristo Edmundo Dantés lleva a cabo su venganza contra aquellos que arruinaron su vida, rompieron su historia de amor y lo condenaron a sufrir presidio en el famoso penal de la isla de If, ahora, en esta soberbia continuación de la más famosa obra de Dumas, será Benedetto, hijo de una de las víctimas a quién la venganza de Edmundo llevó a la muerte, el que ahora profana la tumba de su padre, le corta al cadáver una mano la mano del muerto- y jura tomar venganza sobre el conde de Montecristo. A partir de este momento la novela, como un folletín vertiginoso, nos ira contando cómo el vengador va dando los pasos oportunos para cumplir su venganza. En el camino van reapareciendo los principales personajes de la historia y cruzándose historias de amor, fraudes, chanchullos económicos, odios y rencores.