Lorenzo, a quien ya conocimos gracias a Diario de un cazador reemprende su diario tras haberse casado con la Anita. Ahora, un tíos de ella, residentes en Santiago de Chile, los animan a probar fortuna en América, ofreciéndoles hogar y trabajo. A través de Ias cómicas anotaciones de Lorenzo, Miguel Delibes nos descritos con desenfadada llaneza y una buena dosis de malicia los cotidianos incidentes de la pareja, llena de sueños e ilusiones, alternan el relato de sus peripecias en Chile con un fino y sagaz análisis psicológico de sus sentimientos de recién casados, de sus piqui y enfados, celos y reconciliaciones así como de su gradual dese gaño ante la imposibilidad de hacer fortuna. Diario de un emigran consagra, si aún quedaban dudas, a Lorenzo como uno de los personajes más compactos y queribles de nuestra literatura conter poránea.
En esta auto selección de sus mejores textos sobre Castilla y sus gentes, Delibes alterna el comentario reflexivo, serio, preciso, y crítico de la realidad que lo rodea con textos narrativos que la representan y resucitan en su continuo, vivo y cotidiano fluir. Con una sabia graduación de humor e ironía, de compasión y sentido moral, ofrece una visión aguda, profunda y exacta de Castilla y su modo histórico de existir. Un apasionante retrato de la región más incomprendida de España en el que se entrelaza la elegía melancólica de un pasado hecho a escala del hombre; la censura objetiva, tajante y resignada del presente consumido por la insaciable voracidad de la máquina, y la estadística, y el ensueño, levemente optimista, de una esperanza de redención.
Este volumen de la obra completa reúne varias novelas fundamentales: los llamados Diarios de Lorenzo, es decir, Diario de un cazador, Diario de un emigrante y Diario de un jubilado; La hoja roja, Las ratas y cinco novelas cortas: El loco, Los raíles, La mortaja, Los nogales y La barbería. Cuenta, además, con un prólogo de Gonzalo Sobejano.
Un viejo solterón castellano y periodista jubilado establece una corresponencia progresivamente amorosa con una viuda andaluza a través de una revista sentimental. Esta novela nos habla, con sutil ironía, del amor, la esperanza o el cotidiano quehacer para convertirnos en destinatarios de las confesiones de ese peculiar sexagenario y en cómplices privilegiados del sorprendente desenlace de su historia.VOLVERAS A REGION
Tras obtener en 1947 el Premio Nadal con La sombra del ciprés es alargada, Miguel Delibes consolidó su prestigio al publicar Aún es de día, una sombría historia realista que se revela, al mismo tiempo, como una hermosa y esperanzadora fábula. Su protagonista, Sebastián Ferrón, vive con su madre y con su hermana menor en una casa destartalada y ría de un barrio de la ciudad. Dependiente de ultramarinos, sueña con llegar a trabajar en unos grandes almacenes. Con su prosa limpia y escrutadora que alterna la descripción de ambientes enrarecidos con sutiles pinceladas del mejor humor, Miguel Delibes nos presenta una galería de personajes desengañados y brutales que viven entre la miseria, el alborozo y la sordidez. Frente a todos, Sebastián deja de ser el hombre feo y acomplejado para, remontándose sobre la opacidad de la tristeza, llegar, aún de día, a la luz
De niño no se comprende el lejano mundo de los adultos y una vez se ha crecido se olvida por completo qué significaba la vida vista desde los parámetros de la infancia. Sólo un gran escritor puede lograr la imposible tarea de meternos de nuevo en la piel de un niño y mostrarnos el mundo a través de sus ojos curiosos e inocentes. «Reunir en un volumen aquellos relatos míos, bien sean cuentos o capítulos de novela, en los que los niños juegan un papel importante papel ha sido para mí una tarea más bien placentera. Que ¿por qué? Sencillamente porque, como he dicho en otras ocasiones, el niño es un ser que encierra todo el candor y la gracia del mundo y tiene abiertas ante sí todas las puertas, esto es, está a tiempo de serlo todo en la vida.» Miguel Delibes, del prólogo
Delibes demuestra su extraordinaria capacidad para extraer el cotidiano devenir a través de Don Eloy, un jubilado al que le ha llegado el momento de contar con avaricia las hojas que le restan en el librillo de la vida.
Diario de un jubilado nos devuelve a Lorenzo que habla como hablaba, incorporando usos léxicos y giros sintácticos que se le han pegado, como se le ha pegado el consumismo y la ingravidez del fin de siglo que vive ya en su jubilación.
Con sensibilidad y elegancia, Carmen Laforet nos ilumina acerca de una de las grandes incógnitas de la literatura española de posguerra, su mutismo literario y su necesidad de intimidad, que cristaliza en un distanciamiento paulatino de la vida pública y social. Reflexiones sobre su obra, su orbe sentimental, su familia o la religión, nos muestran la idiosincrasia ignota de esta grandísima autora. Por su parte, Ramón J. Sender desmitifica la vida del exilio y nos desvela, sin tapujos y con agudeza, sus sentimientos hacia su país natal: Desde Franco hasta el estalinismo pasando por sus protagonistas literarios, como Alberti o Camilo José Cela.